¿Cómo se celebra la muerte en distintas religiones?

Publicado el 6 junio, 2025 por Rodrigo Ricardo

La muerte es un fenómeno universal que todas las culturas y religiones abordan desde perspectivas únicas. Cada tradición religiosa posee ritos, ceremonias y creencias específicas que guían a los fieles en el proceso de despedida, duelo y trascendencia del ser querido. En este artículo, exploraremos cómo distintas religiones—como el cristianismo, el islam, el hinduismo, el budismo y las tradiciones indígenas—conmemoran la muerte, destacando sus prácticas funerarias, simbolismos y enfoques filosóficos.


1. El Cristianismo: La Esperanza en la Resurrección

El cristianismo, una de las religiones más extendidas en el mundo, concibe la muerte no como un final, sino como un paso hacia la vida eterna. Esta creencia se fundamenta en la resurrección de Jesucristo, evento central que marca la promesa de vida después de la muerte para los creyentes. Las prácticas funerarias varían entre las denominaciones cristianas—católicos, protestantes y ortodoxos—pero comparten elementos comunes.

En el catolicismo, el ritual fúnebre inicia con el velatorio, donde el cuerpo es velado por familiares y amigos en un ambiente de oración. La misa de exequias es un componente esencial, en la que se ofrecen plegarias por el alma del difunto, pidiendo su entrada al paraíso. La inhumación o cremación (esta última aceptada desde 1963) se realiza con bendiciones sacerdotales. Los protestantes, por su parte, suelen tener ceremonias más sencillas, centradas en la lectura bíblica y la seguridad de la salvación por la fe.

La Iglesia Ortodoxa, en cambio, mantiene ritos más elaborados, como la “panikhida” (servicio de oración por los difuntos) y la costumbre de no cremar los cuerpos, pues consideran que el cuerpo debe permanecer intacto para la resurrección. En todas las ramas, el consuelo se encuentra en la creencia de que la muerte es un tránsito hacia la presencia divina.


2. El Islam: Sumisión a la Voluntad de Alá

En el islam, la muerte es vista como un destino predeterminado por Alá (Dios), y los ritos funerarios siguen estrictas normas coránicas para asegurar el paso del alma al más allá. El proceso comienza con el “ghusl”, un lavado ritual del cuerpo realizado por familiares del mismo sexo, seguido de su envoltura en un sudario blanco (kafan), simbolizando pureza e igualdad ante Dios.

El entierro debe realizarse lo antes posible, preferiblemente dentro de las 24 horas posteriores al fallecimiento. La oración fúnebre (Salat al-Janazah) es colectiva y no se realiza dentro de la mezquita, sino en un espacio abierto o cementerio. El cuerpo es enterrado sin ataúd, colocado de lado con el rostro hacia la Meca, reflejando la creencia en el Día del Juicio Final, cuando los muertos resucitarán.

El luto en el islam tiene particularidades según el género: las mujeres deben guardar “iddah” (espera) de cuatro meses y diez días antes de volver a casarse, mientras que los hombres no tienen restricciones similares. El sufrimiento por la pérdida es natural, pero se enfatiza la aceptación de la voluntad divina, evitando manifestaciones excesivas de dolor que puedan interpretarse como rebeldía contra el destino.


3. El Hinduismo: La Reencarnación y los Rituales de Purificación

Para el hinduismo, la muerte es parte del ciclo de reencarnación (samsara), determinado por el karma (acciones acumuladas). El objetivo último es alcanzar el “moksha”, la liberación del ciclo de renacimientos. Los ritos funerarios, conocidos como “antyeshti”, son complejos y varían según la región, pero siguen principios comunes establecidos en los Vedas.

El cuerpo es incinerado, pues el fuego (agni) es considerado un purificador que libera el alma. La ceremonia es dirigida por un sacerdote brahmán, quien recita mantras para guiar al difunto. El hijo mayor tradicionalmente enciende la pira funeraria, y las cenizas son esparcidas en un río sagrado, preferiblemente el Ganges. Durante trece días, la familia realiza el “shraddha”, ofrendas de comida y rezos para ayudar al alma en su viaje.

La creencia en la reencarnación influye en la percepción del duelo: aunque hay tristeza, se asume que el alma continuará su evolución. El luto incluye abstinencia de celebraciones y el uso de ropa blanca, color asociado con la pureza espiritual.


4. El Budismo: La Impermanencia y el Camino hacia el Nirvana

El budismo enseña que la muerte es una transición en el ciclo de renacimientos, gobernado por el karma. A diferencia del hinduismo, el objetivo no es adorar a una deidad, sino alcanzar el nirvana—la liberación del sufrimiento. Las prácticas funerarias varían según las tradiciones (Theravada, Mahayana, Vajrayana), pero comparten énfasis en la meditación y la conciencia de la impermanencia.

En el budismo tibetano, se lee el “Bardo Thodol” (Libro de los Muertos) al moribundo para guiar su alma en el estado intermedio (bardo) entre la muerte y el renacimiento. El cuerpo es dejado en reposo por tres días antes de la cremación o entierro, tiempo en el que los monjes recitan mantras. En el budismo zen, las ceremonias son más austeras, centradas en la meditación y la reflexión sobre la fugacidad de la vida.

El duelo se aborda con serenidad, pues la muerte es parte natural de la existencia. Las ofrendas de incienso, flores y oraciones en los altares domésticos honran a los difuntos, pero sin aferrarse emocionalmente, en línea con la filosofía del desapego.


5. Tradiciones Indígenas y Animistas: Conexión con los Ancestros

Muchas culturas indígenas ven la muerte como una continuidad de la existencia en otro plano, donde los ancestros se convierten en guías espirituales. En México, el Día de los Muertos mezcla rituales prehispánicos con el catolicismo, creando ofrendas (altares) con comida, flores de cempasúchil y fotografías para recibir a las almas.

En África, tribus como los yorubas realizan ceremonias con tambores, danzas y libaciones para honrar a los difuntos, creyendo que su energía permanece en la comunidad. Los aborígenes australianos practican “sorry business”, un luto que incluye pinturas corporales y cantos para despedir al espíritu en su viaje al “Tiempo del Sueño”.


Conclusión: La Muerte como Reflexión Cultural y Espiritual

Las distintas religiones demuestran que la muerte no es meramente un fin biológico, sino un fenómeno cargado de simbolismo, rituales y esperanza. Desde la resurrección cristiana hasta la reencarnación hindú, cada tradición ofrece consuelo y significado ante lo inevitable. Estudiar estas prácticas nos permite comprender la diversidad espiritual humana y la universalidad de la búsqueda de trascendencia.

Al enfrentar la pérdida, estos ritos funerarios no solo honran al difunto, sino que fortalecen a los vivos, recordándoles que la muerte es, en todas sus formas, un misterio sagrado.

Articulos relacionados