¿Cuál es la visión Macrosociológica del Conflicto Social?

Publicado el 4 junio, 2025 por Rodrigo Ricardo

El conflicto social es un fenómeno inherente a las sociedades humanas, y su estudio desde una perspectiva macrosociológica permite comprender sus causas, dinámicas y consecuencias a gran escala. A diferencia de los enfoques microsociológicos, que se centran en interacciones individuales o grupales, la visión macrosociológica analiza las estructuras sociales, las instituciones y los sistemas económicos y políticos que generan y perpetúan el conflicto. Este artículo explora las principales teorías macrosociológicas del conflicto, sus exponentes más relevantes y cómo estas perspectivas ayudan a entender fenómenos como la desigualdad, el poder y el cambio social.

Desde la perspectiva de Karl Marx hasta las teorías contemporáneas de autores como Ralf Dahrendorf y Charles Tilly, el conflicto se concibe como un motor de transformación social. Además, se examinarán casos históricos y actuales donde el conflicto ha sido determinante en la configuración de sociedades. Este análisis no solo es relevante para académicos y estudiantes de sociología, sino también para quienes buscan entender las raíces de problemas como las protestas masivas, las guerras civiles y las crisis económicas.


Teorías Macrosociológicas del Conflicto Social

1. El Enfoque Marxista: Conflicto de Clases y Materialismo Histórico

La teoría marxista es una de las más influyentes en el estudio macrosociológico del conflicto. Karl Marx y Friedrich Engels argumentaban que la sociedad está dividida en clases antagónicas: la burguesía (dueña de los medios de producción) y el proletariado (trabajadores asalariados). Según esta visión, el conflicto social surge de la explotación económica y la lucha por el control de los recursos. El materialismo histórico postula que las transformaciones sociales—como el paso del feudalismo al capitalismo—son resultado de estos enfrentamientos de clase.

Un ejemplo claro es la Revolución Industrial, donde las pésimas condiciones laborales generaron movimientos obreros que exigían derechos laborales. Marx predijo que el capitalismo, al generar desigualdades insostenibles, llevaría a una revolución proletaria que instauraría una sociedad sin clases. Aunque esta predicción no se ha cumplido en su totalidad, el marxismo sigue siendo relevante para analizar fenómenos como la precarización laboral y la concentración de riqueza en el siglo XXI.

Además, teóricos contemporáneos como David Harvey y Immanuel Wallerstein han expandido el análisis marxista al estudiar el conflicto en el contexto de la globalización. Harvey, por ejemplo, habla de “acumulación por desposesión”, donde el capitalismo se expande mediante la privatización de bienes públicos y la explotación de territorios periféricos. Wallerstein, por su parte, desarrolló la teoría del sistema-mundo, que explica cómo los países centrales dominan a los periféricos mediante relaciones económicas desiguales.


2. La Perspectiva de Ralf Dahrendorf: Conflicto y Poder en las Sociedades Modernas

A diferencia de Marx, Ralf Dahrendorf argumenta que el conflicto no solo surge de las relaciones económicas, sino también de las estructuras de poder en las organizaciones sociales. En su obra Class and Class Conflict in Industrial Society (1959), sostiene que las sociedades están compuestas por grupos con intereses antagónicos, donde quienes detentan autoridad buscan mantener el statu quo, mientras que los subordinados luchan por cambiarlo.

Dahrendorf rechaza la idea de que el conflicto siempre lleve a una revolución; en su lugar, plantea que puede ser institucionalizado a través de mecanismos como sindicatos y negociaciones políticas. Un ejemplo es el Estado de bienestar europeo, donde las demandas obreras fueron canalizadas mediante reformas legales en lugar de confrontaciones violentas. Esta visión es útil para entender cómo las democracias modernas gestionan el conflicto mediante consensos y regulaciones.

Sin embargo, Dahrendorf también advierte que cuando las instituciones no logran mediar en los conflictos, estos pueden escalar en crisis políticas o incluso en violencia. Casos como el Brexit o el auge de movimientos populistas en Europa ilustran cómo las tensiones sociales no resueltas pueden desestabilizar sistemas políticos enteros.


3. Charles Tilly y el Conflicto como Política Contenciosa

Charles Tilly, otro teórico clave, analiza el conflicto desde la perspectiva de la acción colectiva. En su libro From Mobilization to Revolution (1978), sostiene que los conflictos no son espontáneos, sino el resultado de procesos organizativos donde grupos movilizan recursos para desafiar a las élites. Tilly introduce conceptos como “repertorios de confrontación” (marchas, huelgas, protestas) que los actores sociales usan para ejercer presión.

Un caso emblemático es el movimiento por los derechos civiles en EE.UU., donde la estrategia de protestas no violentas logró cambios legislativos. Tilly también estudió cómo los Estados pueden reprimir o cooptar movimientos sociales, lo que explica por qué algunos conflictos derivan en reformas y otros en represión violenta.

En América Latina, las protestas contra el neoliberalismo en los años 90—como el Caracazo en Venezuela—muestran cómo la exclusión económica puede desencadenar estallidos sociales. Hoy, fenómenos como el estallido social en Chile (2019) reflejan que el conflicto sigue siendo un mecanismo de demanda frente a desigualdades estructurales.


Conclusión: El Conflicto como Dinámica Social Inevitable

La visión macrosociológica demuestra que el conflicto no es un fenómeno patológico, sino una fuerza que moldea las sociedades. Desde las luchas de clases hasta las movilizaciones contemporáneas, el conflicto impulsa cambios políticos, económicos y culturales. Comprenderlo desde teorías como el marxismo, el enfoque de Dahrendorf o la política contenciosa de Tilly permite analizar críticamente realidades como la desigualdad global, las crisis migratorias y los movimientos sociales del siglo XXI.

En un mundo cada vez más interconectado, donde las redes sociales amplifican las demandas colectivas, el estudio macrosociológico del conflicto sigue siendo esencial para anticipar y gestionar las tensiones que definirán el futuro de las sociedades.

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