¿Cuáles son las principales funciones de los riñones?

Publicado el 30 mayo, 2025 por Rodrigo Ricardo

Las Principales Funciones de los Riñones

Los riñones son órganos vitales que desempeñan un papel fundamental en el mantenimiento de la homeostasis del cuerpo humano. Ubicados en la región retroperitoneal, a ambos lados de la columna vertebral, estos órganos en forma de frijol filtran aproximadamente 180 litros de sangre al día, eliminando desechos y excesos de líquidos para formar la orina. Sin embargo, su función va más allá de la simple filtración; participan en la regulación de la presión arterial, el equilibrio electrolítico, la producción de hormonas y la conservación del pH sanguíneo. Este artículo explora en detalle las principales funciones de los riñones, destacando su importancia en la fisiología humana y las consecuencias de su malfuncionamiento. Cada sección abordará un aspecto específico de su funcionamiento, respaldado por evidencia científica y enfoques académicos actualizados.

Además, los riñones actúan como órganos endocrinos, secretando hormonas como la eritropoyetina, que estimula la producción de glóbulos rojos, y la renina, que regula la presión arterial. Su capacidad para adaptarse a cambios en la dieta, el nivel de hidratación y las condiciones metabólicas los convierte en reguladores clave de la salud. Un fallo en su funcionamiento puede llevar a condiciones graves como la enfermedad renal crónica (ERC), la acidosis metabólica o la retención de líquidos. Por lo tanto, comprender sus funciones no solo es relevante para profesionales de la salud, sino también para el público en general, ya que promueve la prevención de enfermedades mediante hábitos de vida saludables.

1. Filtración de la Sangre y Eliminación de Desechos

Una de las funciones más conocidas de los riñones es la filtración de la sangre, proceso que ocurre en las nefronas, las unidades funcionales del riñón. Cada riñón contiene aproximadamente un millón de nefronas, que filtran selectivamente sustancias como urea, creatinina y ácido úrico, productos del metabolismo que deben ser excretados para evitar su acumulación tóxica. Este proceso de filtración glomerular permite el paso de agua, electrolitos y moléculas pequeñas, mientras que retiene células sanguíneas y proteínas de alto peso molecular. La orina resultante transporta estos desechos hacia la vejiga para su posterior eliminación, lo que asegura un ambiente interno limpio y equilibrado.

Además de eliminar toxinas, los riñones regulan la concentración de iones como el sodio, potasio y calcio, esenciales para funciones celulares como la contracción muscular y la transmisión nerviosa. Un desequilibrio en estos electrolitos puede provocar arritmias cardíacas, debilidad muscular o incluso la muerte. Los riñones también metabolizan fármacos y sustancias externas, facilitando su excreción y previniendo su acumulación en el cuerpo. Estudios recientes han demostrado que ciertas enfermedades renales están asociadas con la incapacidad de filtrar adecuadamente toxinas ambientales, lo que subraya la importancia de mantener una función renal óptima.

2. Regulación del Equilibrio Hidroelectrolítico

Los riñones son responsables de mantener el balance hídrico y electrolítico, ajustando la excreción de agua y sales según las necesidades del organismo. Este proceso depende en gran medida de la hormona antidiurética (ADH) y el sistema renina-angiotensina-aldosterona (SRAA). La ADH, producida por el hipotálamo, actúa en los túbulos renales aumentando la reabsorción de agua cuando el cuerpo está deshidratado, produciendo una orina más concentrada. Por otro lado, el SRAA regula la retención de sodio y agua en respuesta a una disminución en la presión arterial, asegurando un volumen sanguíneo adecuado para la perfusión de tejidos.

En situaciones de exceso de líquidos, los riñones aumentan la producción de orina diluida, previniendo la hipervolemia y el edema. Este mecanismo es crucial en pacientes con insuficiencia cardíaca, donde la retención de líquidos puede agravar la condición. Además, los riñones regulan el potasio, un electrolito crítico para la función cardíaca. La hipercalemia (exceso de potasio) puede ser mortal, por lo que los riñones excretan el exceso a través de la orina. Estudios clínicos han demostrado que enfermedades como la diabetes o el uso de diuréticos pueden alterar este equilibrio, llevando a complicaciones graves que requieren intervención médica inmediata.

3. Producción de Hormonas y Regulación Metabólica

Además de sus funciones excretoras, los riñones actúan como glándulas endocrinas, produciendo hormonas vitales. La eritropoyetina (EPO) es una de las más importantes, ya que estimula la médula ósea para producir glóbulos rojos. Pacientes con enfermedad renal crónica suelen desarrollar anemia debido a la disminución en la producción de EPO, lo que requiere tratamiento con suplementos sintéticos de esta hormona. Otra hormona clave es la renina, que inicia la cascada del SRAA para regular la presión arterial. La deficiencia en su producción puede llevar a hipotensión o, en casos crónicos, a fallo renal.

Los riñones también participan en el metabolismo de la vitamina D, convirtiéndola en su forma activa (calcitriol), necesaria para la absorción de calcio en los intestinos y la salud ósea. Sin esta función, pueden desarrollarse trastornos como la osteodistrofia renal, caracterizada por huesos débiles y fracturas frecuentes. Investigaciones recientes han vinculado la disfunción renal con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, debido a la acumulación de fosfato y la calcificación vascular. Estos hallazgos resaltan la interconexión entre los riñones y otros sistemas corporales.

Conclusión

En resumen, los riñones desempeñan funciones esenciales que van desde la eliminación de desechos hasta la regulación hormonal y el equilibrio metabólico. Su malfuncionamiento puede tener consecuencias sistémicas, afectando múltiples órganos y comprometiendo la vida. Por ello, es fundamental adoptar medidas preventivas, como una dieta baja en sal, una adecuada hidratación y el control de enfermedades como la diabetes e hipertensión, que son causas comunes de daño renal. Futuras investigaciones podrían explorar terapias regenerativas para nefronas dañadas, ofreciendo esperanza a pacientes con enfermedad renal terminal. Mientras tanto, la educación sobre la salud renal sigue siendo una herramienta clave para reducir la incidencia de estas patologías.

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