Disreflexia autonómica: definición y síntomas
¿Qué es la disreflexia autónoma?
La disreflexia autónoma (conocida como EA en esta lección) es una condición en la que la presión arterial del cuerpo se eleva a niveles peligrosos. Afecta con mayor frecuencia a personas que han sufrido una lesión en la médula espinal, específicamente los nervios torácicos de la columna en el nivel T-6 o superior, así como a personas con esclerosis múltiple, síndrome de Guillain-Barré o lesiones en la cabeza / cerebro. La EA también puede ocurrir como un efecto secundario de la medicación o debido al abuso de drogas.
Una de las formas en que el cuerpo controla la presión arterial es apretando o aflojando los músculos alrededor de los vasos sanguíneos. Cuando los vasos se tensan o constriñen, la presión arterial aumenta porque la sangre está tratando de moverse a través de un espacio más estrecho (y viceversa: los vasos sanguíneos flojos hacen que la presión arterial baje). Este mecanismo se basa en una comunicación saludable entre el corazón y el cerebro para que los vasos sanguíneos se ensanchen o se estrechen en el momento adecuado con el sistema nervioso simpático. Sin embargo, cuando ha habido una lesión de la médula espinal, las señales que informan a los vasos sanguíneos que se aflojen o se relajen no pueden pasar, lo que hace que los vasos permanezcan tensos. Este circuito de retroalimentación corazón-cerebro se interrumpe. Como resultado, el sistema nervioso autónomo (involuntario) está fuera de control y la presión arterial elevada repentinamente puede provocar un derrame cerebral, un ataque cardíaco,
Causas de la disreflexia autónoma
La EA suele ocurrir cuando hay algún tipo de estímulo negativo debajo del sitio de la lesión. Un individuo sano normalmente sentiría este estímulo, pero en este caso, la lesión le impide sentirlo. Las causas más comunes de este estímulo irritante, que provoca un aumento de la presión arterial, incluyen que la vejiga o los intestinos se estiren demasiado o se irriten, un trastorno o infección de la piel, huesos rotos, actividad sexual sobreestimulante, afecciones abdominales, cólicos menstruales o quistes ováricos.
Los síntomas de la disreflexia autónoma
Cualquiera de los estímulos discutidos en la sección de causas puede provocar hipertensión (presión arterial alta) y la hipertensión presenta una serie de síntomas. Estos pueden incluir dolores de cabeza, piel enrojecida o con manchas (especialmente en la cara), sudoración sobre el lugar de la lesión, congestión o secreción nasal, náuseas, pupilas dilatadas, ansiedad, mareos, confusión, piel de gallina debajo del lugar de la lesión o tener la piel fría y húmeda.
Prevención y tratamiento de la disreflexia autonómica
Para reconocer y tratar la EA, es importante conocer su presión arterial basal, así como los síntomas asociados con esta afección, especialmente si ha sufrido una lesión en la médula espinal. Si alguien está teniendo un episodio de EA, es fundamental encontrar y tratar el estímulo que causa la reacción. La causa más común es un catéter bloqueado, por lo que es fundamental seguir un programa regular de limpieza y mantenimiento. Si no es así, verifique si hay ropa ajustada y aflójela si es necesario. Compruebe si hay llagas que puedan resultar de la colocación incorrecta de la ropa o el equipo. Siéntese derecho (o al menos levante la cabeza) e intente bajar las piernas si es posible. Siga un programa constante de control de la vejiga y los intestinos y mantenga una dieta saludable (que incluye mantenerse hidratado). Una vez que el estímulo ha sido eliminado o reparado, controle la presión arterial cada 5 minutos para asegurarse de que vuelva a la normalidad. Si no es así, es fundamental buscar atención médica. Si no se puede identificar el estímulo, se puede usar medicación como opción de tratamiento.
Resumen de la lección
La disreflexia autónoma es una afección en la que la presión arterial aumenta repentinamente. Se encuentra con mayor frecuencia en personas con una lesión de la médula espinal por encima de la T-6 y es peligrosa si no se trata. La EA es causada por una interrupción del circuito de retroalimentación corazón-cerebro, lo que hace que el sistema nervioso autónomo funcione mal. Generalmente, se desencadena por algún tipo de estímulo debajo del sitio de la lesión, lo que significa que la persona no puede sentirlo. Los síntomas pueden incluir dolores de cabeza, piel enrojecida, náuseas, congestión o secreción nasal, sudoración o sensación de ansiedad. Encontrar y eliminar el estímulo es clave para tratar la EA, siendo los culpables más comunes un catéter bloqueado, una vejiga o intestino irritado o lleno, ropa ajustada, un trastorno o dolor de la piel, o un hueso roto. Si no se puede identificar el estímulo, una persona con EA debe buscar atención médica.
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