La letra escarlata: Resumen del capítulo 20

El plan

El reverendo Dimmesdale se va antes que Hester y Pearl, para no llamar la atención en su camino de regreso a la ciudad. Sigue mirando hacia atrás a los dos, sintiéndose emocionado y vivo con sus nuevos planes de irse y vivir como una familia. Regresar a Europa, donde está más concurrido, les dará la oportunidad de mezclarse y comenzar de nuevo sin llamar la atención. También siente que su salud será mucho mejor en Europa, ya que el “Viejo Mundo” le “asegurará un hogar solo en medio de la civilización y el refinamiento”. . .”.

Da la casualidad de que es su suerte, ya que llegó un barco de España y partiría hacia Inglaterra en tres días. Hester, a través de su trabajo voluntario, conoce al capitán y la tripulación y podría asegurar tres boletos. Estarían viajando en secreto, sin que nadie lo supiera. El momento no podría ser más perfecto; el reverendo pronunciaría el sermón del día de las elecciones, el último, el día antes de partir.

Un Espíritu Cambiado

Mientras Dimmesdale camina de regreso a través del bosque hacia la ciudad, siente que su espíritu y energía aumentan. Trepa, corre y salta como si no pasara nada. Todo se ve diferente para él, pero nada ha cambiado físicamente. Es el cambio que tuvo lugar en el bosque lo que le permitió liberarse de su culpa y vergüenza. Tiene tantas ganas de gritar a las personas que ve y decir “¡Soy un hombre diferente!”. Sin embargo, sabe que eso solo podría traerle más dolor.

Pensamientos malvados

Pero no todo es energía positiva lo que siente el reverendo; también siente la necesidad de hacer y decir cosas impulsivas, malvadas y salvajes. De camino a casa, ve a uno de sus diáconos, un hombre amable que se dirige al reverendo con respeto. Mientras habla con él, el reverendo quiere gritar cosas blasfemas u ofensivas sobre la iglesia. Tiene que morderse la lengua, pero quiere reírse de lo que diría el diácono si hubiera dicho esas cosas horribles.

Tiene los mismos pensamientos perversos cuando pasa junto a la mujer mayor de la iglesia, una viuda piadosa o santa que echaba de menos a su esposo, hijos y amigos que habían muerto antes que ella. A pesar de su dolor, ha vivido una vida santa a través de sus estudios bíblicos. En el pasado, cada vez que Dimmesdale la veía, le susurraba al oído un pasaje de las Escrituras que le alegraba el día. Sin embargo, cuando se encuentran esta vez, no puede pensar en un solo pasaje para susurrarle al oído. Lo que sea que susurre, porque no puede recordarlo, no es un pensamiento amable o inspirador, pero afortunadamente, parece pasarlo por alto. Una vez más, se deleita con la idea de decir algo que no debería haber dicho.

Finalmente, ve al miembro más joven de su iglesia, una mujer que se convirtió recientemente. Ella confía tanto en él que él piensa con una mirada malvada que toda su inocencia podría desaparecer. Se detiene para hablar con ella y luego siente que el diablo le dice que le eche “un germen del mal”. Luchando contra estas tentaciones, en cambio, se envuelve la capa alrededor de la cara y la ignora por completo.