La Medicina Tradicional Afrodescendiente en México: Saberes Ancestrales y Curativos

Publicado el 9 abril, 2025 por Rodrigo Ricardo

Introducción: La Herencia Médica de las Comunidades Afromexicanas

La medicina tradicional afrodescendiente en México constituye un sistema de saberes ancestrales que ha sido transmitido de generación en generación, preservando técnicas curativas, uso de plantas medicinales y enfoques holísticos para el bienestar físico y espiritual. Aunque este legado ha sido históricamente subestimado por la medicina occidental, su valor terapéutico es incalculable, especialmente en regiones como la Costa Chica de Guerrero y Oaxaca, así como en zonas de Veracruz, donde las comunidades afromexicanas han mantenido vivas estas prácticas.

Los africanos traídos a México durante la época colonial no solo llegaron como esclavos, sino también como portadores de conocimientos médicos profundos, muchos de los cuales se fusionaron con las tradiciones indígenas y europeas. Desde el uso de hierbas para tratar enfermedades hasta rituales de sanación espiritual, estas prácticas reflejan una cosmovisión integral de la salud, donde cuerpo, mente y entorno están interconectados. En la actualidad, curanderos, parteras y hierberos afromexicanos siguen desempeñando un papel crucial en sus comunidades, especialmente en áreas rurales con poco acceso a servicios médicos convencionales.

Este artículo explora las principales aportaciones de la medicina tradicional afrodescendiente en México, destacando sus técnicas, plantas emblemáticas y su relevancia en el contexto contemporáneo. Además, analiza los desafíos que enfrenta esta herencia cultural ante la globalización y la marginación sistemática de los saberes no occidentales.

Raíces Africanas en la Medicina Tradicional Mexicana

La medicina tradicional afromexicana tiene sus raíces en diversas culturas africanas, particularmente de regiones como el Congo, Angola y Guinea, de donde provenían muchos de los esclavizados traídos a la Nueva España. Estos pueblos poseían conocimientos avanzados en herbolaria, cirugía básica y manejo de enfermedades tropicales, saberes que adaptaron al entorno mexicano mediante el intercambio con indígenas y el uso de nuevas plantas locales.

Un ejemplo claro es el tratamiento de afecciones gastrointestinales mediante el uso de plantas como la hoja de guayaba y el epazote, que fueron incorporadas a la farmacopea tradicional gracias a la experimentación de sanadores afrodescendientes. De igual manera, técnicas como las ventosas (utilizadas para aliviar dolores musculares y mejorar la circulación) tienen un origen africano y fueron adoptadas en México con variantes regionales.

Otro aspecto fundamental es la concepción espiritual de la enfermedad. En muchas comunidades afromexicanas, las dolencias no solo se atribuyen a causas físicas, sino también a desequilibrios energéticos o incluso a fuerzas sobrenaturales. Por ello, los rituales de limpieza, las ofrendas a los ancestros y el uso de amuletos protectores forman parte integral de los procesos de sanación. Esta visión holística contrasta con el enfoque biomédico occidental, pero ha demostrado ser efectiva en el tratamiento de padecimientos tanto físicos como emocionales.

Plantas Medicinales y Sus Usos en la Cultura Afromexicana

La herbolaria es uno de los pilares más importantes de la medicina tradicional afrodescendiente en México. A lo largo de los siglos, las comunidades afromexicanas han identificado y aprovechado las propiedades curativas de cientos de plantas, muchas de las cuales son ahora parte del acervo medicinal nacional. Entre las más destacadas se encuentra el zapote blanco, utilizado en infusiones para tratar la fiebre y las infecciones respiratorias, y la hierba del sapo, empleada para aliviar problemas renales y digestivos.

En la Costa Chica, por ejemplo, el cuachalalate (un árbol de corteza amarga) se usa para tratar úlceras estomacales y enfermedades de la piel, mientras que el cocolmeca (una enredadera) es conocido por sus propiedades antiinflamatorias y desparasitantes. Estas plantas no solo se consumen en té, sino que también se aplican en cataplasmas, baños de vapor y ungüentos, demostrando la versatilidad de los métodos curativos tradicionales.

Además, muchas de estas prácticas incluyen rituales específicos para la recolección de las plantas, como rezos o agradecimientos a la tierra, lo que refleja un profundo respeto por la naturaleza y sus ciclos. Este conocimiento ecológico es especialmente valioso en la actualidad, frente a la crisis ambiental y la pérdida de biodiversidad, ya que promueve un uso sostenible de los recursos naturales.

Partería Tradicional y Atención a la Salud Materna

Las parteras afrodescendientes han sido fundamentales en la atención a mujeres embarazadas y recién nacidos, especialmente en comunidades rurales donde el acceso a hospitales es limitado. Su conocimiento abarca no solo el parto en sí, sino también cuidados prenatales, postparto y técnicas para manejar complicaciones sin intervención médica avanzada.

Entre los métodos más reconocidos está el uso de masajes con aceites esenciales para acomodar al bebé en el vientre, así como la aplicación de infusiones de hoja de guanábana para inducir el parto de manera natural. Además, las parteras suelen acompañar el proceso con cantos y rezos, creando un ambiente de seguridad emocional para la madre.

A pesar de su eficacia comprobada, estas prácticas enfrentan creciente estigmatización por parte del sistema de salud formal. No obstante, organizaciones como la Red de Parteras Tradicionales de la Costa Chica trabajan para revalorizar estos saberes y lograr su reconocimiento legal, garantizando que sigan salvando vidas en las generaciones venideras.

Rituales de Sanación Espiritual en la Tradición Afromexicana

La medicina tradicional afrodescendiente en México no se limita al tratamiento de síntomas físicos, sino que abarca una dimensión espiritual profundamente arraigada en la cosmovisión africana. Los rituales de sanación representan un puente entre el mundo tangible y el ámbito sobrenatural, donde enfermedades como el “mal de ojo”, el “susto” o la “energía negativa” requieren intervenciones que van más allá de lo farmacológico.

En comunidades como Coyolillo, Veracruz, o Collantes, Oaxaca, los curanderos (conocidos como ngangas o brujos según la región) realizan ceremonias de limpieza utilizando huevos, velas, hierbas aromáticas y aguardiente. Un método común es la “barrida espiritual”, donde se pasa un manojo de albahaca, ruda y pirul por el cuerpo del paciente mientras se recitan plegarias en una mezcla de español y lenguas africanas residuales. Estos rituales buscan restablecer el equilibrio energético del individuo y su conexión con los ancestros, considerados guías y protectores en la cultura afrodescendiente.

Otro aspecto fundamental son los altares dedicados a santos sincréticos como San Antonio (asociado al orisha Eleguá) o la Virgen de Guadalupe (vinculada a Yemayá). Estos espacios sagrados, adornados con flores, frutas y figurillas, sirven como puntos de contacto con lo divino. Cuando alguien padece una enfermedad crónica o mala suerte, los curanderos interpretan señales como la caída de las velas o el movimiento de las cenizas para diagnosticar y prescribir remedios.

Desafíos y Resistencia en el Siglo XXI

A pesar de su valor cultural y eficacia terapéutica, la medicina tradicional afromexicana enfrenta amenazas críticas en el contexto actual. La discriminación estructural hacia las comunidades negras, la migración juvenil y la presión de la industria farmacéutica han debilitado la transmisión intergeneracional de estos saberes. En Guerrero, por ejemplo, el 70% de los jóvenes prefieren estudiar enfermería o medicina alópata antes que aprender de los abuelos curanderos, según un estudio de la UNAM en 2022.

La biopiratería representa otro reto mayúsculo. Empresas transnacionales han patentado fórmulas basadas en plantas como la toloache o la gobernadora, sin compensar a las comunidades originarias que descubrieron sus propiedades. Frente a esto, colectivos como Raíces de la Costa han creado bancos de semillas comunitarios y registros notariales para proteger su patrimonio biocultural.

Sin embargo, también hay avances esperanzadores. Desde 2019, la Secretaría de Salud reconoce oficialmente a 12 terapias tradicionales afrodescendientes dentro del sistema médico nacional. Además, universidades como la UAM Xochimilco incluyen módulos sobre herbolaria afromexicana en sus carreras de medicina, fomentando un diálogo de saberes.

Conclusiones: Integrando Saberes para el Futuro

La medicina tradicional afrodescendiente no es un vestigio del pasado, sino un sistema vivo que puede enriquecer la salud pública mexicana. Su enfoque preventivo, bajo costo y adaptabilidad ecológica la convierten en una alternativa viable para comunidades marginadas y ciudades saturadas por hospitales.

Para preservar este legado se requieren políticas concretas:

  1. Educación intercultural: Incluir estos conocimientos en escuelas y centros de salud.
  2. Protección legal: Combatir la biopiratería con leyes que reconozcan la propiedad intelectual colectiva.
  3. Investigación científica: Validar terapias mediante estudios rigurosos que respeten su contexto cultural.

El reto es construir un sistema médico plural donde lo ancestral y lo moderno coexistan. Como dice la partera María Juana Santos de Cuajinicuilapa: “Nuestras abuelas curaban con las manos y el corazón. Eso no tiene precio, ni fecha de caducidad”. En tiempos de pandemias y crisis climática, estos saberes no son nostalgia: son futuro.

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