La Segunda Guerra Mundial: Conflicto Global y Transformación del Orden Mundial

Publicado el 5 abril, 2025 por Rodrigo Ricardo

Introducción: El Mundo entre Guerras y las Causas del Conflicto

El periodo entre 1919 y 1939 constituyó una tregua frágil entre dos catástrofes globales, donde las semillas de la Segunda Guerra Mundial fueron cuidadosamente cultivadas por las tensiones no resueltas de la posguerra. El Tratado de Versalles (1919), diseñado para asegurar una paz duradera, generó resentimientos profundos en Alemania con sus cláusulas punitivas que incluían pérdidas territoriales, desmilitarización y exorbitantes reparaciones económicas. Simultáneamente, el surgimiento de regímenes totalitarios – la Italia fascista de Mussolini (1922), la Alemania nazi de Hitler (1933) y el Japón imperialista – creó potencias revisionistas decididas a desafiar el orden internacional. La Gran Depresión (1929) actuó como catalizador, destruyendo frágiles democracias y alimentando extremismos, mientras las potencias occidentales practicaban una política de apaciguamiento que solo alentó mayores demandas territoriales. La invasión japonesa de Manchuria (1931), la ocupación italiana de Etiopía (1935-36) y la intervención germano-italiana en la Guerra Civil Española (1936-39) demostraron la ineficacia de la Sociedad de Naciones para contener la agresión.

El expansionismo nazi siguió un patrón calculado: remilitarización de Renania (1936), Anschluss con Austria (1938), y la crisis de los Sudetes que culminó en los Acuerdos de Múnich (septiembre 1938), donde Francia y Gran Bretaña sacrificaron a Checoslovaquia esperando satisfacer a Hitler. Cuando las tropas alemanas ocuparon el resto de Checoslovaquia en marzo de 1939, quedó claro que las concesiones solo alimentaban mayores exigencias. El pacto Ribbentrop-Molotov (agosto 1939) entre la Alemania nazi y la URSS estalinista – enemigos ideológicos que acordaron repartirse Polonia – eliminó el último obstáculo para la guerra. El 1° de septiembre de 1939, la Wehrmacht invadió Polonia empleando la Blitzkrieg (guerra relámpago) que combinaba ataques aéreos, fuerzas blindadas e infantería motorizada. Dos días después, Francia y Gran Bretaña declararon la guerra a Alemania, iniciando formalmente el conflicto más devastador de la historia humana, que involucraría a más de 100 millones de personas de 30 países y causaría entre 70-85 millones de muertos, incluyendo el Holocausto que exterminó sistemáticamente a 6 millones de judíos.

1939-1941: Victorias del Eje y Expansión del Conflicto

Los primeros años de guerra presenciaron una serie de victorias espectaculares del Eje que redefinieron el mapa de Europa y Asia. La campaña polaca terminó en octubre de 1939 con la división del país entre Alemania y la URSS, seguida por la “Guerra de Broma” (Sitzkrieg) en el frente occidental donde franceses y británicos permanecieron a la defensiva. La situación cambió radicalmente en abril-junio 1940 con la invasión alemana de Dinamarca, Noruega, Países Bajos, Bélgica y Francia. La audaz maniobra a través de las Ardenas, considerada impenetrable por los franceses, permitió a los panzers de Heinz Guderian rodear la Línea Maginot y dividir a los aliados. La evacuación de Dunkerque (mayo-junio 1940) salvó al ejército británico pero dejó a Francia indefensa, firmando el armisticio el 22 de junio en el mismo vagón donde Alemania se había rendido en 1918.

Mientras el gobierno colaboracionista de Vichy bajo Pétain gobernaba el sur de Francia, Winston Churchill emergió como líder británico con su histórico discurso prometiendo “sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor”. La Batalla de Inglaterra (julio-octubre 1940) vio a la RAF resistir heroicamente los bombardeos de la Luftwaffe (Operación León Marino), evitando la invasión alemana. Simultáneamente, Italia atacó Grecia y el norte de África con resultados desastrosos, obligando a Hitler a desviar recursos al Mediterráneo. En junio 1941, rompiendo el pacto nazi-soviético, Alemania lanzó la Operación Barbarroja con 3 millones de soldados en el frente oriental, el mayor ataque militar de la historia. Aunque inicialmente exitosa (cercando a millones de soldados soviéticos en Kiev y Vyazma), la campaña se estancó ante la resistencia soviética y el invierno ruso, llegando a las puertas de Moscú en diciembre. En Asia, Japón aprovechó la caída de Francia para ocupar Indochina (1940) y planeaba ataques contra las posesiones occidentales, especialmente tras el embargo estadounidense de petróleo en julio 1941. El 7 de diciembre de 1941, el ataque sorpresa a Pearl Harbor dañó gravemente a la flota del Pacífico estadounidense pero unificó a la nación para la guerra, mientras Hitler declaraba innecesariamente la guerra a EE.UU., globalizando completamente el conflicto.

1942-1943: El Viraje de la Guerra – Stalingrado, Midway y el Desembarco en África

El año 1942 marcó el punto de inflexión donde la iniciativa estratégica pasó a los Aliados en todos los frentes. En el Pacífico, la Batalla de Midway (junio 1942) fue un hito crucial donde la marina estadounidense, descifrando códigos japoneses, hundió cuatro portaaviones enemigos en un combate enteramente aéreo, deteniendo la expansión nipona. Los marines iniciaron la contraofensiva en Guadalcanal (agosto 1942), comenzando la sangrienta campaña de “isla en isla” hacia Japón. En el norte de África, el Afrika Korps de Rommel avanzó hacia Egipto hasta ser detenido en El Alamein (octubre-noviembre 1942) por Montgomery, mientras tropas anglo-americanas desembarcaban en Marruecos y Argelia (Operación Torch). Atrapados en un doble frente, los alemanes se retiraron a Túnez para capitular en mayo 1943.

El frente oriental presenció la batalla más brutal de la guerra: Stalingrado (agosto 1942-febrero 1943). Hitler obsesionado con la ciudad que llevaba el nombre de Stalin, y este decidido a defenderla a toda costa, convirtieron la lucha en un combate casa por casa donde la Wehrmacht perdió su VI Ejército completo (300,000 hombres). La victoria soviética en Kursk (julio 1943), la mayor batalla de tanques de la historia, selló el cambio irreversible en el este. Mientras tanto, los Aliados occidentales acordaron en la Conferencia de Casablanca (enero 1943) la política de “rendición incondicional” y priorizaron la invasión de Italia, que comenzó con los desembarcos en Sicilia (julio 1943) llevando a la caída de Mussolini. Sin embargo, la campaña italiana se estancó ante la feroz resistencia alemana en Monte Cassino y Anzio, mostrando lo difícil que sería invadir Europa continental. En el ámbito naval, la Batalla del Atlántico alcanzó su clímax en 1943 cuando los convoyes aliados, con radar, sonar y cobertura aérea, finalmente superaron a los submarinos U-Boote que habían amenazado sus líneas de suministro.

1944-1945: Victoria Aliada y el Nuevo Orden Mundial

El año 1944 comenzó con la mayor operación anfibia de la historia: el Día D (6 junio 1944). La Operación Overlord involucró a 156,000 soldados aliados desembarcando en Normandía bajo el mando de Eisenhower, superando el Muro Atlántico alemán tras meses de planificación meticulosa que incluyó operaciones de engaño (Operación Fortitude). París fue liberada en agosto mientras en el este, la Operación Bagration (junio-agosto 1944) aniquiló al Grupo de Ejércitos Centro alemán, permitiendo a los soviéticos avanzar hacia Polonia. La contraofensiva alemana en las Ardenas (diciembre 1944-enero 1945) retrasó pero no detuvo el avance aliado hacia Alemania, donde tropas soviéticas y occidentales se encontraron en el Elba en abril 1945. Hitler se suicidó en su búnker el 30 abril y Alemania capituló incondicionalmente el 8 mayo (Día V-E).

En el Pacífico, los marines capturaron islas clave como Saipan (junio 1944) e Iwo Jima (febrero 1945), mientras los bombardeos B-29 devastaban ciudades japonesas. La Conferencia de Yalta (febrero 1945) entre Roosevelt, Churchill y Stalin esbozó el mundo de posguerra con la creación de la ONU pero también dividió a Europa en esferas de influencia. La muerte de Roosevelt (abril 1945) dejó a Truman enfrentando la decisión de usar la nueva bomba atómica: Hiroshima (6 agosto) y Nagasaki (9 agosto) fueron destruidas, llevando a la rendición japonesa el 2 septiembre (Día V-J) a bordo del USS Missouri. La guerra terminó con Europa en ruinas, el surgimiento de EE.UU. y la URSS como superpotencias, y el inicio de la era atómica y la Guerra Fría. El costo humano fue atroz: el Holocausto (6 millones de judíos exterminados), 27 millones de soviéticos muertos, ciudades enteras arrasadas, y un nuevo orden mundial que emergía de las cenizas.

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