La Triple Alianza (Tenochtitlán, Texcoco, Tlacopan)

Publicado el 2 julio, 2025 por Rodrigo Ricardo

Introducción: El Surgimiento de una Potencia Militar y Política

En el corazón del México prehispánico, durante el período Posclásico Tardío (1430-1521 d.C.), surgió una de las alianzas más poderosas y sofisticadas de Mesoamérica: la Triple Alianza, conformada por las ciudades-estado de Tenochtitlán, Texcoco y Tlacopan. Esta coalición no solo consolidó el dominio militar y político sobre gran parte del centro de México, sino que también estableció un sistema de gobierno basado en la cooperación estratégica, la tributación y la expansión territorial. A diferencia de otros imperios anteriores, como el de los toltecas, la Triple Alianza no se basó únicamente en la fuerza bruta, sino en una red de relaciones diplomáticas, matrimoniales y económicas que permitieron su hegemonía durante casi un siglo antes de la llegada de los españoles.

El origen de esta alianza se remonta a la derrota de Azcapotzalco, la capital de los tepanecas, que hasta entonces había sido la potencia dominante en la región. Tras una serie de conflictos y rebeliones, las tres ciudades aliadas lograron vencer a sus opresores y redistribuir el poder en el Valle de México. Sin embargo, a pesar de su colaboración, Tenochtitlán, la ciudad mexica, emergió como la fuerza predominante, relegando a Texcoco y Tlacopan a roles secundarios, aunque no menos importantes. Este artículo explora los orígenes, la estructura política, la expansión militar y el legado de la Triple Alianza, ofreciendo una visión detallada de cómo tres ciudades lograron transformar el panorama mesoamericano.

Orígenes y Contexto Histórico: La Caída de Azcapotzalco y el Nacimiento de la Alianza

Para comprender la formación de la Triple Alianza, es necesario remontarse al siglo XIV, cuando los tepanecas de Azcapotzalco ejercían un control férreo sobre gran parte del Valle de México. Bajo el liderazgo de Tezozómoc, este señorío había extendido su influencia mediante conquistas y alianzas estratégicas, sometiendo a pueblos como los mexicas de Tenochtitlán y los acolhuas de Texcoco. Durante décadas, Tenochtitlán y Texcoco pagaron tributo a Azcapotzalco, actuando como vasallos en una relación de subordinación. Sin embargo, la muerte de Tezozómoc en 1426 marcó un punto de inflexión.

Su sucesor, Maxtla, adoptó una política más agresiva hacia los pueblos sometidos, lo que generó resentimiento entre los mexicas y los acolhuas. Itzcóatl, el tlatoani de Tenochtitlán, y Nezahualcóyotl, el príncipe exiliado de Texcoco, vieron en esta debilidad una oportunidad para rebelarse. Con el apoyo de Tlacopan, una ciudad tepaneca disidente, formaron una coalición militar que en 1428 logró derrotar a Azcapotzalco en una guerra decisiva. La victoria no solo significó el fin del dominio tepaneca, sino también el inicio de un nuevo orden político.

Los líderes de las tres ciudades acordaron repartir los territorios conquistados y establecer un sistema de gobierno conjunto. Tenochtitlán, como principal fuerza militar, recibió el 40% de los tributos; Texcoco, reconocida por su sabiduría y cultura, obtuvo otro 40%; y Tlacopan, la menos poderosa, se conformó con el 20% restante. Este reparto reflejaba tanto las contribuciones de cada aliado como las asimetrías de poder que, con el tiempo, se acentuarían a favor de los mexicas.

Estructura Política y Sistema de Gobierno

La Triple Alianza no era un imperio centralizado al estilo europeo, sino una confederación en la que cada ciudad mantenía cierta autonomía interna, aunque coordinaban sus acciones en materia militar, tributaria y diplomática. El gobierno se basaba en un sistema de consejos y en la figura de los tlatoanis (gobernantes) de cada ciudad, quienes tomaban decisiones conjuntas en asuntos de interés común.

Tenochtitlán, como líder indiscutible, impuso su visión expansionista. Los mexicas, bajo el mando de sucesivos tlatoanis como Moctezuma Ilhuicamina y Ahuízotl, llevaron a cabo numerosas campañas militares que extendieron el dominio de la Triple Alianza hasta regiones tan lejanas como Oaxaca y Guatemala. Texcoco, por su parte, se destacó como un centro cultural y jurídico. Nezahualcóyotl, su gobernante más célebre, fue un poeta, arquitecto y filósofo que implementó un sofisticado código legal y promovió las artes y las ciencias. Tlacopan, aunque menos influyente, cumplió un papel clave como mediadora y administradora de los territorios occidentales.

Uno de los pilares de la Triple Alianza fue el sistema de tributación, que permitía extraer recursos de los pueblos sometidos sin necesidad de una ocupación militar permanente. Las provincias conquistadas debían entregar productos como maíz, cacao, telas, plumas de quetzal y esclavos, los cuales eran redistribuidos entre las tres capitales. Este flujo constante de riquezas sustentó la economía y permitió el desarrollo de grandes obras arquitectónicas, como el Templo Mayor de Tenochtitlán y los palacios de Texcoco.

Expansión Militar y Conflictos Internos

A lo largo del siglo XV y principios del XVI, la Triple Alianza llevó a cabo una serie de campañas militares que ampliaron sus fronteras. La Guerra Florida, un concepto ritual que combinaba conquista y captura de prisioneros para sacrificios religiosos, fue una herramienta clave para mantener el control sobre las regiones rebeldes. Sin embargo, esta expansión no estuvo exenta de tensiones.

A medida que Tenochtitlán acumulaba más poder, las relaciones con Texcoco y Tlacopan se volvieron más desiguales. Algunos gobernantes texcocanos, como Nezahualpilli, intentaron mantener cierta independencia, pero la creciente influencia mexica limitó su margen de acción. Tlacopan, por su parte, quedó relegada a un papel secundario, aunque siguió participando en las campañas militares y en la administración del imperio.

Además, la Triple Alianza enfrentó rebeliones internas y externas. Algunos pueblos sometidos, como los tlaxcaltecas y los tarascos, nunca fueron conquistados por completo y se convirtieron en enemigos persistentes. Estos conflictos debilitaron la cohesión de la alianza y, eventualmente, facilitaron la caída del imperio ante los españoles en 1521.

Legado y Conclusión: La Triple Alianza en la Historia de México

La Triple Alianza fue una de las estructuras políticas más complejas y eficaces de Mesoamérica. Su modelo de gobierno tripartita, aunque dominado por Tenochtitlán, permitió una expansión territorial sin precedentes y una administración eficiente de los recursos. Sin embargo, su dependencia de la tributación y su incapacidad para integrar a pueblos rivales como Tlaxcala fueron algunas de las debilidades que contribuyeron a su colapso frente a la conquista española.

Hoy en día, el legado de la Triple Alianza perdura en la historia y la cultura de México. Ciudades como Texcoco son recordadas por su contribución intelectual, mientras que Tenochtitlán, bajo la actual Ciudad de México, sigue siendo un símbolo del poder mexica. La caída de esta gran alianza marcó el fin de una era, pero su influencia en la organización política, la guerra y la economía mesoamericana sigue siendo un tema de estudio fundamental para entender el México prehispánico.

En definitiva, la Triple Alianza no fue solo una coalición militar, sino un experimento político único que demostró cómo tres ciudades podían unirse para dominar un imperio, aunque, como toda gran potencia, terminó sucumbiendo ante sus propias contradicciones y los embates de la historia.

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