La Universidad de San Marcos (1551): La Decana de América

Publicado el 12 abril, 2025 por Rodrigo Ricardo

Introducción: Una Institución con Historia y Legado

La Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM), fundada el 12 de mayo de 1551, es la institución de educación superior más antigua de América. Su creación marcó un hito en la historia del continente, pues representó el inicio de la educación universitaria formal bajo el modelo europeo en el Nuevo Mundo. Con más de 470 años de existencia, San Marcos ha sido testigo y protagonista de los principales procesos históricos, políticos, científicos y culturales del Perú. Su legado no solo se limita a la formación académica, sino que también ha influido en la construcción de la identidad nacional, siendo cuna de intelectuales, científicos, escritores y líderes que han moldeado el destino del país.

Desde sus inicios, la universidad fue establecida bajo el nombre de Real Universidad de la Ciudad de los Reyes, aunque posteriormente adoptó el nombre de San Marcos en honor al evangelista, patrono de las letras. Su fundación fue autorizada por un decreto real de Carlos V, lo que la convierte en una de las instituciones más antiguas del mundo aún en funcionamiento. A lo largo de los siglos, ha enfrentado desafíos como la reforma universitaria del siglo XX, los conflictos políticos y las transformaciones sociales, pero ha logrado mantenerse como un referente académico en Latinoamérica.

En la actualidad, la Universidad de San Marcos es reconocida por su excelencia en investigación, su contribución al desarrollo científico y su compromiso con la sociedad. Alberga a miles de estudiantes en diversas facultades, desde Humanidades hasta Ciencias de la Salud e Ingenierías, consolidándose como un espacio de conocimiento, debate y progreso. Su campus principal, ubicado en Lima, es un símbolo de tradición y modernidad, donde conviven la arquitectura histórica con los avances tecnológicos.

Fundación y Contexto Histórico en el Virreinato del Perú

La creación de la Universidad de San Marcos se enmarca en el contexto de la colonización española y la necesidad de formar clérigos, juristas y administradores capaces de gestionar los territorios conquistados. En el siglo XVI, el Virreinato del Perú era uno de los centros políticos y económicos más importantes del Imperio español, y Lima, su capital, se convirtió en un eje cultural y educativo. La universidad surgió como parte de un proyecto evangelizador y de control administrativo, pero también como un espacio para el desarrollo del pensamiento humanista y científico.

El establecimiento de San Marcos fue impulsado por la orden dominica, que ya contaba con un estudio general en el Convento del Rosario. Sin embargo, fue gracias a la gestión de fray Tomás de San Martín que se logró la real cédula que otorgó el estatus universitario. Los primeros cursos se centraron en Teología, Derecho Canónico, Medicina y Artes, siguiendo el modelo de la Universidad de Salamanca. Durante los siglos XVI y XVII, la institución se consolidó como el principal centro de formación de las élites criollas y españolas, aunque con limitaciones para otros grupos sociales.

Uno de los aspectos más destacados de su historia colonial fue su papel en la difusión del conocimiento. San Marcos albergó importantes debates teológicos y filosóficos, y su biblioteca llegó a ser una de las más completas de la región. Además, fue clave en la formación de figuras como Santo Toribio de Mogrovejo, quien promovió la educación indígena, y el científico Pedro Peralta y Barnuevo, uno de los primeros en introducir ideas ilustradas en el Perú. A pesar de las restricciones de la época, la universidad sentó las bases para el desarrollo intelectual que más tarde influiría en la independencia del país.

Reforma y Modernización en los Siglos XIX y XX

El siglo XIX representó un período de transformación para la Universidad de San Marcos, marcado por la independencia del Perú (1821) y los intentos de modernizar la educación superior. Durante la República, la institución enfrentó desafíos como la falta de financiamiento y los conflictos políticos, pero también experimentó reformas importantes. En 1850, bajo el gobierno de Ramón Castilla, se reorganizaron sus facultades y se introdujeron nuevas disciplinas científicas, reflejando la influencia del positivismo y el liberalismo.

A inicios del siglo XX, San Marcos fue escenario de la Reforma Universitaria de 1919, un movimiento estudiantil que buscaba democratizar la educación, eliminar el autoritarismo académico y promover la autonomía universitaria. Este proceso, liderado por figuras como Víctor Raúl Haya de la Torre (fundador del APRA), tuvo un impacto continental y sentó las bases para la universidad pública moderna. Se implementaron cambios como la gratuidad de la enseñanza, la participación estudiantil en el gobierno universitario y la renovación de los métodos pedagógicos.

En las décadas siguientes, la universidad expandió su oferta académica, creando facultades como Economía, Psicología y Ciencias Sociales. También se convirtió en un centro de pensamiento crítico, con profesores como José Carlos Mariátegui, cuyo análisis marxista influyó en generaciones de intelectuales. Sin embargo, el último tercio del siglo XX fue turbulento, con la intervención militar durante el gobierno de Juan Velasco Alvarado y la violencia política de los años 80 y 90, que afectó a la comunidad universitaria. A pesar de ello, San Marcos mantuvo su prestigio y continuó siendo un espacio de resistencia y debate.

San Marcos en el Siglo XXI: Investigación, Diversidad y Desafíos

En la actualidad, la Universidad de San Marcos sigue siendo un pilar de la educación superior en el Perú, destacando por su producción científica y su compromiso social. Según rankings internacionales, es una de las mejores universidades de Latinoamérica, especialmente en áreas como Medicina, Ciencias Biológicas y Humanidades. Cuenta con más de 20 facultades, decenas de laboratorios de investigación y una vasta producción académica publicada en revistas indexadas.

Uno de sus mayores logros recientes es su papel durante la pandemia de COVID-19, donde investigadores sanmarquinos desarrollaron pruebas moleculares económicas y estudiaron tratamientos innovadores. Además, la universidad ha impulsado proyectos de responsabilidad social, como clínicas móviles para comunidades rurales y programas de inclusión para estudiantes de bajos recursos.

No obstante, enfrenta desafíos como la falta de presupuesto, la infraestructura obsoleta en algunos campus y la necesidad de adaptarse a la educación digital. Aún así, su comunidad académica sigue trabajando para mantener su liderazgo, combinando tradición con innovación.

Conclusión: El Futuro de la Decana de América

La Universidad de San Marcos no es solo una institución educativa; es un símbolo de resistencia, conocimiento y transformación social. Su historia refleja la evolución del Perú, desde la colonia hasta la era digital. En el futuro, su desafío será mantener su excelencia académica mientras se adapta a los cambios globales, siempre con el compromiso de servir al país y formar profesionales que contribuyan al desarrollo nacional.

Como la Decana de América, San Marcos tiene el deber de seguir siendo faro del saber, inspirando a las nuevas generaciones a construir un futuro mejor. Su legado perdura, y su misión sigue más vigente que nunca.

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