¿Qué función tienen las Células Oxitínicas?

Publicado el 5 junio, 2025 por Rodrigo Ricardo

Las células oxitínicas, también conocidas como células parietales, desempeñan un papel fundamental en diversos procesos fisiológicos del organismo, especialmente en la producción de ácido clorhídrico en el estómago. Estas células son esenciales para la digestión de los alimentos y la absorción de nutrientes, pero su función va más allá de lo que comúnmente se conoce. En este artículo, exploraremos en profundidad qué son las células oxitínicas, su estructura, su ubicación en el cuerpo y, sobre todo, cuál es su función principal. Además, analizaremos cómo su mal funcionamiento puede derivar en trastornos gastrointestinales y qué medidas pueden tomarse para mantener su actividad óptima.

Para comprender mejor la importancia de estas células, es necesario abordar su rol en el equilibrio ácido-base del estómago, su interacción con otras células gástricas y su regulación hormonal. También discutiremos las últimas investigaciones científicas que han revelado nuevos hallazgos sobre su comportamiento en condiciones patológicas, como la gastritis, las úlceras pépticas e incluso el cáncer gástrico. Este análisis no solo está dirigido a profesionales de la salud, sino también a personas interesadas en entender cómo funciona su cuerpo y qué medidas preventivas pueden adoptar para cuidar su sistema digestivo.

Estructura y Ubicación de las Células Oxitínicas

Las células oxitínicas se localizan principalmente en las glándulas gástricas del estómago, específicamente en la región conocida como cuerpo y fondo gástrico. Estas células tienen una forma piramidal y cuentan con una amplia red de canalículos intracelulares que les permiten secretar ácido clorhídrico (HCl) hacia la luz gástrica. Su estructura está altamente especializada, ya que poseen una gran cantidad de mitocondrias que proporcionan la energía necesaria para el transporte activo de iones de hidrógeno y cloruro, procesos esenciales para la producción de HCl.

Además de su función acidificante, las células oxitínicas también secretan el factor intrínseco, una glucoproteína crucial para la absorción de la vitamina B12 en el intestino delgado. Sin este factor, se desarrolla una anemia perniciosa, lo que demuestra la importancia de estas células más allá de la digestión. Su actividad está regulada por múltiples estímulos, incluyendo señales nerviosas (como las del nervio vago), hormonales (como la gastrina) y paracrinas (como la histamina). Esta compleja red de regulación asegura que la secreción ácida se mantenga en niveles adecuados para digerir los alimentos sin dañar la mucosa gástrica.

Función Principal: Producción de Ácido Clorhídrico

La principal función de las células oxitínicas es la producción y secreción de ácido clorhídrico, un componente esencial en el proceso digestivo. El HCl cumple múltiples roles: en primer lugar, desnaturaliza las proteínas de los alimentos, facilitando su degradación por enzimas como la pepsina. En segundo lugar, crea un ambiente altamente ácido (con un pH cercano a 1-2) que elimina bacterias y otros microorganismos ingeridos, actuando como una barrera defensiva contra infecciones.

Además, el ácido clorhídrico activa el pepsinógeno, un precursor enzimático secretado por las células principales del estómago, transformándolo en pepsina activa, la cual digiere proteínas en péptidos más pequeños. Sin la acción de las células oxitínicas, este proceso se vería gravemente comprometido, llevando a una mala absorción de nutrientes y a trastornos como la hipoclorhidria o aclorhidria. Estudios recientes también sugieren que el HCl influye en la liberación de hormonas intestinales que regulan la motilidad gastrointestinal y la sensación de saciedad, vinculando así la función de estas células con mecanismos más amplios de regulación metabólica.

Regulación Hormonal de las Células Oxitínicas

La actividad de las células oxitínicas está finamente regulada por un complejo sistema de señales hormonales, nerviosas y paracrinas que aseguran una secreción ácida equilibrada. Uno de los principales estimuladores es la gastrina, una hormona producida por las células G del antro gástrico en respuesta a la presencia de alimentos. La gastrina actúa directamente sobre las células oxitínicas, así como indirectamente al estimular la liberación de histamina por parte de las células enterocromafines (ECL). La histamina, a su vez, se une a receptores H2 en las células oxitínicas, desencadenando una cascada de señalización que culmina en la secreción de ácido clorhídrico.

Otro regulador clave es el nervio vago, que ejerce un control neurogénico sobre estas células. Cuando el cerebro detecta la presencia de alimento (incluso antes de su ingesta, mediante estímulos como el olor o el gusto), envía señales a través del nervio vago que aumentan la producción de ácido gástrico. Este mecanismo, conocido como fase cefálica de la secreción gástrica, demuestra la estrecha conexión entre el sistema nervioso y la función digestiva. Por otro lado, sustancias como la somatostatina, liberada por las células D de la mucosa gástrica, actúan como inhibidores naturales de la secreción ácida, evitando un exceso que podría dañar el tejido estomacal.

Este equilibrio entre estimulación e inhibición es crucial, ya que un descontrol en la actividad de las células oxitínicas puede derivar en patologías como la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE) o úlceras pépticas. Investigaciones recientes han identificado mutaciones en los genes responsables de la regulación de estas células, lo que podría explicar algunos casos de hipersecreción ácida idiopática. Además, fármacos como los inhibidores de la bomba de protones (IBP) actúan directamente sobre estos mecanismos, bloqueando la enzima H+/K+ ATPasa, esencial para la producción final de HCl.

Trastornos Asociados al Mal Funcionamiento de las Células Oxitínicas

Cuando las células oxitínicas no funcionan correctamente, pueden surgir diversas condiciones clínicas, tanto por exceso como por deficiencia en su actividad. Una de las más comunes es la gastritis atrófica autoinmune, donde el sistema inmunitario ataca erróneamente a estas células, reduciendo su capacidad para producir ácido y factor intrínseco. Esto conduce a una aclorhidria (ausencia de ácido gástrico) y, eventualmente, a anemia megaloblástica por deficiencia de vitamina B12.

Por el contrario, una hiperactividad de las células oxitínicas está asociada a la enfermedad de úlcera péptica, especialmente cuando hay infección por Helicobacter pylori. Esta bacteria altera los mecanismos de regulación local, aumentando la secreción ácida y dañando la mucosa protectora del estómago y duodeno. Además, síndromes raros como el síndrome de Zollinger-Ellison (caracterizado por tumores productores de gastrina) provocan una estimulación descontrolada de estas células, generando úlceras severas y resistentes al tratamiento convencional.

El diagnóstico de estos trastornos suele incluir pruebas como la pHmetría esofágica (para medir acidez), la endoscopia (para visualizar úlceras o atrofia gástrica) y análisis de sangre para detectar anticuerpos contra células parietales o niveles bajos de vitamina B12. El tratamiento varía según la causa: desde suplementos de B12 y dieta rica en nutrientes en casos de aclorhidria, hasta antibióticos para erradicar H. pylori o cirugía en tumores productores de gastrina.

Conclusión: Importancia y Cuidado de las Células Oxitínicas

Las células oxitínicas son esenciales no solo para la digestión, sino también para la protección contra patógenos y la absorción de nutrientes críticos como la vitamina B12. Su correcto funcionamiento depende de un equilibrio entre múltiples factores, desde hormonas hasta hábitos alimenticios. El consumo excesivo de antiácidos sin supervisión médica, por ejemplo, puede alterar este equilibrio, mientras que una dieta rica en probióticos y fibra podría favorecer la salud gástrica global.

Futuras investigaciones podrían explorar terapias regenerativas para restaurar estas células en casos de atrofia gástrica, o el desarrollo de fármacos más selectivos que modulen su actividad sin efectos secundarios. Por ahora, entender su rol refuerza la importancia de un diagnóstico temprano en trastornos digestivos y de adoptar un estilo de vida que promueva la salud gastrointestinal.

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