¿Qué opinan las religiones sobre el origen del universo?

Publicado el 6 junio, 2025 por Rodrigo Ricardo

La Búsqueda del Origen del Universo en las Religiones

Desde tiempos ancestrales, el ser humano ha buscado respuestas sobre el origen del universo, una pregunta que trasciende la ciencia y se adentra en el ámbito de lo espiritual. Las principales religiones del mundo ofrecen explicaciones diversas, muchas de ellas arraigadas en textos sagrados, tradiciones orales y reflexiones teológicas. Este artículo explora las perspectivas de las religiones más influyentes—como el cristianismo, el islam, el hinduismo, el budismo y el judaísmo—sobre cómo comenzó todo. Analizaremos sus similitudes, diferencias y cómo estas visiones influyen en la cosmovisión de millones de personas.

La ciencia moderna propone teorías como el Big Bang, pero las religiones aportan narrativas que, más allá de lo empírico, buscan dar sentido a la existencia humana. Mientras que algunas tradiciones hablan de un creador omnipotente, otras proponen ciclos infinitos de creación y destrucción. Este análisis comparativo no solo enriquece el diálogo entre fe y razón, sino que también permite entender cómo la espiritualidad ha moldeado culturas enteras. A continuación, profundizaremos en cada una de estas perspectivas religiosas, examinando sus fundamentos y su relevancia en el mundo contemporáneo.


El Cristianismo y la Creación Divina en el Génesis

El cristianismo, una de las religiones más extendidas en el mundo, basa su explicación sobre el origen del universo en el libro del Génesis, el primer texto de la Biblia. Según este relato, Dios creó el universo en seis días, culminando con la formación del ser humano a su imagen y semejanza. Esta narrativa ha sido interpretada de diversas maneras: mientras algunos cristianos la toman de manera literal, otros la ven como una metáfora que explica el poder divino sin entrar en detalles científicos. La Iglesia Católica, por ejemplo, ha aceptado en cierta medida la teoría del Big Bang, argumentando que no contradice la idea de un creador, sino que revela los mecanismos que Dios utilizó para dar vida al cosmos.

Por otro lado, las denominaciones protestantes, especialmente aquellas de corte fundamentalista, insisten en una lectura literal de la Biblia, rechazando teorías evolutivas y defendiendo el creacionismo. Esta postura ha generado debates en el ámbito educativo, particularmente en países donde se busca enseñar el diseño inteligente como alternativa a la evolución. Sin embargo, teólogos más liberales sostienen que la fe y la ciencia pueden coexistir, pues cada una responde a preguntas diferentes: una al “porqué” y la otra al “cómo”. Esta dualidad refleja la complejidad del diálogo entre religión y ciencia en el mundo moderno.

Además del Génesis, otros textos cristianos, como los Salmos y los escritos de San Pablo, hacen referencia a la creación como un acto de amor divino. Esta visión teleológica—que ve el universo con un propósito—contrasta con la idea de un cosmos aleatorio propuesto por algunas corrientes filosóficas secularizadas. Para los cristianos, entender el origen del universo no es solo una cuestión cosmológica, sino también un acto de fe que refuerza su relación con Dios.


El Islam: El Corán y la Creación por Mandato Divino

El islam, al igual que el cristianismo y el judaísmo, es una religión abrahámica que sostiene la existencia de un único Dios creador. En el Corán, el texto sagrado de los musulmanes, se describe que Alá creó el universo con un simple mandato: “¡Sé!”, y fue. Esta idea enfatiza el poder absoluto de Dios, quien no necesita procesos complejos para dar existencia a todas las cosas. A diferencia del relato bíblico, el Corán no detalla un orden cronológico estricto de la creación, pero sí menciona elementos como los cielos, la tierra, las montañas y los seres vivos como pruebas de la grandeza divina.

Los estudiosos del islam han debatido si las descripciones coránicas pueden conciliarse con hallazgos científicos modernos. Algunos eruditos señalan versículos que, interpretados de manera metafórica, parecen aludir a la expansión del universo—un concepto que recuerda a la teoría del Big Bang—o a la formación de la vida a partir del agua, lo cual coincide con teorías bioquímicas. Sin embargo, el islam tradicional insiste en que el Corán no es un libro de ciencia, sino una guía espiritual, y que su propósito principal es conducir a los creyentes hacia la adoración de Alá.

En el pensamiento islámico medieval, filósofos como Avicena y Averroes intentaron armonizar la fe con la razón, influyendo incluso en el pensamiento cristiano europeo. Hoy, países de mayoría musulmana enfrentan el desafío de equilibrar la enseñanza religiosa con los avances científicos, un debate que refleja tensiones similares a las del mundo cristiano. Para muchos musulmanes, el origen del universo no es un misterio que deba resolverse solo con la razón, sino una verdad revelada que fortalece su conexión con lo divino.

El Judaísmo: La Torá y la Visión de un Dios Creador

El judaísmo, una de las religiones más antiguas del mundo, comparte con el cristianismo y el islam la creencia en un Dios único que creó el universo. Sin embargo, su interpretación de la creación tiene matices propios, basados en la Torá (el Pentateuco) y en siglos de exégesis rabínica. El relato del Génesis en la Biblia hebrea describe un proceso de seis días en los que Dios da forma al cosmos, separando la luz de las tinieblas, los cielos de la tierra, y finalmente creando al ser humano. A diferencia de algunas lecturas cristianas literales, el judaísmo ha desarrollado tradiciones interpretativas más flexibles, como el Midrash y la Cábala, que exploran significados simbólicos y místicos detrás del texto.

Una de las figuras más influyentes en el pensamiento judío sobre la creación fue el filósofo medieval Maimónides, quien argumentó que la ciencia y la fe no son contradictorias, sino complementarias. En su obra Guía de los Perplejos, sugiere que el relato del Génesis puede entenderse de manera alegórica, permitiendo así una reconciliación con los descubrimientos científicos. Esta postura ha influido en muchas corrientes judías modernas, como el judaísmo reformista y conservador, que aceptan la evolución y el Big Bang como parte del plan divino. Sin embargo, el judaísmo ortodoxo tiende a mantener una interpretación más cercana al texto literal, aunque sin el mismo énfasis en el creacionismo que algunas ramas del cristianismo protestante.

La Cábala, la tradición mística judía, ofrece una visión aún más abstracta de la creación, hablando de un proceso de Tzimtzum (contracción divina) en el que Dios “hizo espacio” para el universo al retirar parte de su luz infinita. Este enfoque, aunque esotérico, ha captado el interés incluso fuera del judaísmo por su similitud con conceptos científicos como el vacío cuántico o la expansión del espacio-tiempo. Para los judíos, más allá de las explicaciones cosmológicas, lo central es la idea de que el universo tiene un propósito moral, vinculado al pacto entre Dios y su pueblo.


El Hinduismo: Ciclos Cósmicos y la Danza de Shiva

A diferencia de las religiones abrahámicas, el hinduismo no propone una creación única y lineal, sino un universo cíclico que pasa por eternos procesos de nacimiento, destrucción y renacimiento. Esta visión está plasmada en textos como los Vedas, los Puranas y las Upanishads, donde se habla de kalpas (eones cósmicos) que duran billones de años. Según el Rigveda, el universo surgió del sacrificio del ser primordial Purusha, mientras que otros relatos mencionan al dios Brahma como el creador que emerge del ombligo de Vishnú, quien a su vez flota en las aguas primordiales.

Una de las imágenes más poderosas es la de Shiva Nataraja, el señor de la danza, cuya danza cósmica simboliza el ritmo eterno de creación y destrucción. Este concepto ha llamado la atención de físicos modernos, quienes ven paralelos con teorías como la de los universos oscilantes o el modelo cíclico del cosmos. El hinduismo no ve contradicción entre ciencia y espiritualidad; de hecho, antiguos sabios védicos describieron ideas sorprendentemente cercanas al Big Bang, como el “Huevo Cósmico” (Brahmanda), que explota para dar origen a todo lo existente.

En el contexto filosófico, el Advaita Vedanta enseña que el universo es una manifestación de Brahman (la realidad última), y que su aparente materialidad es maya (ilusión). Esto no significa que el mundo sea irreal, sino que su verdadera naturaleza trasciende la percepción ordinaria. Para los hindúes, entender el origen del universo no es solo un ejercicio intelectual, sino un paso hacia la liberación (moksha), donde el alma individual se funde con lo divino.


El Budismo: Impermanencia y la Ausencia de un Creador

El budismo, surgido en la India como una corriente heterodoxa del hinduismo, tiene una perspectiva única sobre el origen del universo: no hay un creador supremo, sino un flujo constante de causas y condiciones. Siddhartha Gautama, el Buda histórico, evitó especular sobre cuestiones cosmológicas, considerándolas distractivas del camino espiritual. En el Brahmajala Sutta, por ejemplo, se describen varias teorías sobre la creación, pero se concluye que son irrelevantes para alcanzar el nirvana.

Sin embargo, algunas escuelas budistas, como el Mahayana, incorporaron cosmologías más elaboradas. El concepto de shunyata (vacío) sugiere que todos los fenómenos, incluido el universo, carecen de existencia inherente y dependen de interdependencias infinitas. Textos como el Avatamsaka Sutra hablan de una red de joyas donde cada una refleja a todas las demás, metáfora que recuerda a la física cuántica y la teoría holográfica del universo.

En el Tíbet, el budismo Vajrayana describe universos paralelos y estados de conciencia que trascienden el tiempo lineal. Aunque el budismo no ofrece un relato único de la creación, su énfasis en la impermanencia y la interdependencia lo acerca a visiones científicas modernas, como la teoría del caos o la relatividad. Para los budistas, la pregunta crucial no es “¿quién creó el universo?”, sino “¿cómo puedo liberarme del sufrimiento dentro de él?”.


Conclusiones: Diálogo entre Ciencia, Filosofía y Religión

Las religiones del mundo ofrecen respuestas diversas, a veces complementarias y otras contradictorias, sobre el origen del universo. Mientras las tradiciones abrahámicas enfatizan un Dios creador, el hinduismo y el budismo proponen ciclos cósmicos o una realidad emergente. Estas diferencias reflejan no solo contextos culturales distintos, sino también formas alternativas de entender el tiempo, la existencia y lo divino.

Hoy, en la era de la ciencia, muchas de estas narrativas se reinterpretan para dialogar con teorías como el Big Bang o el multiverso. Algunos ven conflicto, otros armonía, pero lo innegable es que la pregunta por el origen del universo sigue inspirando tanto a creyentes como a científicos. Quizá, más que buscar una respuesta definitiva, el valor está en la reflexión misma: un recordatorio de que, en un cosmos vasto y misterioso, lo humano y lo sagrado siempre estarán entrelazados.

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