¿Qué papel jugó la Convención Preliminar de Paz de 1828 en la independencia de Uruguay?

Publicado el 28 mayo, 2025 por Rodrigo Ricardo

La Convención Preliminar de Paz de 1828 fue un acuerdo diplomático clave que sentó las bases para el reconocimiento de Uruguay como un Estado soberano e independiente. Este tratado, firmado el 27 de agosto de 1828 en Río de Janeiro, puso fin a la Guerra da Cisplatina (1825-1828), un conflicto que enfrentó al Imperio del Brasil y las Provincias Unidas del Río de la Plata (actual Argentina) por el control del territorio oriental. La mediación del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda fue fundamental para alcanzar este acuerdo, ya que ambas potencias regionales se negaban a ceder el dominio de la Banda Oriental. La Convención no solo estableció la paz entre Brasil y Argentina, sino que también reconoció la autonomía de Uruguay, marcando así un hito en su proceso independentista.

El contexto previo a la Convención estuvo marcado por décadas de disputas territoriales. Desde la época colonial, la Banda Oriental había sido objeto de conflictos entre España y Portugal, y luego entre Argentina y Brasil. La Revolución de 1825, liderada por los Treinta y Tres Orientales bajo el mando de Juan Antonio Lavalleja, buscaba reintegrar el territorio a las Provincias Unidas, pero la resistencia brasileña llevó a un prolongado conflicto militar. La Convención Preliminar de Paz surgió como una solución diplomática ante el estancamiento bélico, donde ninguna de las dos potencias lograba imponerse de manera definitiva. Así, el tratado no solo evitó una guerra mayor, sino que también permitió la creación de un Estado independiente en la región.

Antecedentes Históricos: La Lucha por la Banda Oriental

Para comprender la importancia de la Convención Preliminar de Paz, es necesario analizar los antecedentes que llevaron a su firma. La Banda Oriental había sido un territorio en disputa desde la fundación de la Colonia del Sacramento por los portugueses en 1680. Durante el período colonial, España y Portugal compitieron por el control de la región, lo que generó múltiples conflictos armados. Tras la independencia de las colonias americanas, la Banda Oriental quedó en medio de las ambiciones expansionistas de Argentina y Brasil. En 1821, el Congreso Cisplatino, bajo presión brasileña, votó por la incorporación de la región al Imperio del Brasil como la Provincia Cisplatina. Sin embargo, esta anexión no fue aceptada por gran parte de la población oriental, lo que llevó a la Revolución de 1825.

La Revolución de 1825, encabezada por los Treinta y Tres Orientales, buscaba la reintegración de la Banda Oriental a las Provincias Unidas del Río de la Plata. El conflicto escaló rápidamente, y Argentina apoyó militarmente a los insurgentes, lo que llevó a una guerra abierta con Brasil. Las batallas fueron intensas, pero ninguno de los bandos logró una victoria decisiva. El costo económico y humano de la guerra llevó a ambas naciones a considerar una salida negociada. Fue en este contexto que el Reino Unido, interesado en garantizar la libre navegación en el Río de la Plata y estabilizar la región para favorecer el comercio, intervino como mediador. La Convención Preliminar de Paz fue, por tanto, el resultado de un agotamiento militar y de presiones diplomáticas internacionales.

Los Términos de la Convención Preliminar de Paz

La Convención Preliminar de Paz estableció una serie de cláusulas que buscaban resolver el conflicto de manera pacífica. En primer lugar, tanto Brasil como Argentina renunciaron a sus pretensiones sobre la Banda Oriental, reconociendo su independencia bajo el nombre de Estado Oriental del Uruguay. Este reconocimiento fue un paso fundamental, ya que ninguna de las dos potencias había aceptado previamente la posibilidad de una nación independiente en la región. Además, el tratado estableció que Uruguay sería un Estado neutral, evitando así futuras invasiones o conflictos por parte de sus vecinos.

Otra disposición importante fue la delimitación de fronteras. Brasil y Argentina acordaron los límites del nuevo Estado, aunque algunas disputas territoriales persistirían en los años siguientes. Asimismo, se estableció que Uruguay no podría unirse a ninguna de las dos naciones en el futuro, garantizando así su soberanía. La Convención también incluía cláusulas sobre el retiro de tropas brasileñas y argentinas del territorio uruguayo, así como la liberación de prisioneros de guerra. Sin embargo, uno de los aspectos más controvertidos fue la obligación de Uruguay de asumir una deuda de guerra, lo que generaría tensiones económicas en los primeros años de la independencia.

Consecuencias y Legado de la Convención

La firma de la Convención Preliminar de Paz tuvo un impacto inmediato en la consolidación de Uruguay como nación independiente. El 18 de julio de 1830, se promulgó la primera Constitución del Uruguay, formalizando su estatus como república soberana. Sin embargo, los primeros años de independencia estuvieron marcados por inestabilidad política y conflictos internos, incluyendo las guerras civiles entre los caudillos Manuel Oribe y Fructuoso Rivera. A pesar de estos desafíos, el tratado de 1828 sentó un precedente importante en la diplomacia sudamericana, demostrando que era posible resolver conflictos territoriales mediante negociaciones en lugar de guerras prolongadas.

El legado de la Convención Preliminar de Paz perdura hasta hoy como un momento fundacional en la historia uruguaya. No solo garantizó la independencia del país, sino que también estableció un modelo de resolución pacífica de conflictos en la región. La participación de potencias extranjeras, como el Reino Unido, también marcó un precedente en la influencia de actores internacionales en los procesos independentistas latinoamericanos. En definitiva, la Convención de 1828 fue un paso crucial para la creación de Uruguay como Estado soberano, cerrando un capítulo de luchas y abriendo uno nuevo en su historia nacional.

Conclusión

La Convención Preliminar de Paz de 1828 fue un acuerdo trascendental que permitió la independencia de Uruguay tras años de conflictos entre Brasil y Argentina. Su importancia radica no solo en el reconocimiento de la soberanía uruguaya, sino también en su papel como ejemplo de diplomacia en una región marcada por guerras y disputas territoriales. Aunque los primeros años de la república estuvieron llenos de desafíos, el tratado sentó las bases para la consolidación de Uruguay como nación libre e independiente. Hoy, este acuerdo sigue siendo recordado como un momento clave en la historia del país y de América Latina.

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