Trauma Psicológico: Definición, tipos y tratamiento
¿Qué es el trauma psicológico?
La definición de trauma, según la Asociación Estadounidense de Psicología, es una respuesta emocional a un evento que cambia la vida, como un accidente automovilístico, un desastre natural o violencia sexual. Los individuos responden de manera diferente a los eventos traumáticos. Un evento que una persona percibe como traumático y que altera su vida puede no afectar negativamente a otra persona que experimentó el mismo evento al mismo tiempo. El trauma puede ocurrir por estar directamente involucrado o por observar un evento adverso. Algunas personas pueden quedar traumatizadas con solo escuchar acerca de dicho evento. Esto se conoce como trauma secundario.
Tipos de trauma
El trauma puede adoptar diversas formas. Los tres tipos de traumatismos más comunes son el agudo, el crónico y el complejo.
- Agudo: Aquí es donde entra en juego la respuesta de lucha o huida del cuerpo. El trauma agudo es una experiencia de corta duración en la que no se detecta una amenaza persistente.
- Crónico: Se formará un trauma crónico si el evento de corta duración descrito como trauma agudo no disminuye o incluye factores estresantes adicionales. El trauma crónico puede producir deterioros sustanciales, como flashbacks, estados de hiperactivación y cambios de humor y emociones.
- Complejo: Un evento adverso persistente o recurrente se describe como un trauma complejo. Este trauma se asocia típicamente con los niños y sus cuidadores adultos u otras figuras autorizadas (p. ej., maestros o líderes religiosos). La incapacidad de escapar o evitar el evento que induce el trauma se asocia con un trauma complejo.
Trauma psicológico: síntomas y respuestas
Cuando un individuo experimenta un trauma psicológico, es común que tenga una respuesta al trauma. Inmediatamente después del evento, un individuo puede pasar por una etapa de negación o shock. Una vez que ha pasado algún tiempo desde que ocurrió el evento traumático, un individuo puede experimentar síntomas físicos como náuseas o dolores de cabeza. Las respuestas psicológicas pueden incluir flashbacks, terrores nocturnos o emociones inestables.
Experimentar un trauma cuando era niño puede tener implicaciones duraderas. Como se señaló anteriormente, los traumatismos complejos pueden ser más frecuentes en los niños. La Administración de Servicios de Salud Mental y Abuso de Sustancias (SAMHSA), líder en la progresión de los servicios de salud conductual, informa que dos tercios de los niños experimentarán al menos un evento traumático antes de cumplir los dieciséis años.
Para los niños en edad escolar, experimentar un evento traumático genera problemas de aprendizaje, lo que resulta en calificaciones más bajas y una mayor probabilidad de tener enfrentamientos con las autoridades. Otros problemas incluyen baja autoestima, ansiedad y uso de sustancias. Problemas como las enfermedades cardíacas y la diabetes se han relacionado con adultos que experimentaron traumas infantiles. Además, las investigaciones han encontrado que el trauma experimentado en la niñez se asocia con peores resultados que el trauma experimentado en la edad adulta.
Tratamiento del trauma psicológico
Un individuo sometido a un evento traumático puede retomar una vida normal con el tiempo. Las personas son naturalmente resilientes. Las formas de afrontar una respuesta al trauma incluyen:
- Tiempo: las personas necesitan tiempo para procesar los eventos negativos y lamentar las pérdidas.
- Comunicación: Hable con un ser querido o un amigo cercano. Asistir a un grupo de apoyo también puede resultar beneficioso. A otros les resulta útil llevar un diario o un diario.
- Estilo de vida: adopte un estilo de vida saludable haciendo ejercicio, comiendo alimentos saludables y durmiendo lo suficiente por la noche. Estar en contacto con la naturaleza también puede resultar beneficioso. Trate de no tomar decisiones cruciales, como comenzar un nuevo trabajo o realizar grandes compras, ya que estos eventos pueden resultar estresantes.
Se debe buscar ayuda profesional si una persona experimenta sentimientos de desesperanza, tiene dificultades para afrontar sus rutinas diarias o siente la necesidad de hacerse daño. Hay varias opciones de tratamiento basadas en evidencia disponibles. Algunos ejemplos son:
- Terapia cognitivo-conductual (TCC): esta técnica tiene como objetivo ayudar a las personas a modificar formas de pensamiento y patrones de comportamiento poco saludables. Ha demostrado ser beneficioso para el tratamiento de adultos y podría reducir la posibilidad de que un individuo desarrolle posteriormente un trastorno de estrés postraumático crónico (TEPT).
- Primeros Auxilios Psicológicos (PFA): Este tratamiento tiene como objetivo ofrecer asistencia y compartir información sobre estrategias de afrontamiento. Este enfoque se utilizó inicialmente con niños, adultos y familias que habían experimentado un desastre natural. Ahora, esta opción de tratamiento se utiliza para todo tipo de traumatismos en una variedad de entornos, como hospitales, líneas directas de crisis y entornos comunitarios como escuelas.
- Terapia de exposición: con este enfoque, la realidad virtual a veces se utiliza para ayudar a las personas a revivir el evento con el objetivo de aprender cómo manejar la circunstancia con éxito. Esta opción ha demostrado ser exitosa para flashbacks y terrores nocturnos.
- Desensibilización y reprocesamiento por movimientos oculares (EMDR): combinado con el enfoque de terapia de exposición anterior, EMDR utiliza movimientos oculares guiados para ayudar a enseñar a las personas cómo manejar los pensamientos desagradables relacionados con un evento traumático de manera más efectiva.
Además de las opciones de tratamiento anteriores, la medicación también puede ser una opción. Dos de los medicamentos más utilizados son los antidepresivos y los ansiolíticos. Los antidepresivos pueden ayudar a mejorar la concentración de una persona y al mismo tiempo ayudan con los problemas de sueño. Como sugiere el nombre, los medicamentos contra la ansiedad se usan para reducir los problemas relacionados con la ansiedad. Los profesionales de la salud recomiendan el uso a corto plazo de medicamentos contra la ansiedad porque es posible que surjan problemas relacionados con la adicción.
Resumen de la lección
El trauma se puede definir como una respuesta a un evento que altera la vida, como un desastre natural, una guerra o violencia sexual. No todos los individuos responden de la misma manera al trauma. El trauma afecta a todos de manera diferente. Los tres tipos de trauma incluyen:
- Agudo: Una experiencia de corta duración, en la que el instinto es luchar o huir.
- Crónico: Ocurre cuando los efectos de un trauma agudo son prolongados o se combinan con otros factores estresantes.
- Complejo: el efecto traumático no es de corta duración y continúa ocurriendo con frecuencia (por ejemplo, conducta sexual inapropiada) y la víctima no puede escapar del entorno dañino.
Una respuesta inicial al trauma puede ser conmoción o incredulidad de que haya ocurrido el evento. Las respuestas más prolongadas incluyen síntomas físicos como dolores de cabeza y náuseas o síntomas psicológicos como flashbacks o terrores nocturnos. Es común que los niños que experimentan un evento traumático luchen contra problemas de baja autoestima y ansiedad. Más adelante en la vida, las personas que sufrieron un trauma infantil tienen un mayor riesgo de desarrollar enfermedades cardíacas y diabetes. Para ayudar a combatir los efectos del trauma, las personas deben darse tiempo para procesar las emociones negativas y afrontar cualquier pérdida. Hablar con un ser querido o alguien en quien se puede confiar ha resultado útil. Cambiar el estilo de vida también puede resultar útil. Comer alimentos más saludables, hacer más ejercicio y disfrutar de la naturaleza son cambios positivos en el estilo de vida. Se debe buscar ayuda profesional si una persona tiene ganas de lastimarse a sí misma o a otra persona, tiene dificultades para afrontar la vida cotidiana o tiene sentimientos de desesperanza. Hay muchas opciones basadas en evidencia disponibles, como EMDR, TCC, terapia de exposición o PFA. Los medicamentos también pueden ayudar con síntomas como la depresión o la ansiedad.
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