Cómo la guerra civil afectó la economía y la vida cotidiana en el norte y el sur

La guerra en casa

Como la batalla de BentonvilleA menos de una milla de distancia, un cirujano del ejército estadounidense llamó a la puerta de Amy Harper y le informó que la casa ahora era un hospital. Según un funcionario de la Unión, ella y seis de sus hijos se retiraron escaleras arriba mientras “ una docena de cirujanos y sus asistentes en mangas de camisa se pararon en toscos bancos, cortaron brazos y piernas y los arrojaron por las ventanas, donde yacían esparcidos en la hierba.’ Imagina las vistas, los sonidos y los olores que experimentaron los Arpistas. El ejército de la Unión se marchó en cuestión de días, dejando a 45 confederados a su cuidado, sin suministros médicos ni compensación económica. Uno de sus hijos dijo más tarde que la familia trabajaba como ‘enfermeras, cirujanos, comisarios, capellanes y funerarias’. Mi madre los alimentó, les lavó las heridas, les señaló al Salvador,

Foto que revela la destrucción causada por la Guerra Civil.

Desafortunadamente, su calvario era familiar para la gente en la mayoría de las ciudades cercanas a una batalla. Miles de soldados heridos fueron trasladados a todos los espacios disponibles, incluidas iglesias, negocios, casas, graneros, carpas y porches. Los campos, el ganado y las casas fueron saqueados y destruidos. Sin animales, sin dinero, semillas, esclavos ni hombres, millones de acres de tierras agrícolas del sur quedaron sin plantar. Ciudades como Charleston, Atlanta y Richmond quedaron reducidas a escombros.

La economía de la guerra

Si bien el sur fue el más afectado, los civiles de todo el país sintieron las dificultades de la Guerra Civil. La interdependencia de las regiones se hizo dolorosamente evidente. Mientras que la caña de azúcar se pudría en los campos del sur debido a la falta de mano de obra, algunos norteños no podían comprar azúcar sin importar cuánto estuvieran dispuestos a pagar. La carne escaseaba en todas partes, mientras que el ganado se multiplicaba y deambulaba por las sierras del suroeste sin marcas; simplemente no había nadie para atenderlos, transportarlos o sacrificarlos.

Antes de la guerra, la mayor parte de la riqueza del sur estaba en tierras y esclavos, cosas que realmente no podían usarse para financiar una guerra, y el bloqueo obstaculizó su capacidad para recaudar efectivo. La moneda desapareció en todo el país, y los intentos del Sur de estimular el comercio mediante la emisión de papel moneda crearon hiperinflación. En 1861, el valor de un dólar en oro costaba 1,10 dólares de Virginia en billetes confederados. En 1864, ese dólar de oro costaba $ 20 en billetes confederados y al final de la guerra, $ 70. Además, el bloqueo de la Unión provocó escasez, y primero se aprovisionó al ejército, lo que elevó los precios aún más. El costo semanal de alimentar a una familia se disparó de $ 6.55 en 1860 a $ 68.25 en 1863, poniendo muchos artículos fuera del alcance de la mayoría de las personas. Mujeres sureñas ingeniosas hervían sal de los pisos de los ahumaderos, Harina de trigo con bellotas molidas y guantes hechos con pieles de conejo. El café, el té, las velas y el papel se convirtieron en artículos de lujo; los zapatos no se podían comprar a ningún precio. En un intento por ayudar, el Congreso Confederado ordenó a los ciudadanos que pagaran sus impuestos en productos y ganado, con la esperanza de alimentar al ejército y aliviar a los ciudadanos con problemas de liquidez. Pero la falta de transporte resultó en depósitos llenos de comida podrida mientras los civiles se quedaban sin ellos.

Jefferson Davis fue el presidente de la Confederación

El 2 de abril de 1863, una turba de mil mujeres de Virginia hambrientas irrumpió en la oficina del gobernador. Cuando no ayudó, comenzaron a saquear tiendas. Fue necesario el propio presidente confederado Jefferson Davis y una línea de infantería para finalmente dispersar el Richmond Bread Riot. Davis arrojó dinero en señal de frustración. “Dice que tiene hambre y no tiene dinero; esto es todo lo que tengo”. Mientras tomaban el dinero en efectivo, Davis alzó su reloj de oro. ¿Lo tiraría él también? No. “Cinco minutos”, dijo. Si no se marchaban en cinco minutos, la infantería dispararía contra la multitud. La revuelta del pan terminó silenciosamente.

Los efectos de la guerra en otras regiones fueron mixtos. Las disminuciones en las industrias civiles, como los textiles de algodón, fueron compensadas por la producción de guerra, como los textiles de lana. Todas las industrias relacionadas con el combate se dispararon, incluido el transporte. La guerra también aceleró la viabilidad comercial de inventos, como máquinas de coser, leche condensada y arados rotativos, cualquier cosa que ayudara a sostener al ejército. Sin embargo, el precio de los alimentos se duplicó, mientras que los salarios aumentaron solo la mitad de rápido. Muchas empresas también vieron dificultades debido a la inflación, una fuerza laboral reducida y menos capital disponible para la inversión. Los ingresos agrícolas en Occidente aumentaron, al igual que los conflictos con los nativos americanos, mientras que los pueblos fronterizos se convirtieron en pueblos fantasmas.

La guerra cambia comunidades

Muchos estados tenían hombres luchando en ambos ejércitos durante la Guerra Civil, y esto fue especialmente cierto en las ciudades fronterizas. Tales lealtades divididas llevaron a la desconfianza y la violencia dentro de algunas comunidades; en los Apalaches, un intenso conflicto armado era prácticamente una guerra civil en sí mismo. Los llamados ‘bushwhackers’ no juraron lealtad a nadie y se aprovecharon de las granjas aisladas de ambos lados. Causaron un miedo considerable en toda la región, ya que los ejércitos los juraron y las fuerzas del orden rara vez pudieron seguir el ritmo de sus movimientos.

La guerra contó con un amplio apoyo en el sur, pero la oposición persistió en todo el norte, especialmente de los demócratas pacifistas, llamados Copperheads por su tendencia a atacar sin previo aviso. Muchos de ellos acusaron a los republicanos de provocar intencionalmente al Sur para su propio beneficio. Pero incluso las personas que apoyaron la guerra a veces se opusieron al servicio militar obligatorio.

La Confederación instituyó un borrador en 1862, que finalmente se extendió para incluir a todos los hombres sanos de entre 17 y 50 años. Un año después, la Unión aprobó una ley similar. Los ciudadanos del Norte y del Sur se opusieron a las lagunas que permitían a los hombres ricos contratar sustitutos. Los sureños protestaron porque el servicio militar obligatorio federal era una violación de los derechos de los estados. Después de que Nueva York publicara el primer borrador de los avisos, los inmigrantes recientes, que fueron reclutados de manera desproporcionada, encabezaron una turba de más de 50.000 alborotadores, que saquearon tiendas, mataron hasta 100 ciudadanos negros (a quienes culparon por la guerra), quemaron casas e incluso una iglesia y un orfanato. Lincoln tuvo que sacar a las tropas del combate para sofocar los disturbios de la ciudad de Nueva York. Se reclutó a un cuarto de millón de hombres, pero al final, solo alrededor del 6% de ellos se unieron al ejército.

Frances Clayton y su esposo sirvieron en el ejército de la Unión

Mujeres en la guerra

Durante la guerra, las mujeres de la Unión y la Confederación realizaron trabajos que los hombres blancos habían dejado atrás y ayudaron directamente con el esfuerzo bélico. En el frente, cocinaban comida, cosían uniformes, escribían y leían cartas para los heridos, cantaban a los soldados heridos y rezaban con ellos. Tampoco hubo escasez de prostitutas en ambos lados del conflicto. Por primera vez, las mujeres se convirtieron en enfermeras, bajo la estricta tutela de Dorothea Dix en el norte. Actuando por su cuenta, Clara Bartonen realidad se arrastró a los campos de batalla, comenzando en Antietam, para asistir a los moribundos. Continuó con su agencia de ayuda de una sola mujer durante la guerra, concibiendo la idea de la Cruz Roja. Y como en cualquier guerra, había mujeres en combate y actuando como espías. La Sra. Francis Clayton se alistó en el ejército de la Unión con su esposo; lucharon juntos en 18 batallas. Aunque los registros oficiales son escasos (por razones obvias), las mujeres, como la Sra. Clayton, existen en la tradición tanto del Norte como del Sur. Las mujeres de Harrisonburg, Virginia, incluso se ofrecieron a formar un regimiento de mujeres.

Resumen de la lección

Revisemos. La guerra llegó a la puerta principal de muchas familias sureñas. Muchos fueron afectados por batallas o saqueados por ejércitos que pasaban. La falta de mano de obra creó escasez en todo el país; el bloqueo afectó específicamente el suministro de bienes en el Sur. La inflación se disparó en todas partes, pero fue peor en el sur, lo que provocó una revuelta en Richmond. La industria en el norte se desinfló a medida que las industrias de guerra se recuperaron donde cayeron otras manufacturas. La productividad agrícola aumentó en Occidente, mientras que muchas ciudades fronterizas se vaciaron debido a la violencia. Copperheads lideró la oposición en el norte y la violencia estalló con los disturbios por el reclutamiento de la ciudad de Nueva York. Mientras tanto, las mujeres ocuparon puestos en el hogar y en el frente como ayudantes de campo, enfermeras, soldados y espías. Clara BartonLa ayuda en el campo de batalla evolucionó hasta convertirse en la Cruz Roja.

Objetivos de la lección

Después de ver esta lección, debería poder:

• Comprender los problemas monetarios que sufrieron el Norte y el Sur durante la guerra.
• Describir el motín del pan de Richmond y los disturbios del reclutamiento de la ciudad de Nueva York
• Definir ‘bushwhackers’ y Copperheads
• Explicar la participación de las mujeres en la guerra, incluidas Clara Barton y Francis Clayton.