El Bombardeo a Plaza de Mayo (1955): Un Día de Sangre en Argentina

Publicado el 10 abril, 2025 por Rodrigo Ricardo

Introducción: El Contexto Histórico del Bombardeo

El 16 de junio de 1955, Argentina vivió uno de los episodios más oscuros de su historia: el bombardeo a Plaza de Mayo, un ataque aéreo perpetrado por facciones disidentes de la Marina y la Fuerza Aérea contra el gobierno constitucional de Juan Domingo Perón. Este evento, que dejó un saldo de más de 300 muertos y alrededor de 800 heridos, marcó un punto de inflexión en la política argentina, evidenciando la profunda división entre peronistas y antiperonistas. Para comprender la magnitud de esta tragedia, es necesario analizar el clima político de la época. Perón, quien había sido reelegido en 1951, enfrentaba una creciente oposición de sectores conservadores, la Iglesia Católica y las Fuerzas Armadas, que veían con recelo su política social y su alianza con los trabajadores.

La tensión llegó a su punto máximo cuando, en 1955, un grupo de militares y civiles opositores comenzó a conspirar para derrocarlo. El bombardeo no fue un acto aislado, sino parte de un golpe de Estado fallido que buscaba eliminar físicamente a Perón y a sus seguidores. Los aviones de la Marina, principalmente los modelos North American AT-6 y los bombarderos Gloster Meteor, sobrevolaron la Plaza de Mayo y lanzaron bombas sobre civiles desprevenidos, incluyendo mujeres, niños y trabajadores que se manifestaban en apoyo al gobierno. La brutalidad del ataque conmocionó al país y dejó una herida que tardaría décadas en cerrarse.

El Ataque: Crónica de un Día de Terror

A las 12:40 horas del 16 de junio, los primeros aviones aparecieron en el cielo de Buenos Aires. Muchos ciudadanos, al escuchar el ruido de los motores, pensaron inicialmente que se trataba de una exhibición aérea, pero pronto se dieron cuenta de la terrible realidad. Las bombas comenzaron a caer sobre la Plaza de Mayo, el corazón político de Argentina, donde se encontraban la Casa Rosada, la Catedral Metropolitana y el Cabildo. El objetivo claro era matar a Perón, quien solía estar en su despacho a esa hora, pero ese día no se encontraba en el lugar. Sin embargo, la población civil pagó el precio más alto.

Los testimonios de los sobrevivientes relatan escenas dantescas: cuerpos mutilados, edificios destruidos y el caos en las calles mientras la gente corría desesperada buscando refugio. Los ataques se prolongaron por varias horas, con oleadas de aviones que regresaban para asegurarse de cumplir su misión. La falta de preparación de las fuerzas leales al gobierno permitió que los rebeldes actuaran con impunidad durante un tiempo, hasta que finalmente fueron repelidos. Mientras tanto, en otros puntos del país, como en Córdoba y Río Santiago, también se registraron enfrentamientos entre tropas leales y sublevadas.

Las Consecuencias Políticas y Sociales

El bombardeo a Plaza de Mayo no logró su objetivo inmediato de derrocar a Perón, pero aceleró el proceso que llevaría a su caída tres meses después, en septiembre de 1955, con el golpe de Estado conocido como la “Revolución Libertadora”. El gobierno peronista, debilitado por el ataque y la creciente presión de los militares, no pudo sostenerse, y Perón partió al exilio. Sin embargo, el costo humano y político de aquel día dejó una marca imborrable en la memoria colectiva.

A nivel social, el bombardeo profundizó la brecha entre peronistas y antiperonistas. Para los seguidores de Perón, el ataque fue un crimen de lesa humanidad que demostró la ferocidad de la oligarquía y sus aliados militares. Para los opositores, en cambio, fue un acto desesperado para “liberar” al país de un gobierno que consideraban autoritario. Esta polarización se mantendría vigente durante décadas, influyendo en la inestabilidad política de Argentina.

Además, el hecho de que la Iglesia Católica, enfrentada con Perón por la separación entre Iglesia y Estado, haya sido acusada de complicidad con los rebeldes, añadió otro elemento de conflicto. La quema de iglesias por parte de grupos peronistas en represalia por el bombardeo exacerbó aún más las tensiones.

Reflexiones Finales: Memoria y Justicia

A casi siete décadas del bombardeo, el evento sigue siendo un tema de debate en Argentina. ¿Fue un intento legítimo de derrocar a un gobierno autoritario, o un crimen de guerra contra civiles inocentes? La respuesta depende de la perspectiva política, pero lo innegable es que se trató de un acto de violencia extrema que dejó cientos de víctimas.

En los últimos años, familiares de las víctimas y organizaciones de derechos humanos han reclamado mayor reconocimiento histórico y justicia. Aunque algunos responsables fueron juzgados, muchos otros nunca enfrentaron consecuencias. Recordar el bombardeo a Plaza de Mayo no solo es un ejercicio de memoria, sino también una advertencia sobre los peligros de la intolerancia política y la violencia como método para resolver conflictos.

Argentina aún debe reconciliarse con este capítulo trágico de su historia, honrando a las víctimas y aprendiendo de los errores del pasado para construir un futuro más justo y pacífico.

Author

Rodrigo Ricardo

Apasionado por compartir conocimientos y ayudar a otros a aprender algo nuevo cada día.

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