Judith Butler y la Política de lo Precario: Vulnerabilidad, Resistencia y Alianzas Radicales

Publicado el 13 abril, 2025 por Rodrigo Ricardo

Introducción: Replanteando la Vulnerabilidad como Fuerza Política

La conceptualización butleriana de la precariedad y la vulnerabilidad representa un giro fundamental en el pensamiento político contemporáneo, ofreciendo un marco teórico para comprender cómo las condiciones de interdependencia y exposición al daño pueden convertirse en fundamentos para la acción colectiva. Butler desafía la noción liberal del individuo autónomo y autosuficiente, argumentando que todos los cuerpos son esencialmente vulnerables debido a su materialidad finita y su dependencia de redes sociales de sostenimiento de la vida. Esta vulnerabilidad, lejos de ser un defecto o debilidad, se revela como la condición compartida que hace posible tanto la ética como la política. En obras como Vida precaria (2004) y Marcos de guerra (2009), Butler explora cómo los regímenes políticos contemporáneos distribuyen diferencialmente esta vulnerabilidad, protegiendo a algunos mientras exponen deliberadamente a otros a condiciones de mayor riesgo y desprotección. Este análisis resulta particularmente relevante en contextos de violencia estatal, guerras, migraciones forzadas y crisis ecológicas, donde ciertas poblaciones son sistemáticamente abandonadas a su suerte.

El concepto de precariedad en Butler no se limita a la inseguridad económica, sino que engloba la fragilidad ontológica de la existencia humana, la dependencia de reconocimiento por parte de otros y la exposición a pérdidas irreparables. La autora muestra cómo los aparatos estatales y mediáticos construyen marcos de inteligibilidad que determinan qué vidas son consideradas dignas de duelo y protección, mientras otras son relegadas al estatuto de lo irreparablemente perdido. Este mecanismo se hace evidente en la cobertura mediática asimétrica de las víctimas de guerras, donde ciertas muertes son ampliamente lamentadas mientras otras ni siquiera son contabilizadas. La propuesta política butleriana consiste precisamente en ampliar estos marcos de reconocimiento, haciendo visible la interdependencia global que une destinos aparentemente desconectados. Esta perspectiva ha influido profundamente en movimientos sociales contemporáneos que buscan construir solidaridades transnacionales frente a las múltiples formas de violencia sistémica.

La Distribución Diferenciada de la Precariedad: Mecanismos de Inclusión y Exclusión

Butler analiza minuciosamente los dispositivos mediante los cuales el poder político administra y jerarquiza la vulnerabilidad humana, creando estratificaciones sociales basadas en quién merece protección y quién puede ser abandonado. Estos mecanismos operan a través de complejas tecnologías de clasificación racial, de género, nacionales y de clase que determinan el valor relativo asignado a diferentes vidas. La noción de “vidas precarias” se refiere precisamente a aquellas existencias que habitan el límite de lo reconocible, constantemente amenazadas por la desaparición, la invisibilización o la muerte social. Ejemplos paradigmáticos incluyen los cuerpos racializados en las fronteras globales, las personas sin hogar en las metrópolis capitalistas, las comunidades queer en regímenes fundamentalistas, y todas aquellas figuras que desafían las normas de inteligibilidad dominantes. Butler muestra cómo la precarización no es un accidente del sistema, sino una estrategia deliberada de gobernanza neoliberal que produce poblaciones prescindibles como condición para el mantenimiento del orden establecido.

Este análisis se conecta con la teoría butleriana anterior sobre performatividad de género al revelar cómo ciertas identidades son sistemáticamente empujadas hacia zonas de mayor riesgo y exposición. Las políticas de austeridad, los regímenes migratorios restrictivos, la criminalización de la pobreza y la patologización de las identidades no normativas funcionan como dispositivos complementarios que intensifican selectivamente la precariedad para algunos mientras protegen a otros. Butler destaca especialmente cómo la retórica de la seguridad nacional ha servido para justificar la producción masiva de inseguridad para poblaciones enteras, creando un mundo donde la protección de unos depende directamente de la exposición de otros. Frente a este panorama, la autora propone repensar radicalmente las nociones de seguridad y protección, alejándolas de paradigmas militaristas y punitivos para orientarlas hacia modelos basados en la interdependencia y el cuidado mutuo. Esta reformulación tiene implicaciones profundas para movimientos que luchan contra la violencia policial, el encarcelamiento masivo y las guerras permanentes, ofreciendo un marco alternativo para concebir la justicia social.

Resistencia y Alianzas Radicales: La Política de la Cohabitación

La propuesta política que surge del análisis butleriano de la precariedad no se limita a la denuncia, sino que avanza hacia la construcción de nuevas formas de alianza y acción colectiva basadas en el reconocimiento de la vulnerabilidad compartida. Butler desarrolla el concepto de “alianzas improbables” para referirse a coaliciones políticas que trascienden identidades fijas y se articulan en torno a demandas comunes frente a sistemas opresivos. Estas alianzas no pretenden homogenizar diferencias, sino mantenerlas en tensión productiva mientras se movilizan contra formas estructurales de violencia. Ejemplos históricos incluyen las colaboraciones entre movimientos queer y organizaciones de trabajadores, o entre colectivos migrantes y grupos antirracistas, donde la solidaridad se construye desde el reconocimiento de precariedades entrelazadas aunque no idénticas. Butler insiste en que estas coaliciones deben evitar caer en lógicas representacionales que simplifican las demandas, manteniendo en cambio su carácter conflictivo y abierto.

Un aspecto crucial de esta teoría política es la redefinición del espacio público como ámbito de cohabitación radical, donde la presencia de cuerpos diversos -especialmente aquellos marcados como amenazantes o indeseables- desafía activamente los órdenes excluyentes. Las ocupaciones de plazas, las huelgas de inquilinos, las manifestaciones transnacionales y otras formas de protesta corporalizada adquieren nuevo significado desde esta perspectiva, como performances colectivas que reivindican el derecho a aparecer y ser reconocido. Butler analiza especialmente cómo las movilizaciones de poblaciones precarizadas -como las marchas migrantes o las protestas de trabajadores informales- exponen las contradicciones del sistema al hacer visible precisamente aquello que el poder busca ocultar: la interdependencia fundamental que sostiene la vida social. Esta conceptualización ha influido notablemente en movimientos como el 15-M, Occupy y las revueltas árabes, donde la ocupación persistente del espacio público se convirtió en estrategia central para desafiar regímenes de invisibilización.

Críticas y Aportaciones Continuas: El Legado de una Teoría en Movimiento

La teoría política butleriana de la precariedad no ha estado exenta de críticas, que provienen tanto de posiciones más tradicionalistas como de sectores radicales. Algunos teóricos marxistas argumentan que su enfoque en la vulnerabilidad ontológica diluye el análisis de las condiciones materiales concretas de explotación bajo el capitalismo, mientras que ciertos feminismos materialistas cuestionan si la conceptualización butleriana ofrece herramientas suficientemente concretas para organizar resistencias efectivas. Sin embargo, estas críticas han generado diálogos productivos que han enriquecido tanto la teoría crítica como las prácticas activistas. La propia Butler ha ido modificando y ampliando sus planteamientos iniciales, incorporando por ejemplo un análisis más robusto de las dimensiones económicas de la precariedad en sus trabajos más recientes, y profundizando en las conexiones entre vulnerabilidad, resistencia y justicia climática.

El legado de este marco teórico resulta evidente en su capacidad para inspirar y dar sentido a numerosas luchas sociales contemporáneas. Desde las movilizaciones por el derecho a la vivienda hasta las redes de apoyo mutuo durante la pandemia, desde las protestas contra la violencia policial hasta las huelgas climáticas juveniles, la conceptualización butleriana de la precariedad como terreno político compartido sigue demostrando su potencia analítica y movilizadora. Su insistencia en que la vulnerabilidad no es lo opuesto a la resistencia sino su condición de posibilidad ha permitido replantear estrategias activistas, enfatizando la construcción de infraestructuras de cuidado colectivo como base para la acción transformadora. En un mundo marcado por crisis superpuestas -ecológicas, pandémicas, económicas- el pensamiento butleriano ofrece herramientas cruciales para imaginar y construir futuros más habitables, donde la interdependencia deje de ser fuente de miedo para convertirse en fundamento de una política verdaderamente emancipadora.

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