La voluntad general de Rousseau: Definición y significado
Jean-Jacques Rousseau
Jean Jacques Rousseau nació en Ginebra en 1712. Aceptó diversos trabajos y finalmente se mudó a París, donde pasó a formar parte de la vida intelectual francesa. Publicó varios ensayos, uno de los cuales, “Discurso sobre las ciencias y las artes”, le valió el primer premio en un concurso de ensayo. Incluso cuando su trabajo se volvió más sofisticado, sus escritos se volvieron más controvertidos por razones políticas y religiosas. Sus obras, El contrato social y Emilio en concreto, le llevaron a ofender a las autoridades políticas y religiosas. Finalmente tuvo que huir tanto de Ginebra como de Francia y finalmente terminó exiliado en Inglaterra.
Aunque algo escandaloso en su momento, El contrato social se ha convertido en un clásico de la filosofía política que todavía se lee ampliamente en la actualidad. En la obra, Rousseau articuló su versión de la teoría del contrato social y desarrolló su idea original de la voluntad general.
La voluntad general
“La Voluntad General” de Rousseau, que es una traducción del francés, ” volonté générale ” también podría denominarse “la voluntad popular”. En resumen, es una voluntad o deseo colectivo del pueblo. Para Rousseau, es general tanto en términos de quién lo quiere como de su objeto. Así, por un lado, la voluntad general se refiere a lo que quiere el pueblo en su conjunto. Por otro lado, la voluntad general se refiere a normas, leyes, principios, valores, instituciones, etc. que un grupo étnico desea como objeto.
Por ejemplo, un pueblo no podría desear colectivamente una pizza y decir que tiene una voluntad general porque una pizza es una cosa particular. Sin embargo, un pueblo podría desear colectivamente un modo igualitario de distribución de alimentos, y eso se consideraría parte de la voluntad general. Esto se debe a que un modo de distribución es un objeto general más que un objeto particular.
Para Rousseau, la voluntad general no podía ser representada ni expresada por una persona en particular, ni siquiera un representante electo u otros funcionarios de gobierno. Además, la voluntad general es más poderosa y autoritaria que cualquier autoridad que tenga cualquier oficina gubernamental. En una democracia representativa, la primacía de la voluntad general es obvia. Si un líder actúa en contra de la voluntad popular, perderá sus próximas elecciones y, por lo tanto, perderá cualquier autoridad que tenga. Pero los líderes en otras formas de gobierno también deben prestar atención a la voluntad general porque actuar en contra de la voluntad del pueblo podría conducir a una revolución o rebelión.
Según Rousseau, la voluntad general podía identificarse mediante la votación, siempre que el público no estuviera corrompido. En otras palabras, para determinar lo que quiere un pueblo, se podría contar lo que quieren los individuos. Sin embargo, si la gente se ha vuelto corrupta, por ejemplo, al privilegiar sus propios intereses privados sobre el bien común, entonces la votación podría en realidad alejarse de la voluntad general, ya que los individuos no votarían por su interés común.
El significado de la voluntad general
La noción de voluntad general ha tenido un impacto significativo tanto en las teorías de la ciencia política como en los acontecimientos políticos. El énfasis de Rousseau en la autoridad del pueblo se ha asociado con el surgimiento de revoluciones democráticas, así como con el desarrollo de teorías sociales más igualitarias.
¿Cuál es el significado de la voluntad general hoy? Incluso ahora, los líderes pueden utilizar la noción de voluntad general para ayudar a guiar la toma de decisiones. Si es cierto que la voluntad colectiva es fundamental para el orden político, entonces los funcionarios y representantes de alto rango deben respetar y adaptarse a la voluntad general. Incluso las políticas prácticas y eficientes corren el riesgo de causar descontento y fricción social si esas políticas no son deseadas y respaldadas por los gobernados. Y para Rousseau, este descontento estaría justificado. Esto se debe a que, para Rousseau, el objetivo de vivir en una comunidad política es la libertad. En otras palabras, cuando una persona vive en una comunidad política, es libre en la medida en que sólo está sujeta a las leyes que quiere. Estar sometido a las leyes de un individuo privado, como un déspota o un monarca absoluto, sería tiránico y, en cierto sentido, antipolítico.
El contrato social de Rousseau
Si bien Jean Jacques Rousseau no inventó el concepto de contrato social, es una idea que analizó en su libro El contrato social. La noción de contrato social se hizo famosa gracias a Thomas Hobbes y, más tarde, a John Locke. En resumen, la idea del contrato social es que la autoridad gubernamental se deriva en última instancia de un acuerdo social celebrado por los gobernados. Al menos en abstracto, la gente de una comunidad o estado idealmente acepta alguna forma de gobierno o gobierno. Cualquier acción que un gobernante tomara y que violara ese acuerdo, entonces, sería injusta y no tendría autoridad.
Para el contrato social de Rousseau, una comunidad política surge cuando las personas acuerdan entre sí preservar su libertad colectivamente. Es decir, un pueblo acepta estar sujeto a las mismas leyes porque esas son las leyes que mejor le permiten a todos ser autónomos. Esto implica, según las creencias de Rousseau, que existe un límite superior al tamaño que deben tener las comunidades políticas. Si un estado intenta incorporar a demasiadas personas, en última instancia terminará oprimiendo a algunos grupos de personas, ya que no todos en un grupo grande tendrán los mismos valores o principios. Por tanto, la voluntad del gobierno sería más tiránica que general.
Resumen de la lección
Jean Jacques Rousseau fue un filósofo del siglo XVIII que hizo contribuciones duraderas a la teoría política, especialmente en su libro El contrato social. Una de sus ideas más famosas es la de la voluntad general. La voluntad general, que también podría denominarse voluntad popular o voluntad del pueblo, se refiere al bien común o interés de un colectivo. Para Rousseau, la voluntad general es general con respecto a quién la quiere (el pueblo en su conjunto) así como a su objeto (una cosa general que el pueblo quiere). Una razón por la que la idea de la voluntad general es importante es que recuerda a los líderes gubernamentales que su propia autoridad depende de la voluntad popular y que actuar en contra de la voluntad general puede conducir a la rebelión o el descontento.
Jean Jacques Rousseau también desarrolló su propia versión del contrato social. El contrato social es un acuerdo ideal o hipotético entre los gobernados y establece los límites de lo que los gobernantes pueden hacer legítimamente. Según Rousseau, los gobernados celebran un contrato social y acuerdan vivir según leyes comunes en aras de su propia libertad. En otras palabras, el objetivo de entrar en una comunidad política es vivir según las leyes que uno quiere, y cualquier gobernante que viole esas reglas compartidas actúa contra el espíritu de la comunidad política.
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