Lo que hay que saber sobre el existencialismo: filosofía y terapia existencial

Publicado el 3 abril, 2025 por Rodrigo Ricardo

Una corriente que explora la libertad, el sentido y la responsabilidad humana

El existencialismo es una corriente filosófica que surgió en el siglo XIX y se desarrolló con fuerza en el siglo XX, destacando pensadores como Jean-Paul Sartre, Friedrich Nietzsche, Martin Heidegger y Søren Kierkegaard. Esta filosofía se centra en la existencia humana, la libertad, la responsabilidad y la búsqueda de sentido en un mundo que, en apariencia, carece de significado intrínseco. A diferencia de otras corrientes que buscan verdades universales, el existencialismo pone el énfasis en la experiencia individual y en la capacidad del ser humano para crear su propio camino.

Uno de los principios fundamentales del existencialismo es que “la existencia precede a la esencia”, una idea popularizada por Sartre. Esto significa que los seres humanos no nacen con un propósito predeterminado, sino que deben definirlo a través de sus acciones y decisiones. Esta perspectiva puede resultar tanto liberadora como angustiante, ya que implica que cada individuo es completamente responsable de su vida, sin excusas ni justificaciones externas. La libertad, en este contexto, no es un privilegio, sino una carga que conlleva ansiedad y confrontación con la nada, conceptos explorados profundamente por Heidegger.

La terapia existencial: un enfoque psicológico basado en la búsqueda de significado

Derivada de la filosofía existencial, la terapia existencial es un enfoque psicológico que aborda los conflictos humanos desde una perspectiva diferente a las terapias tradicionales. Mientras que el psicoanálisis se enfoca en el inconsciente y la terapia cognitivo-conductual en patrones de pensamiento, la terapia existencial se centra en las preocupaciones fundamentales de la vida: la muerte, la libertad, el aislamiento y la falta de sentido. Psicólogos como Viktor Frankl, creador de la logoterapia, y Irvin Yalom han contribuido significativamente a este campo, proponiendo que el sufrimiento psicológico a menudo surge de una crisis existencial más que de una patología mental.

La terapia existencial no busca eliminar la ansiedad o la angustia, sino ayudar al individuo a comprenderlas y transformarlas en un motor para vivir auténticamente. Por ejemplo, Frankl, sobreviviente de los campos de concentración nazis, argumentó que incluso en las condiciones más extremas, el ser humano puede encontrar significado a través del amor, el trabajo creativo o la actitud ante el sufrimiento. Este enfoque es especialmente relevante en la sociedad contemporánea, donde muchas personas experimentan vacío existencial a pesar de tener cubiertas sus necesidades materiales.

El existencialismo en la vida cotidiana: más que una filosofía, una actitud

Aunque el existencialismo puede parecer abstracto, sus enseñanzas tienen aplicaciones prácticas en la vida diaria. Frente a la incertidumbre y la falta de respuestas absolutas, esta corriente invita a asumir la vida con coraje, aceptando que no hay garantías ni caminos predeterminados. En lugar de buscar consuelo en dogmas religiosos o ideológicos, propone que cada persona debe comprometerse con sus elecciones y aceptar las consecuencias.

En un mundo cada vez más acelerado y tecnológico, el existencialismo ofrece herramientas para reflexionar sobre qué significa vivir de manera auténtica. ¿Estamos siguiendo nuestros propios valores o simplemente cumpliendo expectativas sociales? ¿Cómo enfrentamos el miedo a la muerte o al fracaso? Estas preguntas, aunque incómodas, son esenciales para una vida plena. Tanto como filosofía como terapia, el existencialismo sigue vigente, recordándonos que, en última instancia, somos los autores de nuestra propia historia.

Críticas y controversias del existencialismo

A pesar de su influencia, el existencialismo no ha estado exento de críticas. Algunos filósofos argumentan que su enfoque en la libertad individual puede llevar a un nihilismo extremo, donde la falta de un sentido objetivo de la vida desemboca en desesperación. Otros, como los pensadores marxistas, critican que el existencialismo ignora las estructuras sociales y económicas que condicionan la libertad humana. Sartre, aunque simpatizante del marxismo, mantuvo que, incluso en condiciones de opresión, el ser humano conserva cierta capacidad de elección.

Además, el existencialismo ha sido acusado de ser una filosofía demasiado centrada en la angustia y la soledad, descuidando aspectos como la comunidad y la solidaridad. Sin embargo, autores como Albert Camus propusieron una visión más esperanzadora, sugiriendo que, aunque la vida carezca de sentido intrínseco, podemos rebelarnos contra el absurdo encontrando belleza y conexión humana.

Diferencias entre el existencialismo y otras corrientes psicológicas

La terapia existencial se distingue de otros enfoques psicológicos en varios aspectos. Mientras que el psicoanálisis freudiano busca las causas del sufrimiento en traumas pasados y conflictos inconscientes, la terapia existencial se enfoca en el presente y en cómo el individuo responde a las preguntas fundamentales de la vida. Tampoco comparte el enfoque técnico de la terapia cognitivo-conductual (TCC), que busca modificar pensamientos y conductas disfuncionales. En cambio, la terapia existencial profundiza en la experiencia subjetiva, ayudando al paciente a enfrentar sus miedos existenciales en lugar de evitarlos.

Un ejemplo claro es el tratamiento de la ansiedad. Mientras que la TCC enseña técnicas para reducir síntomas, la terapia existencial invita a la persona a explorar qué revela esa ansiedad sobre su vida: ¿Es miedo a la libertad? ¿A la muerte? ¿A no estar cumpliendo con su verdadero propósito? Este enfoque no busca eliminar el malestar, sino integrarlo como parte de una existencia auténtica.

El existencialismo en el siglo XXI: ¿Sigue siendo relevante?

En la era digital, donde muchas personas buscan respuestas rápidas y soluciones inmediatas, el existencialismo parece contracorriente. Vivimos en una sociedad que promueve el consumo, el entretenimiento constante y las fórmulas prefabricadas para la felicidad, lo que puede generar una alienación aún mayor. Sin embargo, esto hace que las preguntas existenciales sean más urgentes que nunca.

Las nuevas generaciones enfrentan crisis de identidad, incertidumbre laboral y una sobreexposición a ideales inalcanzables, lo que ha llevado a un aumento en problemas como la depresión y la ansiedad. Aquí, el existencialismo ofrece una alternativa: en lugar de buscar la felicidad como un fin, propone encontrar significado en el compromiso con uno mismo y con el mundo.

Además, la terapia existencial ha encontrado un lugar en el tratamiento de pacientes con enfermedades terminales, duelos complicados y crisis de mediana edad, donde las preguntas sobre el sentido de la vida son inevitables. Su enfoque humanista y profundo permite a las personas enfrentar lo inevitable con dignidad y autenticidad.

Conclusión: El legado del existencialismo

El existencialismo no es solo una filosofía del pasado; sigue siendo una herramienta valiosa para entender la condición humana. En un mundo que a menudo parece fragmentado y carente de sentido, su mensaje central—que somos libres y responsables de dar significado a nuestra existencia—sigue siendo poderoso.

Tanto en la filosofía como en la psicología, el existencialismo desafía a las personas a vivir con conciencia, aceptando las contradicciones y las incertidumbres de la vida. No ofrece respuestas fáciles, pero sí una invitación a vivir con mayor profundidad y autenticidad. En última instancia, como dijo Sartre: “El hombre está condenado a ser libre”, y en esa libertad radica tanto su mayor desafío como su mayor oportunidad.

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