¿Qué es la Insulina y cómo se usa?

Publicado el 5 diciembre, 2024 por Rodrigo Ricardo

La insulina y su forma de uso

La insulina es una hormona clave en el metabolismo humano, producida en el páncreas, una glándula situada detrás del estómago. Su función principal es regular los niveles de glucosa (azúcar) en la sangre, permitiendo que las células del cuerpo absorban esta energía para su funcionamiento. Sin insulina, las células no pueden utilizar correctamente la glucosa, lo que puede llevar a niveles peligrosamente altos de azúcar en la sangre, una condición conocida como hiperglucemia. En este contexto, la insulina se utiliza tanto de manera natural en el cuerpo como de manera externa, a través de inyecciones, en personas con trastornos relacionados con la insulina, como la diabetes.

La función natural de la insulina

Cuando consumimos alimentos, especialmente carbohidratos, estos se descomponen en glucosa, que pasa a la corriente sanguínea. En respuesta, el páncreas libera insulina, la cual facilita la entrada de glucosa a las células del cuerpo, especialmente a las musculares, hepáticas y adiposas. Esto permite que la glucosa sea utilizada como fuente de energía o almacenada para su uso futuro.

Sin embargo, en personas con diabetes tipo 1 o tipo 2, el cuerpo no produce suficiente insulina (diabetes tipo 1) o las células no responden adecuadamente a la insulina (diabetes tipo 2), lo que interrumpe este proceso y puede llevar a un aumento de los niveles de glucosa en sangre.

Tipos de insulina

Existen varios tipos de insulina, que se diferencian en su tiempo de acción, es decir, cuánto tiempo tarda en hacer efecto y cuánto dura su acción. Los principales tipos de insulina son:

  1. Insulina de acción rápida: Actúa entre 15 y 30 minutos después de la inyección y su efecto máximo se da entre 1 y 3 horas. Su acción dura entre 3 y 5 horas. Se utiliza comúnmente para cubrir picos de glucosa después de las comidas.
  2. Insulina de acción corta o regular: Tiene un efecto más lento en comparación con la insulina rápida, pero dura un poco más, entre 6 y 8 horas. Generalmente se administra unos 30 minutos antes de las comidas.
  3. Insulina de acción intermedia (NPH): Su acción comienza entre 1 y 2 horas después de la inyección, alcanza su máximo entre 4 y 8 horas, y dura entre 12 y 16 horas. Se utiliza para mantener los niveles de glucosa durante todo el día.
  4. Insulina de acción prolongada: Esta insulina tiene un efecto más duradero, a menudo entre 24 y 36 horas, y no tiene un pico de acción definido. Se utiliza para mantener niveles de glucosa estables a lo largo del día y la noche.
  5. Insulina combinada: Existen mezclas de insulina de acción intermedia y rápida, lo que permite una cobertura tanto para la acción rápida tras las comidas como para la acción prolongada a lo largo del día.

¿Cómo se usa la insulina?

La insulina se administra generalmente a través de inyecciones subcutáneas (debajo de la piel) utilizando una jeringa, pluma de insulina o bomba de insulina. En algunos casos, se pueden utilizar bombas que administran insulina de manera continua durante todo el día. Los pasos básicos para usar insulina mediante una jeringa o pluma son los siguientes:

  1. Preparar la insulina: Si se usa insulina NPH (de acción intermedia), es necesario mezclarla antes de la inyección. Para ello, se debe agitar suavemente el vial de insulina.
  2. Elegir el sitio de inyección: La insulina se inyecta en áreas con suficiente tejido graso, como el abdomen, la parte superior de los muslos, la parte posterior de los brazos o las nalgas. Es importante cambiar el sitio de inyección regularmente para evitar la formación de bultos de grasa (lipodistrofia).
  3. Inyectar la insulina: Con la jeringa o pluma, se inserta la aguja en un ángulo de 90 grados en la piel y se inyecta la dosis prescrita. Es importante seguir las instrucciones del médico sobre la cantidad exacta de insulina a usar.
  4. Monitoreo de los niveles de glucosa: Las personas con diabetes deben controlar regularmente sus niveles de glucosa en sangre para asegurarse de que la insulina esté funcionando correctamente y ajustar la dosis según sea necesario.

¿Qué factores influyen en el uso de insulina?

El uso de insulina no es estático; depende de varios factores, entre los que se incluyen:

  • La dieta: Los alimentos, especialmente los carbohidratos, afectan los niveles de glucosa en sangre. Las personas con diabetes deben ajustar su dosis de insulina según el contenido glucémico de sus comidas.
  • El ejercicio: La actividad física puede reducir los niveles de glucosa en sangre, por lo que las personas que hacen ejercicio regularmente pueden necesitar ajustar la cantidad de insulina.
  • Estrés y enfermedades: El estrés y las infecciones pueden aumentar los niveles de glucosa en sangre, por lo que puede ser necesario aumentar las dosis de insulina en estos casos.
  • Medicamentos adicionales: Otros medicamentos que se utilicen para tratar la diabetes o afecciones asociadas pueden interactuar con la insulina, lo que influye en la cantidad necesaria.

¿Qué ocurre si no se usa insulina adecuadamente?

El mal uso o la falta de insulina puede dar lugar a varios problemas de salud. Si los niveles de glucosa en sangre son demasiado altos (hiperglucemia), pueden producirse complicaciones a largo plazo, como daños a los riñones, los ojos, el corazón y los nervios. Si los niveles de glucosa bajan demasiado (hipoglucemia), pueden presentarse síntomas como sudoración, temblores, confusión, y en casos extremos, coma.

Conclusión

La insulina es fundamental para el manejo de la diabetes y la regulación adecuada de la glucosa en sangre. Su uso adecuado, ajustado a las necesidades de cada persona, es esencial para evitar complicaciones graves asociadas con la diabetes. Es crucial seguir las indicaciones médicas y ajustar la dosis de insulina en función de diversos factores como la dieta, el ejercicio y el estrés. Con el tratamiento adecuado y un buen monitoreo, las personas con diabetes pueden llevar una vida saludable y activa.

Articulos relacionados