Células Gliales en los Trastornos Neurológicos y Psiquiátricos: Mecanismos y Oportunidades Terapéuticas

Publicado el 20 abril, 2025 por Rodrigo Ricardo

1. Introducción: El Cambio de Paradigma en la Comprensión de las Enfermedades Neurológicas

Durante décadas, la investigación en neurociencias se centró predominantemente en las neuronas como protagonistas exclusivas de los trastornos neurológicos y psiquiátricos. Sin embargo, un cuerpo creciente de evidencia está transformando radicalmente este paradigma, revelando que las células gliales desempeñan roles patogénicos críticos en condiciones que van desde la enfermedad de Alzheimer hasta la esquizofrenia y la depresión mayor. Este cambio de perspectiva no es meramente académico, sino que tiene profundas implicaciones para el desarrollo de nuevas estrategias diagnósticas y terapéuticas. Las células gliales, que constituyen aproximadamente la mitad del volumen cerebral y superan en número a las neuronas en una proporción de 10:1, están involucradas en prácticamente todos los aspectos de la función cerebral, incluyendo el metabolismo energético, la neurotransmisión, la neuroinflamación y el mantenimiento de la homeostasis iónica. Cuando estas funciones se ven comprometidas, ya sea por factores genéticos, ambientales o del envejecimiento, pueden contribuir significativamente a la patogénesis de diversos trastornos cerebrales.

Lo particularmente fascinante de la participación glial en las enfermedades neurológicas es su naturaleza bidireccional: mientras que la disfunción glial puede precipitar o exacerbar la patología neuronal, los cambios neuronales asociados a enfermedades pueden a su vez alterar la función glial, creando círculos viciosos que perpetúan y amplifican el daño cerebral. Por ejemplo, en la enfermedad de Alzheimer, los astrocitos y la microglía inicialmente intentan contener la acumulación de β-amiloide, pero con el tiempo adoptan fenotipos disfuncionales que contribuyen a la neuroinflamación crónica y la muerte neuronal. Esta compleja interacción entre neuronas y glía en estados patológicos está llevando a los investigadores a reconsiderar las categorías diagnósticas tradicionales y a explorar nuevas taxonomías basadas en mecanismos comunes subyacentes que trascienden los límites nosológicos convencionales. Además, la relativa longevidad y plasticidad de las células gliales en comparación con las neuronas las convierte en blancos terapéuticos particularmente atractivos para intervenciones destinadas a modificar el curso de enfermedades neurodegenerativas y psiquiátricas crónicas.

2. Enfermedades Neurodegenerativas: Cuando la Glía Falla en su Rol Protector

2.1. Enfermedad de Alzheimer: El Colapso del Sistema Glial de Limpieza

La enfermedad de Alzheimer, la causa más común de demencia en el mundo, representa un ejemplo paradigmático de cómo la disfunción glial puede contribuir sustancialmente a la patogénesis de un trastorno neurodegenerativo. Los astrocitos en el cerebro con Alzheimer exhiben profundas alteraciones en su morfología y función, incluyendo una capacidad reducida para eliminar el β-amiloide y para regular los niveles extracelulares de glutamato, lo que lleva a excitotoxicidad neuronal. Estos astrocitos reactivos forman densas redes alrededor de las placas amiloides, pero en lugar de contener eficazmente la patología, parecen quedar atrapados en un estado de activación crónica que perpetúa la inflamación y el daño neuronal. Estudios recientes de transcriptómica unicelular han revelado múltiples subtipos de astrocitos reactivos en la enfermedad de Alzheimer, algunos de los cuales expresan niveles elevados de genes proinflamatorios como el complemento C3, mientras que otros muestran firmas genéticas asociadas con la disfunción metabólica.

La microglía, por su parte, juega un papel igualmente complejo en la enfermedad de Alzheimer. Mientras que ciertos subtipos microgliales parecen tener efectos protectores al fagocitar agregados de β-amiloide, otros adoptan un fenotipo proinflamatorio que contribuye al daño sináptico y neuronal. El descubrimiento de que variantes genéticas en genes microgliales como TREM2 confieren un riesgo significativo para desarrollar Alzheimer ha reforzado la idea de que la disfunción microglial no es simplemente una consecuencia de la enfermedad, sino un factor causal importante. Particularmente intrigante es el hallazgo de que la microglía en el Alzheimer parece perder su capacidad para eliminar selectivamente sinapsis débiles o dañadas (un proceso esencial para la plasticidad cerebral normal), y en su lugar elimina sinapsis funcionales de manera indiscriminada, lo que podría explicar en parte la pérdida sináptica temprana característica de la enfermedad. Esta comprensión más matizada de la participación glial en el Alzheimer está inspirando nuevas estrategias terapéuticas que buscan modular más que simplemente suprimir la respuesta glial, con el objetivo de restaurar sus funciones homeostáticas normales.

2.2. Enfermedad de Parkinson: La Conexión Glial en la Muerte Dopaminérgica

En la enfermedad de Parkinson, la degeneración de las neuronas dopaminérgicas en la sustancia negra está estrechamente relacionada con cambios patológicos tanto en astrocitos como en microglía. Los astrocitos en las regiones afectadas muestran una capacidad reducida para proporcionar soporte metabólico a las neuronas dopaminérgicas, incluyendo la síntesis y liberación del factor neurotrófico derivado de la línea glial (GDNF), crucial para la supervivencia de estas neuronas. Simultáneamente, la microglía adopta un fenotipo hiperreactivo que contribuye a la neuroinflamación crónica y al estrés oxidativo, ambos implicados en la patogénesis del Parkinson. Estudios recientes han demostrado que agregados de α-sinucleína, la proteína patológica característica del Parkinson, pueden activar directamente la microglía a través de receptores como TLR2 y NLRP3, desencadenando una cascada inflamatoria que exacerba la muerte neuronal.

Particularmente interesante es el creciente reconocimiento del papel del sistema glial entérico en la enfermedad de Parkinson. Evidencia acumulada sugiere que la patología de α-sinucleína podría iniciarse en el sistema nervioso entérico y luego propagarse al cerebro a través de conexiones vagales, un proceso en el que las células gliales entéricas parecen estar íntimamente involucradas. Esta hipótesis del “intestino primero” para el Parkinson ha renovado el interés en las interacciones entre el sistema nervioso central y periférico, y sugiere que la modulación de la glía entérica podría representar una estrategia preventiva prometedora. En este sentido, varios ensayos clínicos están evaluando si los probióticos o los ácidos grasos de cadena corta (producidos por la microbiota intestinal) pueden modular favorablemente la función glial tanto entérica como central en pacientes con Parkinson.

3. Trastornos Psiquiátricos: La Cara Oculta de la Disfunción Glial

3.1. Depresión Mayor: Cuando la Glía Pierde su Capacidad de Soporte

La depresión mayor, una de las condiciones psiquiátricas más prevalentes a nivel mundial, ha sido tradicionalmente conceptualizada como un trastorno de la neurotransmisión monoaminérgica (serotonina, noradrenalina, dopamina). Sin embargo, estudios post mortem y de neuroimagen han revelado consistentemente alteraciones significativas en las células gliales en pacientes deprimidos, incluyendo reducciones en el número y densidad de astrocitos en regiones clave como la corteza prefrontal y el hipocampo. Estos astrocitos en los cerebros deprimidos muestran una capacidad disminuida para regular el metabolismo del glutamato, lo que lleva a desequilibrios en la neurotransmisión excitatoria que pueden contribuir tanto a los síntomas afectivos como cognitivos de la depresión. Además, la microglía en la depresión parece adoptar un estado de activación crónica de bajo grado, con aumento en la producción de citocinas proinflamatorias como IL-6 y TNF-α que se han correlacionado con la resistencia al tratamiento y la cronicidad del trastorno.

El reconocimiento del papel de la glía en la depresión ha llevado a la exploración de nuevas estrategias terapéuticas que van más allá de los antidepresivos tradicionales. Por ejemplo, el riluzol, un modulador de la neurotransmisión glutamatérgica que actúa en parte a través de los astrocitos, ha mostrado eficacia en ensayos clínicos para la depresión resistente al tratamiento. De manera similar, varios compuestos antiinflamatorios que pueden modular la actividad microglial (como los inhibidores de COX-2 o los antagonistas de IL-6) están siendo evaluados como coadyuvantes en el tratamiento de la depresión, particularmente en subgrupos de pacientes con elevados marcadores inflamatorios. Quizás aún más prometedor es el reciente descubrimiento de que algunos antidepresivos de acción rápida como la ketamina pueden ejercer parte de sus efectos al revertir las alteraciones en los astrocitos, restaurando su capacidad para regular el ambiente sináptico y promover la plasticidad neuronal.

3.2. Esquizofrenia: Alteraciones Gliales en el Desarrollo y Función Cerebral

La esquizofrenia, un trastorno del neurodesarrollo caracterizado por alteraciones en el pensamiento, la percepción y la conducta, está asociada con múltiples anomalías en las células gliales que pueden contribuir a su patogénesis. Estudios post mortem han encontrado reducciones en la densidad de oligodendrocitos y alteraciones en la expresión de genes relacionados con la mielina en varias regiones cerebrales de pacientes esquizofrénicos, lo que podría subyacer a los defectos en la conectividad cerebral observados en este trastorno. Estas anomalías en la mielinización son particularmente prominentes en los tractos de materia blanca que conectan regiones frontales y temporales, circuitos críticos para las funciones cognitivas y perceptivas que están alteradas en la esquizofrenia.

Los astrocitos también parecen estar profundamente afectados en la esquizofrenia, mostrando alteraciones en su morfología y en la expresión de proteínas clave como la glutamina sintetasa (esencial para el ciclo del glutamato/GABA) y los transportadores de glutamato. Estas alteraciones podrían contribuir al desequilibrio en la neurotransmisión excitatoria/inhibitoria que se cree subyace a muchos síntomas de la esquizofrenia. Recientemente, se ha propuesto que algunas anomalías gliales en la esquizofrenia podrían tener su origen en eventos tempranos del desarrollo cerebral, posiblemente relacionados con complicaciones obstétricas o infecciones prenatales que afectan la maduración glial. Esta perspectiva del desarrollo está llevando a explorar intervenciones preventivas dirigidas a apoyar la gliogénesis y mielinización normales durante períodos críticos de la adolescencia, cuando la esquizofrenia típicamente emerge.

4. Oportunidades Terapéuticas: Dirigirse a la Glía para Tratar Trastornos Cerebrales

4.1. Estrategias Farmacológicas para Modular la Función Glial

El creciente reconocimiento del papel de las células gliales en los trastornos neurológicos y psiquiátricos ha estimulado el desarrollo de nuevas clases de fármacos dirigidos específicamente a mecanismos gliales. Uno de los enfoques más prometedores implica la modulación de los receptores acoplados a proteína G expresados selectivamente en astrocitos, como los receptores mGluR3 y mGluR5 del glutamato, o los receptores β-adrenérgicos. La activación de estos receptores puede inducir la liberación de factores neuroprotectores por los astrocitos o mejorar su capacidad para eliminar neurotransmisores excitotóxicos. Por ejemplo, fármacos que activan mGluR3 como el LY379268 han mostrado efectos neuroprotectores en modelos de enfermedad de Huntington al estimular la liberación astrocítica de TGF-β.

Otro objetivo farmacológico importante es el sistema de señalización purinérgico, particularmente los receptores P2Y y P2X expresados en microglía y astrocitos. Estos receptores median las respuestas gliales al ATP liberado por células dañadas, y su modulación puede ayudar a controlar la neuroinflamación excesiva. El bloqueo del receptor P2X7, por ejemplo, ha mostrado reducir la activación microglial dañina en modelos de esclerosis múltiple y enfermedad de Alzheimer, preservando la función sináptica. De manera similar, los agonistas del receptor P2Y1 pueden promover un fenotipo microglial antiinflamatorio que favorece la reparación tisular.

4.2. Terapias Celulares y Génicas Dirigidas a la Glía

Más allá de los enfoques farmacológicos, las estrategias celulares y génicas dirigidas a las células gliales están ganando terreno como tratamientos potenciales para trastornos cerebrales. El trasplante de progenitores gliales derivados de células madre humanas ha mostrado resultados prometedores en modelos animales de enfermedades desmielinizantes como la leucodistrofia, donde pueden repoblar áreas de desmielinización y restaurar la conducción nerviosa. Avances recientes en la generación de astrocitos humanos a partir de células pluripotentes inducidas (iPSCs) están abriendo nuevas posibilidades para el reemplazo celular en condiciones caracterizadas por pérdida astrocítica, como la esclerosis lateral amiotrófica (ELA).

Las terapias génicas dirigidas específicamente a células gliales también están avanzando rápidamente, aprovechando vectores virales con tropismo glial como los virus AAV5 y AAV9. En modelos de enfermedades de almacenamiento lisosomal como la enfermedad de Krabbe, la entrega glial de genes terapéuticos ha demostrado corregir defectos metabólicos y prevenir la neurodegeneración. Un enfoque particularmente innovador implica la reprogramación directa de astrocitos reactivos en neuronas funcionales in vivo mediante la sobreexpresión de factores de transcripción neurogénicos, estrategia que ha mostrado cierto éxito en modelos de enfermedad de Parkinson.

5. Conclusiones y Perspectivas Futuras

El estudio de las células gliales en los trastornos neurológicos y psiquiátricos está experimentando un auge sin precedentes, impulsado por avances tecnológicos en genómica, imagenología celular y modelado de enfermedades humanas utilizando células madre. Lo que emerge de esta investigación es una visión cada vez más sofisticada de cómo la disfunción glial contribuye a la patogénesis de diversas condiciones cerebrales, ya sea como factor primario o como amplificador secundario del daño neuronal. Esta comprensión más profunda está transformando no solo nuestra concepción teórica de estas enfermedades, sino también el panorama terapéutico, ofreciendo nuevas dianas para intervenciones que podrían modificar el curso de condiciones actualmente intratables.

Los desafíos futuros en este campo son numerosos pero estimulantes. A nivel básico, necesitamos comprender mejor la extraordinaria diversidad de subtipos gliales y sus roles específicos en diferentes trastornos. Las tecnologías unicelulares y espacialmente resueltas están revelando una heterogeneidad glial insospechada que podría explicar por qué ciertas regiones cerebrales o poblaciones neuronales son más vulnerables que otras en enfermedades específicas. Otro desafío crucial es traducir los prometedores hallazgos preclínicos en terapias efectivas para pacientes, lo que requerirá superar obstáculos como la entrega específica de fármacos a poblaciones gliales relevantes y el desarrollo de biomarcadores para monitorear las respuestas gliales al tratamiento.

Quizás lo más emocionante es la posibilidad de que las intervenciones dirigidas a la glía puedan ofrecer oportunidades para la prevención y modificación de enfermedades, particularmente en condiciones neurodegenerativas donde los cambios gliales a menudo preceden a la aparición de síntomas clínicos. Al monitorear y modular proactivamente el estado glial en individuos en riesgo, podríamos algún día ser capaces de retrasar o incluso prevenir la aparición de enfermedades como el Alzheimer o el Parkinson. Mientras continuamos desentrañando los misterios de estas células alguna vez subestimadas, está claro que las células gliales están destinadas a ocupar un lugar central tanto en nuestra comprensión como en nuestro tratamiento de los trastornos cerebrales en los años venideros.

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