Etapas del Conflicto: Hidalgo, Morelos, Guerrero

Publicado el 5 julio, 2025 por Rodrigo Ricardo

Las Raíces del Movimiento Independentista: El Levantamiento de Miguel Hidalgo

El inicio de la lucha por la independencia de México no puede entenderse sin analizar el contexto histórico que llevó al sacerdote Miguel Hidalgo y Costilla a tomar la decisión de alzar la voz contra el dominio español. A principios del siglo XIX, la Nueva España estaba sumergida en un sistema de castas que privilegiaba a los peninsulares, mientras que criollos, mestizos, indígenas y afrodescendientes sufrían graves desigualdades sociales y económicas.

Las ideas de la Ilustración y los sucesos como la Revolución Francesa y la independencia de las Trece Colonias influyeron en un sector de la población criolla que comenzó a cuestionar el orden establecido. Hidalgo, formado en estas ideas progresistas, se convirtió en una figura clave al aprovechar su posición como párroco de Dolores para difundir un mensaje de rebelión entre los grupos marginados.

El famoso Grito de Dolores, el 16 de septiembre de 1810, no fue un acto espontáneo, sino la culminación de reuniones secretas y conspiraciones como la de Querétaro, donde participaron figuras como Ignacio Allende y Josefa Ortiz de Domínguez.

El ejército insurgente, compuesto en su mayoría por campesinos y mineros sin entrenamiento militar, creció rápidamente, tomando ciudades como Guanajuato y Valladolid. Sin embargo, la falta de una estrategia militar definida y los excesos cometidos, como la masacre de españoles en la Alhóndiga de Granaditas, generaron divisiones entre los líderes y alejaron a sectores criollos que inicialmente simpatizaban con la causa. La campaña de Hidalgo fue breve pero intensa, marcada por avances y retrocesos, hasta su captura en las Norias de Baján y su posterior ejecución en 1811.

Aunque su liderazgo duró menos de un año, su legado fue fundamental para encender la chispa de la independencia, demostrando que el dominio colonial podía ser cuestionado. Su figura, aunque controvertida por los métodos empleados, se convirtió en un símbolo de resistencia que inspiraría a los siguientes líderes insurgentes.

La Consolidación de la Lucha: José María Morelos y la Organización de la Rebelión

Tras la muerte de Hidalgo, el movimiento independentista parecía condenado al fracaso, pero la aparición de José María Morelos y Pavón le dio un nuevo rumbo, más organizado y con objetivos políticos claros. Morelos, otro sacerdote pero con una visión militar más estructurada, supo capitalizar el descontento social y transformarlo en una lucha con ideales definidos.

A diferencia de Hidalgo, que tuvo un enfoque más espontáneo, Morelos estableció una estrategia militar basada en el control de territorios clave, especialmente en el sur y centro de la Nueva España. Bajo su mando, figuras como Vicente Guerrero y Mariano Matamoros se convirtieron en piezas clave para mantener viva la insurgencia.

Además de sus habilidades tácticas, Morelos comprendió la importancia de un proyecto político, plasmado en los “Sentimientos de la Nación”, documento presentado en el Congreso de Chilpancingo en 1813, donde se proclamó la independencia de México y se sentaron las bases para una constitución.

Morelos no solo luchó contra el ejército realista, sino que también enfrentó divisiones internas entre los insurgentes, lo que debilitó su movimiento. A pesar de esto, logró mantener una resistencia efectiva hasta su captura en 1815 y su posterior ejecución. Su muerte representó un duro golpe para la causa independentista, pero su legado perduró a través de sus ideales de justicia social y soberanía nacional.

Morelos fue un visionario que entendió que la independencia no solo era un cambio de gobierno, sino la creación de un nuevo orden político basado en la igualdad y la libertad. Su influencia se reflejaría años más tarde en la Constitución de 1824, que retomó muchos de los principios por los que él luchó.

La Resistencia Persistente: Vicente Guerrero y la Etapa Final de la Independencia

Después de la caída de Morelos, el movimiento independentista entró en una fase de dispersión y aparente declive, pero la resistencia continuó de la mano de Vicente Guerrero, quien se convirtió en el último gran líder insurgente. Guerrero, un militar astuto y conocedor del terreno montañoso del sur, adoptó tácticas de guerrilla que desgastaron al ejército realista durante años.

A diferencia de sus predecesores, Guerrero no contaba con un ejército numeroso, pero su capacidad para movilizarse en regiones inaccesibles y su carisma entre la población rural le permitieron mantener viva la lucha. Su famosa frase “La patria es primero” sintetizaba su compromiso inquebrantable con la causa, incluso en los momentos más críticos.

La situación cambió en 1820 cuando el restablecimiento de la Constitución de Cádiz en España generó tensiones entre los sectores conservadores de la Nueva España, que temían perder sus privilegios. Esto llevó a Agustín de Iturbide, un antiguo realista, a buscar una alianza con Guerrero para lograr la independencia bajo un plan que garantizara los intereses de las élites. El Abrazo de Acatempan en 1821 simbolizó esta unión, y el posterior Plan de Iguala estableció las bases para la consumación de la independencia.

Aunque Guerrero aceptó este acuerdo, siempre mantuvo su postura a favor de los derechos de las clases marginadas. La entrada del Ejército Trigarante a la Ciudad de México en septiembre de 1821 marcó el fin formal del dominio español, pero las luchas internas por definir el rumbo del país apenas comenzaban. Guerrero, más tarde presidente de México, seguiría defendiendo sus ideales hasta su muerte, convirtiéndose en un símbolo de la resistencia popular y la lucha por la justicia social.

La Transición hacia un México Independiente: Desafíos y Contradicciones

La consumación de la independencia en 1821 no significó el fin de los conflictos, sino el inicio de una nueva etapa llena de tensiones políticas, económicas y sociales. El país que emergió después de más de una década de guerra no era una nación unificada, sino un territorio fragmentado por intereses regionales, divisiones ideológicas y una economía devastada.

El Plan de Iguala y los Tratados de Córdoba habían prometido una transición pacífica, pero la realidad fue mucho más compleja. Agustín de Iturbide, quien se proclamó emperador, pronto enfrentó la oposición de republicanos como Vicente Guerrero y Nicolás Bravo, que veían en su gobierno un regreso al autoritarismo colonial. La caída del Primer Imperio Mexicano en 1823 demostró que la independencia no resolvió automáticamente los problemas de gobernabilidad, sino que abrió un periodo de experimentación política en el que federalistas y centralistas lucharon por definir el futuro del país.

Durante estas primeras décadas de vida independiente, las figuras de Hidalgo, Morelos y Guerrero adquirieron un nuevo significado como símbolos de la lucha nacional. Sin embargo, sus ideales de justicia social y reformas agrarias quedaron en gran medida incumplidos. Las élites criollas que habían apoyado la independencia para mantener sus privilegios se resistieron a cualquier cambio profundo en la estructura económica, lo que generó continuas rebeliones campesinas e indígenas.

La exclusión política y la desigualdad heredadas del periodo colonial persistieron, demostrando que la independencia había sido, en muchos aspectos, una revolución inconclusa. Además, la amenaza de intervenciones extranjeras, como el intento de reconquista española en 1829 y más tarde la Guerra contra Estados Unidos, puso a prueba la frágil soberanía mexicana. En este contexto, el legado de los insurgentes siguió siendo invocado tanto por liberales como por conservadores, aunque cada grupo lo interpretó a su conveniencia.

Conclusión: El Legado de los Líderes Independentistas en la Construcción de México

La independencia de México fue un proceso complejo que no puede atribuirse a un solo personaje o evento, sino a una sucesión de etapas en las que cada líder aportó elementos clave. Hidalgo, Morelos y Guerrero representaron momentos distintos pero complementarios: el levantamiento inicial, la consolidación ideológica y la resistencia final.

Sus aciertos y errores moldearon el camino hacia la autonomía, dejando lecciones sobre la importancia de la unidad, la organización y la adaptabilidad en las luchas sociales. A más de dos siglos de distancia, sus figuras siguen siendo fundamentales para entender la identidad nacional y los desafíos que persisten en la búsqueda de un México más justo y equitativo.

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