Francia en la Segunda Guerra Mundial: Ocupación, Resistencia y Liberación

Publicado el 11 abril, 2025 por Rodrigo Ricardo

Introducción: El Papel de Francia en el Conflicto Global

La Segunda Guerra Mundial (1939-1945) fue un conflicto que transformó el panorama político, social y económico de Europa, y Francia desempeñó un papel crucial en su desarrollo. Desde la invasión alemana en 1940 hasta la liberación en 1944, el país vivió uno de los períodos más oscuros y heroicos de su historia. Francia, que antes de la guerra era una de las principales potencias europeas, se vio rápidamente superada por la maquinaria bélica de la Alemania nazi, lo que llevó a la ocupación y a la división del territorio en una zona controlada directamente por los alemanes y otra administrada por el régimen colaboracionista de Vichy.

Durante estos años, el pueblo francés experimentó la represión, la escasez de alimentos y la persecución de minorías, especialmente de la comunidad judía, que fue víctima del Holocausto. Sin embargo, también surgió un fuerte movimiento de resistencia que luchó contra la ocupación nazi, tanto desde dentro del país como desde el exilio, con figuras como Charles de Gaulle liderando las fuerzas de la Francia Libre. La liberación de París en agosto de 1944 marcó un momento simbólico en la recuperación de la soberanía francesa, pero el camino hacia la reconstrucción fue largo y complejo.

Este artículo explora en profundidad los principales acontecimientos que definieron la experiencia de Francia durante la Segunda Guerra Mundial, desde la caída de su ejército en 1940 hasta su papel en la victoria aliada. Analizaremos la ocupación nazi, el régimen de Vichy, la resistencia francesa y los esfuerzos de posguerra para restaurar la democracia y la estabilidad en el país.


La Caída de Francia en 1940: Derrota y Ocupación Alemana

El 10 de mayo de 1940, Alemania lanzó una ofensiva masiva contra Francia, Bélgica, los Países Bajos y Luxemburgo, en lo que se conoció como la Batalla de Francia. A pesar de que el ejército francés era considerado uno de los más poderosos del mundo, su estrategia defensiva, basada en la Línea Maginot, resultó ineficaz ante la táctica de guerra relámpago (Blitzkrieg) empleada por los alemanes. Las fuerzas nazis rodearon las defensas francesas y avanzaron rápidamente hacia París, provocando el colapso del gobierno y la huida de millones de civiles en un éxodo masivo conocido como “el Éxodo de 1940”.

El 14 de junio, las tropas alemanas entraron en París sin resistencia, y el 22 de junio, el gobierno francés, liderado por el mariscal Philippe Pétain, firmó el armisticio con Alemania. Este acuerdo dividió a Francia en dos zonas: la zona norte y occidental, bajo ocupación militar alemana, y la zona sur, administrada por el gobierno colaboracionista con sede en Vichy. Pétain, un héroe de la Primera Guerra Mundial, se convirtió en el líder del régimen de Vichy, que colaboró activamente con los nazis en la persecución de judíos, la represión política y el envío de trabajadores forzados a Alemania.

La derrota de Francia en 1940 fue un shock para el mundo, ya que se esperaba que el país resistiera mucho más tiempo. Sin embargo, factores como la falta de preparación militar, la descoordinación entre los aliados y la superioridad táctica alemana llevaron a una rápida capitulación. Mientras el gobierno de Vichy intentaba mantener una apariencia de soberanía, la resistencia comenzaba a organizarse, tanto dentro como fuera del país, con el general Charles de Gaulle llamando a continuar la lucha desde Londres.


El Régimen de Vichy: Colaboración y Represión

El gobierno de Vichy, establecido tras la derrota de Francia en 1940, se presentó como un régimen autoritario que buscaba “regenerar” al país bajo el lema “Trabajo, Familia, Patria”. Sin embargo, en la práctica, se convirtió en un estado títere de la Alemania nazi, implementando políticas represivas y colaborando en la deportación de judíos a los campos de exterminio. El mariscal Pétain y su primer ministro, Pierre Laval, crearon un sistema basado en la censura, la propaganda y la persecución de opositores políticos, incluyendo comunistas, socialistas y miembros de la resistencia.

Uno de los episodios más oscuros del régimen de Vichy fue su participación en el Holocausto. En 1942, las autoridades francesas colaboraron en la redada del Velódromo de Invierno (Rafle du Vélodrome d’Hiver), donde más de 13,000 judíos fueron arrestados y deportados a campos de concentración. Aunque algunos funcionarios y ciudadanos ayudaron a esconder a perseguidos, la mayoría de las instituciones del Estado facilitaron la persecución nazi. Además, el gobierno de Vichy estableció leyes antisemitas incluso antes de que los alemanes lo exigieran, demostrando su alineamiento ideológico con el Tercer Reich.

La economía francesa también sufrió bajo la ocupación, con Alemania explotando los recursos industriales y agrícolas del país. Los trabajadores franceses fueron enviados a Alemania bajo el Servicio de Trabajo Obligatorio (STO), lo que generó resentimiento y alimentó el crecimiento de la resistencia. A medida que avanzaba la guerra, el régimen de Vichy perdió apoyo popular, y muchos franceses comenzaron a ver en De Gaulle y los aliados la única esperanza de liberación.

La Resistencia Francesa: La Lucha Clandestina contra la Ocupación

Mientras el régimen de Vichy colaboraba con los nazis, miles de franceses se unieron a la Resistencia, un movimiento clandestino que operaba en la sombra para sabotear el esfuerzo bélico alemán y preparar el camino para la liberación. La Resistencia (o “La Résistance”) estaba compuesta por diversos grupos, desde comunistas hasta nacionalistas conservadores, unidos por su oposición común a la ocupación. Sus acciones incluían espionaje, ataques contra infraestructuras militares, distribución de propaganda y ayuda a los perseguidos, especialmente a judíos y aviadores aliados derribados.

Uno de los momentos más simbólicos de la Resistencia fue el surgimiento de los “maquis”, guerrilleros que operaban desde zonas rurales y montañosas, llevando a cabo emboscadas contra las tropas alemanas. Aunque mal armados en comparación con los nazis, estos combatientes aprovecharon su conocimiento del terreno para hostigar al enemigo. Además, la Resistencia contó con el apoyo crucial de los Aliados, especialmente de la inteligencia británica (SOE), que proporcionó armas, radios y agentes entrenados para coordinar operaciones.

Sin embargo, la vida en la Resistencia era extremadamente peligrosa. Los miembros capturados eran torturados, ejecutados o deportados a campos de concentración. La Gestapo y la Milicia Francesa (una fuerza paramilitar colaboracionista) perseguían activamente a los resistentes, infiltrándose en sus redes y realizando redadas brutales. A pesar de los riesgos, la Resistencia creció con el tiempo, especialmente después de 1942, cuando el Servicio de Trabajo Obligatorio (STO) obligó a miles de jóvenes a huir para evitar ser enviados a Alemania, muchos de los cuales se unieron a la guerrilla.

La Resistencia también jugó un papel clave en la preparación del Día D (6 de junio de 1944), saboteando líneas ferroviarias y comunicaciones alemanas para dificultar su respuesta al desembarco aliado en Normandía. Sin su contribución, la liberación de Francia habría sido mucho más lenta y costosa.


La Liberación de Francia: De Normandía a la Caída de París

El 6 de junio de 1944, las fuerzas aliadas lanzaron la Operación Overlord, el mayor desembarco anfibio de la historia, en las playas de Normandía. Aunque los alemanes habían fortificado la costa con el Muro Atlántico, la sorpresa táctica y la superioridad aérea aliada permitieron establecer una cabeza de playa. Los combates fueron brutales, especialmente en Omaha Beach, donde las tropas estadounidenses sufrieron grandes bajas antes de romper las defensas alemanas.

Mientras los Aliados avanzaban hacia el interior, la Resistencia intensificó sus ataques, cortando suministros y proporcionando información crucial sobre las posiciones enemigas. En agosto de 1944, las fuerzas aliadas, junto con la 2ª División Blindada francesa al mando del general Philippe Leclerc, se acercaron a París. La capital, que había sufrido años de ocupación y represión, estalló en una insurrección liderada por la Resistencia y la policía francesa, que se negó a seguir órdenes alemanas.

El 25 de agosto de 1944, después de días de combates callejeros, las tropas alemanas en París se rindieron, y el general Charles de Gaulle hizo su entrada triunfal por los Campos Elíseos, proclamando: “¡París liberada!”. La caída de la capital fue un golpe moral devastador para los nazis y un símbolo de esperanza para toda Europa. Sin embargo, la guerra aún no había terminado: los combates continuaron en el este de Francia hasta principios de 1945, incluyendo la dura Batalla de las Ardenas.


Las Consecuencias de la Guerra: Reconstrucción y Memoria Histórica

La Segunda Guerra Mundial dejó a Francia devastada. Las pérdidas humanas superaron los 600,000 muertos (incluyendo soldados, resistentes y víctimas civiles), y ciudades enteras habían sido destruidas por los bombardeos. La economía estaba en ruinas, la infraestructura colapsada, y el país enfrentaba una grave escasez de alimentos y combustible. Además, el régimen de Vichy había dejado profundas divisiones políticas y sociales.

Tras la liberación, Francia inició un proceso de depuración (la “Épuration”) contra los colaboracionistas. Miles de personas fueron juzgadas, y algunos líderes de Vichy, como Pierre Laval, fueron ejecutados. Sin embargo, muchos colaboradores menores escaparon al castigo, lo que generó resentimiento en la población. Charles de Gaulle, líder de la Francia Libre, emergió como figura clave en la reconstrucción del país, estableciendo un gobierno provisional y trabajando para restaurar la democracia.

Uno de los aspectos más dolorosos fue el reconocimiento de la participación francesa en el Holocausto. Durante décadas, el Estado promovió la idea de que Francia había sido “víctima” de los nazis, ocultando el papel activo de Vichy en la deportación de judíos. No fue hasta 1995 que el presidente Jacques Chirac reconoció oficialmente la responsabilidad del Estado francés en estas atrocidades.

En lo económico, el Plan Marshall (1948) ayudó a reconstruir la industria y la infraestructura, sentando las bases del “milagro económico” francés de las décadas siguientes. Políticamente, la Cuarta República (1946-1958) fue inestable, pero sentó las bases para la Quinta República bajo De Gaulle en 1958.


Conclusión: El Legado de la Guerra en la Francia Moderna

La Segunda Guerra Mundial transformó profundamente a Francia, dejando cicatrices que aún hoy son visibles. La Resistencia se convirtió en un símbolo de heroísmo nacional, mientras que el régimen de Vichy sigue siendo un recordatorio oscuro de los peligros del autoritarismo y la colaboración. La liberación de 1944 no solo marcó el fin de la ocupación, sino también el renacimiento de Francia como una nación libre y soberana.

Hoy, monumentos, museos y ceremonias conmemorativas honran a las víctimas y héroes de la guerra. Películas como “El Ejército de las Sombras” (1969) y “Indigènes” (2006) han ayudado a mantener viva la memoria de este período crucial. Francia, como miembro fundador de la ONU y la UE, ha buscado desde entonces un papel de liderazgo en la promoción de la paz y los derechos humanos, aprendiendo de las lecciones de su pasado.

La Segunda Guerra Mundial fue, sin duda, una de las pruebas más duras en la historia francesa, pero también una demostración de la capacidad de resistencia y renovación de su pueblo.

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