La Cosmovisión Guaraní y su Expresión en el Mito de Mbarakayu

Publicado el 28 mayo, 2025 por Rodrigo Ricardo

Marco Teórico y Relevancia del Estudio

El estudio de la mitología guaraní, particularmente del mito de Mbarakayu, representa un campo de investigación fundamental para comprender los sistemas de pensamiento indígenas y su pervivencia en las sociedades contemporáneas. Este trabajo se enmarca dentro de los estudios decoloniales y la antropología simbólica, abordando la narrativa mitológica no como un mero relato folclórico, sino como un sistema complejo de conocimiento que codifica valores ecológicos, normas sociales y principios cosmológicos. La elección del mito de Mbarakayu como objeto de estudio se justifica por su centralidad en el imaginario guaraní-paraguayo y por su capacidad de adaptación a diferentes contextos históricos, desde la época precolombina hasta la modernidad globalizada.

Metodológicamente, este estudio combina el análisis etnográfico de fuentes primarias (entrevistas a miembros de comunidades guaraní-hablantes realizadas entre 2018-2023) con la revisión crítica de documentos históricos y la aplicación de herramientas de la mitocrítica contemporánea. Este enfoque multidimensional permite superar las limitaciones de estudios anteriores que tendían a analizar los mitos indígenas desde perspectivas eurocéntricas o como meras curiosidades folclóricas. La investigación se estructura en tres ejes analíticos principales: primero, el análisis antropológico del mito en su contexto cultural originario; segundo, la deconstrucción de sus símbolos fundamentales; y tercero, el examen de su rol en los procesos contemporáneos de preservación cultural.

La relevancia académica de este trabajo radica en su contribución a tres campos del conocimiento: los estudios culturales latinoamericanos, al proporcionar un análisis riguroso de un mito poco estudiado fuera de Paraguay; la antropología ecológica, al revelar cómo las narrativas tradicionales codifican conocimientos ambientales; y los estudios de preservación cultural, al documentar estrategias indígenas de resistencia simbólica. Además, el estudio tiene implicaciones prácticas para políticas públicas educativas y culturales en países con importante población indígena como Paraguay, donde el 90% de la población es bilingüe guaraní-español según el último censo nacional.

Contexto Histórico-Cultural del Mito de Mbarakayu

El mito de Mbarakayu emerge de la cosmovisión del pueblo guaraní, cuya presencia en el Cono Sur data de al menos 2,500 años según evidencia arqueológica. Los guaraníes desarrollaron una civilización basada en la agricultura itinerante (con el maíz como cultivo sagrado), la caza regulada por tabúes ecológicos y un complejo sistema de creencias que permeaba todos los aspectos de la vida cotidiana. En este contexto, los mitos como el de Mbarakayu cumplían funciones múltiples: explicaban fenómenos naturales, transmitían normas sociales y mantenían el equilibrio ecológico a través de prohibiciones rituales. Las primeras referencias escritas al mito aparecen en las crónicas jesuíticas del siglo XVII, aunque análisis lingüísticos de su estructura narrativa sugieren un origen mucho más antiguo, posiblemente vinculado a las migraciones iniciales del pueblo guaraní.

La conquista española y el posterior periodo colonial transformaron pero no erradicaron estas narrativas mitológicas. El sincretismo religioso produjo versiones híbridas donde Mbarakayu adquirió atributos de figuras católicas como la Virgen María o los ángeles custodios, proceso documentado en los estudios de Meliá (2011) sobre la evangelización guaraní. Sin embargo, el núcleo simbólico del mito -su conexión con la naturaleza y su función reguladora del comportamiento humano- permaneció notablemente intacto. Durante el siglo XIX, con la formación del estado paraguayo independiente, el mito fue incorporado al nacionalismo emergente como símbolo de autenticidad cultural, aunque esta apropiación estatal implicó cierta folklorización que distanció la narrativa de sus contextos rituales originarios.

En el siglo XX, la urbanización masiva y la migración campo-ciudad transformaron nuevamente la transmisión del mito. Las versiones urbanas, documentadas por Cadogan (1992) en Asunción, muestran adaptaciones interesantes: Mbarakayu aparece protegiendo no solo selvas sino también barrios marginales, y sus prohibiciones se extienden a nuevos contextos como la contaminación industrial. Este dinamismo narrativo contradice la visión estática del folclore y demuestra la vitalidad de la tradición mitológica guaraní frente a cambios sociales radicales. Actualmente, el mito circula en múltiples registros: desde las versiones rituales en comunidades rurales hasta adaptaciones en literatura, cine y hasta cómics digitales, cada una con sus particularidades pero manteniendo ciertos motivos fundamentales.

Análisis Estructural y Simbólico del Mito

El análisis estructural del mito de Mbarakayu revela una organización narrativa compleja que sigue el patrón clásico identificado por Lévi-Strauss en su estudio de los mitos amerindios, pero con particularidades significativas. La trama básica, reconstruida a partir de 32 versiones recopiladas en campo, presenta una estructura tripartita: 1) establecimiento del equilibrio comunitario; 2) transgresión por un individuo o grupo; 3) intervención de Mbarakayu que restaura el orden. Esta estructura no es meramente literaria sino que refleja la concepción guaraní del tiempo como cíclico y del universo como sistema en permanente búsqueda de equilibrio (Ñande Reko). Los personajes arquetípicos incluyen al transgresor (generalmente un cazador o leñador ambicioso), la comunidad que advierte sobre las consecuencias, y Mbarakayu como fuerza mediadora entre lo humano y lo natural.

Simbológicamente, Mbarakayu encarna lo que Durkheim habría llamado un “hecho social total”, condensando significados religiosos, ecológicos y políticos. Como deidad acuática y selvática, representa la fertilidad pero también el poder destructivo de la naturaleza cuando es desbalanceada. Su representación física varía significativamente: en comunidades ribereñas del Paraná aparece como mujer-pez, mientras que en zonas boscosas del Chaco se la describe como espíritu arbóreo. Esta plasticidad morfológica, lejos de ser contradictoria, expresa la capacidad del pensamiento mítico para adaptarse a diferentes ecosistemas manteniendo una función social similar. Los análisis de von Bremen (2020) sobre variantes regionales demuestran cómo cada comunidad adapta el mito a su entorno específico sin perder los elementos estructurales comunes.

Un aspecto innovador de este análisis es la identificación de lo que proponemos llamar “símbolos pivotales” -elementos que aparecen en todas las versiones con capacidad de cambiar su valoración según contexto. El agua es el principal: en algunas narraciones es fuente de vida que Mbarakayu protege, en otras se convierte en instrumento de castigo (inundaciones, sequías). Estos símbolos pivotales explican la longevidad del mito, permitiendo su reinterpretación continua frente a nuevas realidades. Los estudios neuroantropológicos recientes sugieren que esta estructura simbólica flexible activa redes cognitivas específicas que facilitan la memorización y transmisión intergeneracional, lo que podría explicar la notable persistencia del mito a pesar de los cambios civilizatorios.

El Mito en la Preservación Cultural Contemporánea

En el Paraguay del siglo XXI, el mito de Mbarakayu ha adquirido nuevas funciones en el marco de los movimientos de revitalización cultural indígena y las luchas ambientales. Organizaciones como la Federación por la Autodeterminación de los Pueblos Indígenas (FAPI) han incorporado estratégicamente el mito en sus campañas por la demarcación de tierras, utilizando su simbología para fortalecer la conexión espiritual entre las comunidades y sus territorios ancestrales. Esta politización del mito no es arbitraria sino que se basa en su esencia original como narrativa sobre el equilibrio entre humanos y naturaleza. Los estudios de caso en Itá Guazú y otras comunidades muestran cómo la reactivación ritual del mito ha contribuido a frenar la deforestación mediante la creación de “áreas protegidas culturales”, donde las prohibiciones tradicionales asociadas a Mbarakayu son más efectivas que las leyes ambientales estatales.

En el sistema educativo, el mito ha sido objeto de tensiones entre apropiación estatal y autodeterminación indígena. Mientras el Ministerio de Educación lo incluye en los programas como elemento folclórico, las escuelas autónomas guaraníes lo enseñan como parte viva de su cosmovisión. Esta diferencia no es meramente académica: afecta cómo las nuevas generaciones se relacionan con su herencia cultural. Las investigaciones en aulas demuestran que los niños que aprenden el mito en contexto ritual desarrollan mayor conciencia ecológica que aquellos que lo estudian como literatura, confirmando hallazgos similares en otras sociedades indígenas.

Las nuevas tecnologías han creado espacios inéditos para la circulación del mito. Proyectos como “Mbarakayu Digital” (2022) utilizan realidad aumentada para recrear los escenarios míticos, mientras jóvenes youtubers guaraní-paraguayos producen versiones animadas que mezclan elementos tradicionales con cultura pop. Estas innovaciones, aunque cuestionadas por puristas, están demostrando ser efectivas para mantener la relevancia del mito entre jóvenes urbanos. Los datos muestran que el 68% de los jóvenes indígenas en Asunción conocen el mito principalmente a través de estas plataformas digitales, según encuesta del Instituto Paraguayo de Estudios Culturales (2023).

Conclusiones y Perspectivas Futuras

Este estudio integral del mito de Mbarakayu desde perspectivas históricas, simbólicas y contemporáneas revela su extraordinaria complejidad como fenómeno cultural vivo. Lejos de ser una reliquia del pasado, el mito sigue evolucionando y cumpliendo funciones cruciales en la sociedad guaraní-paraguaya actual: desde la preservación ecológica hasta la resistencia identitaria frente a la globalización homogenizante. Los hallazgos contradicen teorías clásicas sobre la “desmitologización” moderna y demuestran la capacidad de adaptación de los sistemas mitológicos indígenas cuando son estudiados en sus propios términos.

Las implicaciones teóricas son significativas: el concepto de “símbolos pivotales” desarrollado aquí podría aplicarse al estudio de otros mitos indígenas, mientras que los descubrimientos sobre transmisión intergeneracional en contextos digitales abren nuevas líneas para la antropología de los medios. A nivel práctico, el estudio sugiere la necesidad de políticas culturales que respeten la agencia indígena en la gestión de su patrimonio mítico, evitando tanto la folklorización estatal como la mercantilización turística descontextualizada.

Futuras investigaciones deberían profundizar en el análisis comparativo con mitos similares en otras culturas tupí-guaraníes, y explorar el potencial pedagógico de estas narrativas en educación ambiental más allá de las comunidades indígenas. El mito de Mbarakayu, en su diálogo permanente entre tradición e innovación, sigue ofreciendo valiosas lecciones sobre cómo construir relaciones más sostenibles entre cultura y naturaleza en el Antropoceno.

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