¿La Ultraderecha está Vinculada a Movimientos Religiosos Conservadores?

Publicado el 26 mayo, 2025 por Rodrigo Ricardo

La relación entre la ultraderecha y los movimientos religiosos conservadores es un tema de creciente relevancia en el análisis político y social contemporáneo. En las últimas décadas, se ha observado una convergencia entre grupos políticos de extrema derecha y organizaciones religiosas tradicionalistas, particularmente en Europa y América. Este fenómeno no es nuevo, pero ha adquirido mayor visibilidad debido al ascenso de partidos y líderes que combinan un discurso nacionalista con valores morales basados en dogmas religiosos. La religión, en este contexto, funciona como un elemento cohesionador que justifica posturas antiinmigración, anti-LGBTQ+, antifeministas y contrarias a la secularización del Estado.

Sin embargo, no todos los movimientos religiosos conservadores están explícitamente alineados con la ultraderecha, ni todos los grupos ultraderechistas adoptan un discurso religioso. La intersección entre ambos depende de factores históricos, culturales y políticos específicos de cada región. Por ejemplo, en países como Polonia o Hungría, el catolicismo y el nacionalismo están profundamente entrelazados, lo que ha permitido a partidos como Ley y Justicia (PiS) o Fidesz instrumentalizar la religión para ganar apoyo electoral. En contraste, en otras naciones donde la secularización es más avanzada, como Francia, la ultraderecha puede adoptar un enfoque más laico, aunque aún promueva valores tradicionales.

Este artículo explorará los vínculos entre la ultraderecha y los movimientos religiosos conservadores, analizando casos concretos, las estrategias discursivas empleadas y las implicaciones para las democracias modernas. Se abordarán tanto las alianzas explícitas como las influencias indirectas, así como las tensiones que surgen cuando los intereses políticos y religiosos entran en conflicto.


El papel de la religión en la construcción ideológica de la ultraderecha

La religión ha sido históricamente un pilar en la formación de identidades nacionales y culturales, y la ultraderecha ha sabido aprovechar este vínculo para fortalecer su base ideológica. En muchos casos, los movimientos ultraderechistas presentan una narrativa de “defensa de la civilización cristiana” frente a amenazas externas, como el islam, el liberalismo secular o la globalización. Este discurso resuena en sectores de la población que perciben un declive en los valores tradicionales y buscan un retorno a un orden social más jerárquico y moralmente rígido.

En Europa, partidos como la Agrupación Nacional en Francia (antiguo Frente Nacional) o Alternativa para Alemania (AfD) han incorporado retórica religiosa para atraer a votantes conservadores, aunque sus líderes no siempre sean practicantes devotos. Marine Le Pen, por ejemplo, ha utilizado símbolos cristianos en su campaña, presentándose como protectora de la herencia judeocristiana frente a la “islamización” de Europa. Esta estrategia busca capitalizar el miedo al cambio demográfico y cultural, asociando la religión con la identidad nacional.

En América Latina, el panorama es diferente pero igualmente significativo. Grupos evangélicos y católicos ultraconservadores han apoyado a figuras políticas como Jair Bolsonaro en Brasil o Javier Milei en Argentina, fusionando el conservadurismo religioso con agendas económicas neoliberales y autoritarias. Estos líderes han promovido políticas antiaborto, anti-derechos LGBTQ+ y en contra de la educación sexual en las escuelas, alineándose con las demandas de grupos religiosos influyentes.


Casos emblemáticos de alianza entre ultraderecha y religión

1. Polonia: El catolicismo como instrumento político

Polonia es uno de los ejemplos más claros de cómo la religión puede ser instrumentalizada por la ultraderecha. El partido Ley y Justicia (PiS) ha mantenido una estrecha relación con la Iglesia católica, promoviendo leyes que reflejan dogmas religiosos, como la prohibición casi total del aborto y la oposición al matrimonio igualitario. La jerarquía eclesiástica ha respaldado activamente al PiS, presentando a sus oponentes políticos como enemigos de los valores cristianos.

Esta alianza ha permitido al gobierno polaco justificar medidas autoritarias, como el control de los medios de comunicación y el sistema judicial, bajo el argumento de proteger la soberanía nacional y la moral católica. Sin embargo, también ha generado divisiones, especialmente entre los jóvenes urbanos, que rechazan la injerencia de la Iglesia en el Estado.

2. Estados Unidos: Los evangélicos y el trumpismo

En Estados Unidos, el apoyo de los evangélicos blancos a Donald Trump demostró cómo la ultraderecha puede movilizar a grupos religiosos en torno a una agenda política. A pesar de su historial personal poco acorde con la moral cristiana, Trump logró consolidar una base electoral ferviente al prometer nombrar jueces antiaborto, defender la “libertad religiosa” y oponerse a los derechos trans.

Organizaciones como la Convención Bautista del Sur y televangelistas influyentes han sido clave en la difusión de teorías conspirativas y en la polarización del electorado. Su discurso combina el apocalipticismo religioso con el miedo al “marxismo cultural” y la “agenda globalista”, creando un marco ideológico que justifica el autoritarismo.


Conclusión: ¿Una alianza estratégica o una fusión ideológica?

La relación entre la ultraderecha y los movimientos religiosos conservadores es compleja y multifacética. En algunos casos, se trata de una alianza pragmática, donde los políticos usan la religión para ganar legitimidad y los grupos religiosos obtienen influencia política. En otros, hay una fusión más profunda, donde el nacionalismo y el fundamentalismo religioso se refuerzan mutuamente.

Este fenómeno plantea desafíos para las democracias, ya que puede erosionar la separación entre Iglesia y Estado y legitimar discursos de exclusión. Sin embargo, también genera resistencias, especialmente en sociedades cada vez más secularizadas. El futuro de esta relación dependerá de cómo evolucionen las dinámicas políticas y religiosas en un mundo en constante cambio.

Articulos relacionados