Teoría del decrecimiento (Serge Latouche)

Publicado el 4 junio, 2025 por Rodrigo Ricardo

Introducción a la Teoría del Decrecimiento

La Teoría del Decrecimiento, propuesta principalmente por el economista y filósofo francés Serge Latouche, surge como una crítica radical al modelo económico dominante basado en el crecimiento infinito. En un contexto de crisis ecológica, agotamiento de recursos y desigualdades sociales crecientes, el decrecimiento se presenta como una alternativa que cuestiona la viabilidad del desarrollo sostenible dentro del sistema capitalista. Esta corriente argumenta que el crecimiento económico, medido tradicionalmente a través del Producto Interno Bruto (PIB), no solo es insostenible, sino también perjudicial para el medio ambiente y la equidad social.

Latouche y otros pensadores afines sostienen que el crecimiento económico indefinido es una falacia, dado que los recursos naturales son finitos. La explotación desmedida de estos recursos ha llevado a fenómenos como el cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación masiva. Frente a esto, el decrecimiento propone una reducción controlada y equitativa de la producción y el consumo, priorizando el bienestar humano y la sostenibilidad ecológica. Este enfoque no busca promover una recesión económica, sino una reorganización social que permita vivir mejor con menos, fomentando la autonomía local y la justicia social.

Uno de los aspectos más relevantes de esta teoría es su crítica al consumismo. Latouche argumenta que las sociedades modernas han sido condicionadas para desear bienes materiales de manera constante, generando una espiral de producción y consumo que no necesariamente mejora la calidad de vida. En cambio, el decrecimiento aboga por una sociedad de sobriedad voluntaria, donde el valor de la vida no esté determinado por la acumulación de bienes, sino por relaciones humanas significativas, el tiempo libre y la armonía con la naturaleza.

Orígenes y Fundamentos Filosóficos del Decrecimiento

El decrecimiento no es una idea completamente nueva; sus raíces pueden rastrearse en pensadores como Nicholas Georgescu-Roegen, quien introdujo el concepto de bioeconomía, destacando los límites termodinámicos del crecimiento económico. Sin embargo, fue Serge Latouche quien popularizó el término y lo desarrolló como un proyecto político y social. La teoría se nutre también de corrientes como el ecologismo político, el anarquismo y las críticas posdesarrollistas, que cuestionan la noción de progreso impuesta por Occidente.

Uno de los pilares fundamentales del decrecimiento es el principio de suficiencia, que sostiene que las sociedades deben producir y consumir solo lo necesario para vivir dignamente, evitando el despilfarro. Este principio contrasta con la lógica capitalista, que incentiva el consumo excesivo mediante la publicidad y la obsolescencia programada. Además, el decrecimiento rechaza la globalización neoliberal, proponiendo en su lugar economías locales autosuficientes, donde las comunidades tengan control sobre sus recursos y decisiones económicas.

Otro aspecto clave es la descolonización del imaginario, un concepto central en la obra de Latouche. Según este enfoque, las sociedades modernas han internalizado la idea de que el crecimiento económico es sinónimo de progreso, ignorando sus consecuencias destructivas. El decrecimiento busca deconstruir este imaginario, promoviendo valores como la cooperación, la simplicidad voluntaria y el respeto por los límites ecológicos. En este sentido, no se trata solo de un cambio económico, sino de una transformación cultural profunda.

Principales Críticas al Modelo de Crecimiento Económico

El modelo económico actual se basa en la premisa de que el crecimiento continuo es esencial para el bienestar social. Sin embargo, el decrecimiento demuestra que esta idea es insostenible tanto ecológica como socialmente. Una de las críticas más contundentes es que el PIB no mide el bienestar real, ya que incluye actividades destructivas (como la extracción de combustibles fósiles) mientras ignora aspectos fundamentales como el trabajo doméstico no remunerado o la degradación ambiental.

Además, el crecimiento económico ha exacerbado las desigualdades sociales. Aunque la riqueza global ha aumentado, su distribución es profundamente inequitativa: el 1% más rico de la población posee más del doble de la riqueza que el 90% más pobre. El decrecimiento argumenta que, en lugar de perseguir un crecimiento que beneficia a unos pocos, las sociedades deberían enfocarse en la redistribución de la riqueza y el acceso equitativo a los recursos.

Desde una perspectiva ecológica, el modelo actual es inviable porque depende de la sobreexplotación de los ecosistemas. La huella ecológica de la humanidad supera la capacidad regenerativa del planeta, lo que significa que estamos consumiendo recursos que las futuras generaciones necesitarán. El decrecimiento propone frenar esta dinámica mediante políticas de reducción de la producción industrialpromoción de energías renovables y fomento de la agricultura ecológica.

Propuestas Concretas del Decrecimiento

El decrecimiento no se limita a la crítica; también ofrece alternativas prácticas para transitar hacia una sociedad más justa y sostenible. Una de sus propuestas centrales es la relocalización de la economía, es decir, reducir la dependencia de las cadenas globales de suministro y fortalecer los mercados locales. Esto implica apoyar a pequeños productores, impulsar monedas locales y reducir el transporte innecesario de mercancías.

Otra medida clave es la reducción de la jornada laboral. En lugar de perseguir el pleno empleo en un sistema productivista, el decrecimiento propone trabajar menos para vivir mejor, redistribuyendo el empleo y garantizando un ingreso básico universal. Esto permitiría a las personas dedicar más tiempo al cuidado, la educación y la participación comunitaria.

El decrecimiento también aboga por la eliminación de la obsolescencia programada y la promoción de bienes duraderos y reparables. En lugar de una economía lineal (producir-usar-tirar), se propone un modelo circular basado en la reutilización, el reciclaje y la mínima generación de residuos.

Conclusión: ¿Es el Decrecimiento una Alternativa Viable?

Aunque el decrecimiento enfrenta escepticismo por desafiar el paradigma económico dominante, su relevancia es innegable en un mundo en crisis climática y social. Más que un retroceso, plantea un cambio de paradigma hacia una sociedad que priorice la vida sobre el lucro. Su implementación requeriría transformaciones políticas, económicas y culturales profundas, pero ofrece una hoja de ruta hacia un futuro más equitativo y sostenible.

En última instancia, el decrecimiento invita a repensar qué significa realmente el progreso y si vale la pena sacrificar el planeta en nombre de un crecimiento ilusorio. Como señala Latouche, “vivir mejor con menos” no es una utopía, sino una necesidad urgente.

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