Venezuela en el Siglo XX: Del Caudillismo a la Democracia Petrolera (1899-1958)

Publicado el 6 abril, 2025 por Rodrigo Ricardo

Introducción: La Transición al Siglo XX

El siglo XX venezolano comenzó con la Revolución Liberal Restauradora en 1899, liderada por Cipriano Castro, marcando el inicio de la hegemonía andina en la política nacional. Este período histórico, que abarca hasta el establecimiento de la democracia en 1958, presenció transformaciones radicales en la estructura económica, social y política del país, impulsadas principalmente por el descubrimiento y explotación masiva de petróleo. Venezuela pasó de ser una nación rural, agrícola y caudillista a convertirse en un país urbano, petrolero y con instituciones políticas más modernas, aunque este proceso estuvo lleno de contradicciones, conflictos y desigualdades sociales. La transición no fue lineal: dictaduras como la de Juan Vicente Gómez (1908-1935) coexistieron con breves experimentos democráticos, mientras la riqueza petrolera comenzaba a reconfigurar todas las esferas de la vida nacional, creando nuevas oportunidades pero también profundas dependencias económicas.

El petróleo, descubierto comercialmente en 1914 con el pozo Zumaque I en el estado Zulia, transformó radicalmente la economía venezolana. Para 1928, Venezuela ya era el segundo mayor exportador mundial de crudo, desplazando al café y al cacao como principales productos de exportación. Esta bonanza permitió al gobierno gomecista cancelar la deuda externa y emprender obras de infraestructura, pero también generó una economía rentista que descuidó la agricultura y la industria. Socialmente, el país experimentó un acelerado proceso de urbanización y la aparición de nuevos actores sociales: una clase media profesional, un proletariado urbano y una burguesía comercial vinculada al negocio petrolero. Estos cambios, junto con las ideas políticas que llegaban de Europa (como el socialismo y el fascismo), crearon las condiciones para el surgimiento de movimientos opositores que desafiaron el orden establecido, especialmente tras la muerte de Gómez en 1935.

La Hegemonía Andina: De Cipriano Castro a Juan Vicente Gómez (1899-1935)

El gobierno de Cipriano Castro (1899-1908) inauguró el dominio político de los caudillos andinos, aunque su administración estuvo marcada por crisis económicas y conflictos internacionales como el Bloqueo Naval de 1902, cuando potencias europeas exigieron el pago de deudas. Su estilo de gobierno arbitrario y los excesos personales le granjearon numerosos enemigos, hasta que en 1908 fue derrocado por su vicepresidente y compadre Juan Vicente Gómez, quien gobernaría con mano de hierro durante 27 años. El gomecismo representó la consolidación de un Estado nacional centralizado, que terminó con el poder de los caudillos regionales mediante una combinación de represión y cooptación. Gómez modernizó el ejército, creó la primera aviación militar en América Latina y estableció un eficiente (aunque brutal) sistema de control político basado en una red de espías y cárceles como la temible Rotunda en Caracas.

Económicamente, el período gomecista coincidió con el inicio de la era petrolera. Gómez otorgó generosas concesiones a compañías extranjeras (especialmente estadounidenses e inglesas), lo que generó enormes ingresos para el Estado pero también críticas por la poca regulación de la industria. Las condiciones laborales en los campos petroleros eran precarias, y las protestas obreras como la huelga de 1925 en Maracaibo fueron reprimidas violentamente. Culturalmente, fue una época de contrastes: mientras el régimen promovía un nacionalismo conservador que exaltaba valores rurales, las ciudades comenzaban a adoptar costumbres modernas importadas. La generación del 28, un grupo de estudiantes universitarios que protestó contra la dictadura, marcó el surgimiento de una oposición organizada que tendría gran influencia en décadas posteriores. Cuando Gómez murió en diciembre de 1935, Venezuela era ya un país radicalmente diferente al que él había encontrado en 1908, tanto por la riqueza petrolera como por las nuevas fuerzas sociales que su régimen autoritario había contenido a la fuerza.

Transición hacia la Modernidad: De López Contreras a Medina Angarita (1936-1945)

La muerte de Gómez abrió un período de transición política conocido como el “trienio liberal”, donde sus sucesores Eleazar López Contreras (1936-1941) e Isaías Medina Angarita (1941-1945) intentaron modernizar el sistema político sin abandonar del todo el autoritarismo heredado. López Contreras enfrentó inmediatamente el “febrerismo”, una oleada de protestas populares que exigían mayores libertades y mejoras laborales. Su respuesta fue ambivalente: por un lado promulgó una avanzada Ley del Trabajo (1936) y permitió cierta apertura política; por otro, reprimió manifestaciones y exilió a líderes opositores. Durante su gobierno se crearon instituciones fundamentales como el Banco Central de Venezuela (1940) y se implementaron las primeras políticas de “semillas del welfare state”, incluyendo programas de salud pública y vivienda popular.

Medina Angarita profundizó las reformas con un estilo más conciliador, legalizando partidos políticos como Acción Democrática (AD) y permitiendo mayor libertad de prensa. Su gobierno promulgó una reforma petrolera en 1943 que aumentó los impuestos a las compañías extranjeras y estableció el principio de “no más concesiones”, aunque manteniendo las ya existentes. También impulsó una reforma agraria incipiente y aprobó el sufragio universal masculino (aunque no femenino), medidas que le ganaron apoyo popular pero también la desconfianza de sectores conservadores. Sin embargo, su negativa a establecer elecciones directas para presidente y su alianza con sectores gomecistas generaron malestar entre los jóvenes militares y los dirigentes de AD, que el 18 de octubre de 1945 lo derrocaron en un golpe cívico-militar, iniciando un experimento democrático conocido como el “trienio adeco” (1945-1948).

El Trienio Adeco y la Dictadura de Pérez Jiménez (1945-1958)

El gobierno de Rómulo Betancourt (1945-1948) al frente de la Junta Revolucionaria marcó la primera experiencia democrática moderna de Venezuela, aunque con limitaciones. Se implementaron políticas radicales como una reforma agraria, la sindicalización masiva de trabajadores y una nueva legislación petrolera (1945) que estableció el fifty-fifty (mitad de ganancias para el Estado). La Constitución de 1947, una de las más avanzadas de América Latina, estableció el voto universal directo (incluyendo por primera vez a las mujeres) y derechos sociales amplios. Rómulo Gallegos, el célebre novelista y líder de AD, ganó las elecciones de 1947 con más del 70% de los votos, pero su gobierno duró apenas nueve meses antes de ser derrocado por un golpe militar el 24 de noviembre de 1948.

La dictadura de Marcos Pérez Jiménez (1948-1958) representó un retorno al autoritarismo, aunque con un discurso modernizador diferente al de Gómez. Bajo la fachada de la “Doctrina del Bien Nacional”, el régimen impulsó ambiciosos proyectos de infraestructura como la autopista Caracas-La Guaira, el teleférico de Mérida y el complejo urbanístico del 2 de Diciembre (hoy 23 de Enero). La construcción se convirtió en el símbolo de este período, financiada por los crecientes ingresos petroleros y por endeudamiento externo. Sin embargo, el costo político fue alto: represión a opositores, censura de prensa, torturas en la Seguridad Nacional y elecciones fraudulentas en 1952. Socialmente, el gobierno promovió una inmigración masiva desde Europa (especialmente españoles, italianos y portugueses) para “mejorar la raza” según sus postulados racistas, mientras mantenía a la mayoría de venezolanos en condiciones de pobreza. La caída de Pérez Jiménez el 23 de enero de 1958, tras un movimiento cívico-militar y protestas populares, abrió las puertas al establecimiento de un sistema democrático estable que duraría cuatro décadas.

Conclusión: Legados del Siglo XX Venezolano

El período 1899-1958 dejó profundas huellas en la Venezuela contemporánea. Por un lado, sentó las bases materiales de un país moderno, con infraestructura, instituciones públicas y una economía conectada al mercado mundial a través del petróleo. Por otro, creó contradicciones estructurales como una economía rentista dependiente de un solo producto, una sociedad desigual donde la riqueza no se distribuía equitativamente, y una cultura política que alternaba entre el autoritarismo y el populismo. La democracia que surgió en 1958 heredó estos desafíos, junto con la tarea de consolidar un sistema político estable después de décadas de caudillismo y dictaduras. El petróleo, que había transformado al país desde 1914, seguiría siendo tanto una bendición como una maldición, financiando el desarrollo pero también distorsionando la economía y la política. El siglo XX venezolano demostró la capacidad de transformación de una sociedad, pero también los riesgos de depender demasiado de un recurso no renovable y de no construir instituciones sólidas capaces de sobrevivir a los cambios políticos. Estas lecciones seguirían siendo relevantes en las décadas siguientes, cuando Venezuela experimentaría tanto la estabilidad democrática como nuevas crisis que pondrían a prueba su capacidad de reinventarse.

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