El Ejército Constitucionalista: Defensor de la Legalidad en la Revolución Mexicana

Publicado el 10 abril, 2025 por Rodrigo Ricardo

Introducción: El Contexto Histórico del Ejército Constitucionalista

La Revolución Mexicana, que estalló en 1910, fue un conflicto armado que buscaba derrocar la dictadura de Porfirio Díaz y establecer un gobierno más justo y democrático. Sin embargo, tras la caída de Díaz, las diferencias entre los líderes revolucionarios llevaron a nuevas luchas internas. Una de las facciones más importantes que surgió en este periodo fue el Ejército Constitucionalista, liderado por Venustiano Carranza. Este ejército no solo luchó militarmente, sino que también defendió los principios de la Constitución de 1917, convirtiéndose en un pilar fundamental para la reconstrucción del país.

El Ejército Constitucionalista se formó en respuesta al golpe de Estado de Victoriano Huerta, quien traicionó y asesinó al presidente Francisco I. Madero en 1913. Carranza, entonces gobernador de Coahuila, proclamó el Plan de Guadalupe, un documento que desconocía a Huerta como presidente y llamaba a las armas para restaurar el orden constitucional. Este plan fue el punto de partida para la formación de un ejército que agrupó a diversas fuerzas revolucionarias bajo un mismo ideal: la defensa de la legalidad y la soberanía nacional.

A diferencia de otras facciones revolucionarias, como los zapatistas o villistas, que tenían demandas más locales o agrarias, el constitucionalismo buscaba establecer un gobierno central fuerte y un marco jurídico que garantizara los derechos sociales. Este enfoque le permitió ganar el apoyo de sectores medios y elites regionales, consolidándose como una fuerza política y militar clave durante la Revolución.

La Organización y Liderazgo del Ejército Constitucionalista

El éxito del Ejército Constitucionalista no solo radicó en su capacidad militar, sino también en su estructura organizativa y liderazgo cohesionado. Venustiano Carranza, conocido como el “Primer Jefe”, fue la figura central, pero bajo su mando destacaron generales como Álvaro Obregón, Pablo González y Francisco Murguía, quienes desempeñaron roles cruciales en las campañas militares.

Álvaro Obregón, en particular, demostró ser un estratega excepcional. Sus victorias en batallas clave, como la de Celaya contra Pancho Villa en 1915, marcaron el declive de la División del Norte y consolidaron el dominio constitucionalista. Por su parte, Pablo González fue fundamental en la lucha contra el zapatismo en el sur, mientras que Francisco Murguía contribuyó en la pacificación de regiones rebeldes.

Además de los líderes militares, el Ejército Constitucionalista contó con un cuerpo de intelectuales y juristas que trabajaron en la redacción de leyes y reformas. Entre ellos destacaron Félix F. Palavicini y Luis Cabrera, quienes influyeron en la creación de la Constitución de 1917. Esta combinación de fuerza militar y visión política permitió que el constitucionalismo no solo ganara la guerra, sino que también sentara las bases del México posrevolucionario.

El Legado del Ejército Constitucionalista y la Constitución de 1917

El triunfo del Ejército Constitucionalista no solo significó la derrota de sus enemigos, sino también el establecimiento de un nuevo orden legal. En 1917, se promulgó la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, un documento que incorporó demandas sociales como la reforma agraria, los derechos laborales y la educación pública.

Este texto constitucional fue pionero a nivel mundial al incluir derechos sociales antes que muchas otras naciones. Artículos como el 27 (sobre propiedad de la tierra) y el 123 (sobre derechos de los trabajadores) reflejaron las aspiraciones de los grupos que participaron en la Revolución. Aunque el Ejército Constitucionalista tuvo que enfrentar rebeliones posteriores, como la de Adolfo de la Huerta en 1920, su legado perduró en las instituciones mexicanas del siglo XX.

En conclusión, el Ejército Constitucionalista fue más que una fuerza bélica; fue un movimiento que combinó la lucha armada con la construcción de un proyecto nacional. Su defensa de la legalidad y su contribución a la Constitución de 1917 lo convierten en uno de los pilares fundamentales del México moderno.

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Rodrigo Ricardo

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