Industrialización en Japón: orígenes, características e impacto
Industrialización de Japón
Se invierte mucho en la industrialización o en el proceso de desarrollo de una economía industrial. Una nación industrializada tiene que construir la infraestructura para las fábricas y el transporte marítimo, encontrar un lugar en las redes económicas globales, hacer la transición de las economías locales hacia nuevos métodos de producción y hacer frente a los cambios sociales y culturales que acompañan a estas transiciones. Es un gran problema y cada nación maneja este proceso de manera un poco diferente. En Japón, la industrialización fue algo que el gobierno emprendió conscientemente pero que sucedió en dos épocas distintas y de dos formas distintas.
La Restauración Meiji
A mediados del siglo XIX, Japón todavía era una nación feudal bajo la autoridad de un señor de la guerra (conocido como el shogun) que controlaba al emperador como una marioneta. Sin embargo, la intrusión de las potencias occidentales en el este de Asia puso nerviosa a mucha gente en Japón. ¿Podrían luchar contra estos poderes y su tecnología moderna? Un grupo de samuráis derrocó al gobierno y restauró al emperador a pleno poder, comenzando un período llamado Restauración Meiji.
La Restauración Meiji (1868-1890) recibió su nombre del emperador, que adoptó el nombre de Meiji, que significa “gobierno iluminado”. El emperador y una nueva clase dominante decidieron que era hora de remodelar Japón con un modelo occidental. El objetivo era hacer de Japón un imperio al estilo europeo que pudiera competir en un mundo cada vez más globalizado. Fue una era de conquistadores y colonias y cuando Hong Kong fue absorbido por el Imperio Británico, los japoneses juraron que Tokio y Kioto nunca compartirían el mismo destino.
Con esta transición se produjeron muchos cambios. El emperador japonés era tradicionalmente más un líder religioso y cultural que político, pero Meiji reformó su poder para parecerse más a un emperador europeo. Japón redactó su primera constitución en 1889, estableciendo una monarquía constitucional con el poder del emperador controlado por un parlamento llamado Dieta. El sistema de clases feudal fue abolido, la educación pública se hizo obligatoria y las tecnologías occidentales se importaron con entusiasmo.
Revolución industrial
El resultado fue una revolución industrial que duró aproximadamente desde 1890 hasta 1930. Se construyeron fábricas, se desarrolló la infraestructura y la economía japonesa hizo una rápida transición. Si bien Japón construyó una amplia gama de industrias, desde textiles hasta acero, uno de sus enfoques más destacados fue la construcción de un ejército industrial. Después de todo, el objetivo era ser una nación moderna al estilo europeo y demostrarle al mundo que Japón era un conquistador, no una colonia potencial para otra persona. Japón entró en guerra con China en 1894 y ganó su primera colonia en Taiwán. En 1902 firmó una alianza con Gran Bretaña, señalando la llegada de Japón como potencia mundial. En 1904, Japón entró en guerra con Rusia y aprovechó la oportunidad para mostrar su flota totalmente industrializada. Japón aplastó a la armada rusa y conmocionó al mundo. En solo unas pocas décadas,
Sin embargo, ese crecimiento pronto revelaría un lado más oscuro. La Gran Depresión de 1929 golpeó duramente a Japón y la economía industrial recién desarrollada comenzó a sufrir. Para hacer frente a esta crisis, el joven emperador Hirohito se basó en una estrategia que se estaba empleando en Alemania e Italia: el fascismo. Hirohito alentó un profundo orgullo nacionalista en el pueblo japonés, promovió su propio estatus de dios sobre ellos y reconstruyó la economía japonesa centrándose casi exclusivamente en la producción militar. Durante la mayor parte de la Gran Depresión, Japón no construyó casi nada más que tecnologías militares. Cuando comenzó la Segunda Guerra Mundial, Japón estaba listo para luchar.
El milagro económico japonés
Por supuesto, la tecnología de Japón no fue suficiente para ganar la guerra. En 1945, Japón se rindió después de que Estados Unidos lanzara bombas atómicas en Hiroshima y Nagasaki. En las negociaciones subsiguientes, Estados Unidos ocupó formalmente Japón y asumió su gobierno. En 1947 se redactó una nueva constitución que dio más poder a la Dieta y dejó al emperador como figura ceremonial. De manera igualmente significativa, Japón perdió su derecho a tener un ejército permanente y declarar guerras. Estados Unidos y las Naciones Unidas recientemente fundadas harían cumplir esto y actuarían como protectores de Japón en caso de que la nación fuera atacada.
Esta ocupación fue agridulce para los japoneses. Por un lado, su propia soberanía estaba severamente limitada. Por otro lado, la economía de Japón se había estancado básicamente desde la Gran Depresión. No habían producido nada más que suministros militares para ellos. Sin la capacidad de tener un ejército, Japón se vio obligado a construir rápidamente nuevas industrias no militares. Con Estados Unidos como protector, Japón no tuvo que preocuparse por ahorrar parte de su presupuesto nacional para defensa. Cada centavo podría destinarse al desarrollo industrial.
El resultado fue una de las transiciones económicas más dramáticas de la historia moderna. Los estadounidenses y los europeos invirtieron su dinero en el desarrollo japonés, y Japón usó cuidadosa y conscientemente esa inversión para construir una economía industrial bien estructurada y no militar. En la década de 1960, Japón tenía la segunda economía más grande del mundo entero, ubicándose solo detrás de Estados Unidos. El ritmo y el éxito de este crecimiento fue tan espectacular que los historiadores lo denominan el milagro económico japonés . Una vez más, Japón se había establecido como una gran potencia mundial y, una vez más, un rápido período de industrialización lo llevó allí.
Resumen de la lección
Dediquemos un par de minutos a revisar el proceso de industrialización japonés. Japón ha tenido algunas experiencias únicas con la industrialización , que es el proceso de desarrollo de una economía industrial. El proceso comenzó durante la Restauración Meiji (1868-1890), cuando Japón trató de reconfigurarse como un imperio de estilo europeo, y duró hasta principios del siglo XX. Durante la Gran Depresión, el emperador Hirohito intentó salvar la economía industrial centrándose completamente en la producción militar, lo que llevó a Japón a la Segunda Guerra Mundial. Después de la guerra, Japón fue ocupado por Estados Unidos y se le prohibió tener un ejército.
Sin tener que preocuparse por la defensa nacional, Japón invirtió sus recursos en un segundo período de desarrollo industrial y entró en el mercado global tan rápidamente que lo llamamos el milagro económico japonés . Cada nación maneja la industrialización de manera diferente, y para Japón requirió dos períodos separados de rápido crecimiento. Al final, sin embargo, Japón se aseguró su lugar como potencia mundial líder. Es una posición que la nación nunca ha renunciado.
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