Mónada en Filosofía: Historia, características y hechos
¿Qué es una mónada?
El término mónada se refiere a una sustancia simple y elemental y tiene un significado cercano al término “unidad”. En términos generales, una mónada no está extendida espacialmente pero, no obstante, puede estar en el espacio. Parte de lo que hace que una mónada sea una “unidad” es que es simple y, por tanto, indivisible. La noción de “mónada” ha aparecido en varias teorías filosóficas, más notablemente en la metafísica de Gottfried Wilhelm Leibniz, a partir de finales del siglo XVII. Sin embargo, se originó mucho antes en el pensamiento de los pitagóricos de la antigua Grecia. En consecuencia, el significado exacto del término y su significado filosófico ha cambiado en todos los contextos. Sin embargo, la simplicidad y la indivisibilidad de la mónada permanecen constantes.
Historia de la mónada
El primer uso de “mónada” fue por los pitagóricos en la antigua Grecia. En ese contexto, “mónada” se refería al número inicial de una serie de números que se derivan de él. Para los pitagóricos, la mónada era literalmente una “unidad” en el sentido de un elemento matemático básico. Cabe destacar que la idea de “mónada” adquirió un gran significado religioso y metafísico en la obra de los platónicos. A partir de los diálogos de Platón, los platónicos identificaron un dios supremo, puramente inteligible, con “la mónada”. En resumen, toda existencia surge de la mónada o “el uno”. Los cambios y divisiones del mundo empírico son, si no completamente ilusorios, al menos producto de una única esencia divina.
El concepto de mónada encontró su expresión más famosa en la obra de Gottfried Wilhelm Leibniz, quien pensaba que no había una mónada sino un número infinito de ellas. Las mónadas de Leibniz abarcaban toda la existencia. Sin embargo, cabe destacar que las mónadas no estaban espacialmente extendidas. Leibniz los consideró constituyentes simples, casi atomísticos, del universo. Todos los cuerpos físicos aparentes son en realidad productos de mónadas, como un espectáculo de luces que emana de proyectores infinitos e invisibles.
Leibniz sostuvo que cada mónada era dinámica pero esencialmente completa. Cada mónada tenía todas las propiedades que alguna vez tendría a la vez, aunque diferentes propiedades podían llegar a ser predominantes en diferentes momentos. Además, las mónadas no podrían verse afectadas por causas externas. Esencialmente, todos los cambios que ocurren dentro de una mónada ocurren independientemente de todos los eventos o cambios fuera de la mónada. Las sustancias sólo parecen efectuar cambios en otras sustancias porque Dios ha creado el mundo para que exista en un estado de armonía predeterminado.
¿Qué son las funciones de Monad?
Especialmente en la sólida teoría filosófica de Leibniz, las mónadas tienen varias características distintivas. Las “mónadas” fueron la base para comprender a los humanos, los animales, las plantas y la materia en general. Éstas incluyen:
- Única: cada mónada es única y autosuficiente, lo que significa que ninguna mónada es una repetición de otra o un ejemplo de algún concepto universal. Puede resultar útil pensar, al menos provisionalmente, en las mónadas humanas, animales e incluso vegetales como mentes con su propia conciencia y apetito únicos. Su cuerpo aparente es un proyecto de todas las mónadas armonizadas por Dios.
- Indestructibles: las mónadas son simples, lo que significa que no están compuestas de partes que puedan separarse. Por tanto, no están sujetos a descomposición. Aún más claramente, son inmortales en un sentido similar a aquel en el que la física moderna afirma que la materia no puede crearse ni destruirse (simplemente cambia de estado).
- Dinámicas: a pesar de su simplicidad, las mónadas son dinámicas. Contienen todos los predicados o descripciones posibles que alguna vez puedan tener, pero en diferentes momentos algunos de esos predicados se manifiestan mientras que otros no.
¿Por qué es importante la mónada en filosofía?
La noción de mónada ha asumido diversas funciones importantes en la historia de la filosofía. Por ejemplo, los platónicos utilizaron la noción de mónada para teorizar sobre un dios que creó todo el cosmos. Esto permite a los platónicos afirmar que la figura del Demiurgo presente en los diálogos de Platón podría modelar el universo a partir de Formas eternas sin crear las Formas. En lugar de pensar que el Demiurgo es un dios creador, se consideraba que simplemente daba forma al mundo empírico. Mientras tanto, el dios mónada creó las partes inteligibles del universo, incluidas las Formas y el Demiurgo. Esto ayudó a preservar el sentido unitario de la teoría como si tuviera un principio básico único, a saber, el principio de la mónada.
Durante los debates filosóficos de la era moderna, varias teorías importantes competían entre sí, por ejemplo, el empirismo, el racionalismo, el idealismo y el materialismo. Para Leibniz, la teoría de las mónadas le ayudó a defender una noción de idealismo, en la que la realidad estaba compuesta principalmente de ideas inteligibles y no de materia extendida. Además, Leibniz creía que las mónadas tenían propiedades e ideas intrínsecas desde su nacimiento, lo que significa que era un racionalista que creía que el conocimiento provenía de ideas innatas y no de la percepción sensorial externa. La teoría de Leibniz, por muy consistente y sofisticada que fuera, ayudó a desarrollar e impulsar los debates de la época.
Datos de la mónada
Incluso entre teorías filosóficas, varios hechos ayudan a distinguir las mónadas. Éstas incluyen:
- Si bien las mónadas no son átomos, dado que los átomos se refieren específicamente sólo a la materia, realizan una función similar. Es decir, las mónadas forman los bloques de construcción invisibles que dan origen al universo visible.
- Si bien las mónadas no son necesariamente mentes, comparten algunas características importantes. Más específicamente, las mónadas pueden estar ubicadas en el espacio pero no son espaciales en sí mismas, de la misma manera que la mente no está extendida en el espacio, incluso si el cerebro lo está.
- Las mónadas son similares a la noción de alma inmortal en el cristianismo en la medida en que son indestructibles. Sin embargo, las mónadas no son simplemente almas humanas. Por ejemplo, por un lado, algunos platónicos asociaron la mónada con Dios y no con almas humanas individuales. Por otro lado, Leibniz pensaba que todo provenía de las mónadas, incluidas las plantas, los animales e incluso la materia.
Resumen de la lección
El concepto de mónada se originó con los pitagóricos y proviene de la palabra griega que significa “unidad”. Para los pitagóricos, la mónada se refería al primer número o unidad que era la base del resto de los números de una secuencia. El término adquirió un significado religioso en la obra de algunos platónicos. Los platónicos afirmaban que el Dios creador supremo era la Mónada, que creaba las Formas, mientras que una entidad divina subordinada, el Demiurgo, daba forma al mundo material. El concepto más famoso de mónadas surgió en la filosofía moderna de Gottfried Wilhelm Leibniz. Leibniz afirmó que el universo estaba formado por un número infinito de mónadas indestructibles y no extendidas. Estas mónadas fueron la base de los humanos, los animales, las plantas e incluso la materia misma. Para Leibniz, cada mónada era completa e independiente, lo que significaba que no podía afectar ni ser afectada por otras mónadas. En cambio, los cambios en cada mónada se sincronizaron con los cambios en otras mónadas en virtud de una armonía preordenada por Dios.
Las características importantes de las mónadas incluyen el hecho de que son únicas, indestructibles y dinámicas. Son únicos en la medida en que cada mónada es una unidad absoluta y autónoma y no una manifestación de algún otro concepto universal. Son indestructibles porque son simples y no pueden descomponerse en sus partes constituyentes. Y finalmente, son dinámicos en la medida en que contienen todas las propiedades en sí mismos, pero en diferentes momentos predominarán diferentes propiedades.
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