Inoculación de actitud: definición, explicación y ejemplos
Resistencia a la persuasión
Hemos hablado de varias formas en las que otros pueden cambiar nuestras actitudes e incluso nuestro comportamiento. Como ocurre con frecuencia sin nuestro conocimiento, puede dar miedo pensar en lo fácil que puede ser manipularnos. La buena noticia es que hay formas de resistir la persuasión. Varios estudios han encontrado que el simple hecho de ser conscientes de la posibilidad de un próximo intento de persuasión nos hace menos susceptibles a ese intento.
Por ejemplo, una de las razones por las que la colocación de productos en un programa de televisión o una película funciona es porque las personas no se dan cuenta de que alguien está tratando de influir en ellas. Si somos conscientes del uso de la colocación de productos como publicidad, es probable que evitemos un cambio de actitud como resultado de esta conciencia. Un método aún más eficaz para resistir la persuasión que se expande sobre la simple conciencia de las técnicas de persuasión es la inoculación de actitudes, el tema de esta lección.
¿Qué es la inoculación de actitud?
La inoculación de actitudes es una técnica que se utiliza para hacer que las personas sean inmunes a los intentos de cambiar su actitud exponiéndolas primero a pequeños argumentos en contra de su posición. Se llama así porque funciona como la inoculación médica, que expone el cuerpo de una persona a una versión débil de un virus. El virus debilitado desencadena la producción de anticuerpos en respuesta, pero no es lo suficientemente fuerte como para vencer la resistencia del cuerpo. Más tarde, cuando se expone al virus completo, el cuerpo sabe qué esperar y puede resistir mejor que antes de la inoculación.
La inoculación de la actitud, entonces, expone a una persona a un argumento lógico débil que es contrario a su actitud preexistente. Esto desencadena la creación de contraargumentos en respuesta. Más tarde, cuando se expone a una fuerte técnica de persuasión que intenta cambiar su actitud preexistente a través de la lógica, el individuo ya tiene argumentos para usar en defensa.
Experimento de William McGuire
Por ejemplo, imagina que eres el padre de un niño y quieres hacer todo lo posible para ayudarlo a resistir la presión de los compañeros para fumar que puede encontrar algún día. Una cosa que podría hacer para ayudar es facilitar la inoculación de actitudes. Al representar algunos escenarios reales que su hijo puede enfrentar, podría ayudarlo a diseñar estrategias para resistir la presión de fumar. De hecho, investigaciones reales realizadas en escuelas secundarias y preparatorias han demostrado que el uso de la inoculación de actitudes reduce drásticamente las tasas de tabaquismo en los adolescentes.
Otro ejemplo de inoculación de actitudes proviene de un experimento realizado a principios de la década de 1960. William McGuire fue el psicólogo social que desarrolló la teoría de la inoculación de actitudes. En su estudio clásico, separó a los participantes en dos grupos. Un grupo recibió información que argumentó que cepillarse los dientes puede hacer más daño que bien. Esto fue seguido por una discusión grupal y una presentación de información que refutó la evidencia a favor de la creencia original de que cepillarse los dientes es muy beneficioso. El segundo grupo no recibió ninguna información, ni tuvo una discusión sobre el tema.
Una semana después, a ambos grupos se les presentó un fuerte argumento en contra del cepillado frecuente. Como probablemente sospeche, los miembros del primer grupo, el que fue inoculado, tenían una serie de contraargumentos preparados y eran más capaces de resistir la persuasión. Los miembros del segundo grupo, que nunca tuvieron la oportunidad de pensar en el tema de antemano, fueron mucho más susceptibles al argumento persuasivo.
Aunque puede parecer extraño que la gente se convenza tan fácilmente de que un hecho ampliamente aceptado no es cierto, McGuire explicó que es fácil cambiar la opinión de la gente sobre cosas que siempre han dado por sentado. Esto se debe a que la mayoría de las personas tienen muy poca, si es que tienen alguna, práctica para defender un ataque contra una actitud que nadie cuestiona.
Resumen de la lección
En resumen, existen formas en las que podemos resistir los intentos de otros de persuadir un cambio en nuestras actitudes y comportamientos. En esta lección, mencionamos que el simple hecho de ser conscientes de la posibilidad de un próximo intento de persuasión nos hace menos susceptibles a ese intento.
También discutimos la inoculación de actitudes con más profundidad, que es una técnica utilizada para hacer que las personas sean inmunes a los intentos de cambiar su actitud exponiéndolas primero a pequeños argumentos en contra de su posición. Las investigaciones han demostrado que la inoculación de actitudes puede ayudar a reducir los efectos de la presión de grupo. También ha demostrado que las personas son sorprendentemente susceptibles a argumentos persuasivos contra cosas que siempre han dado por sentado. Esto se debe a que la mayoría de las personas tienen muy poca, si es que tienen alguna, práctica para defender un ataque contra una actitud que nadie cuestiona.
Los resultados del aprendizaje
Podrá hacer lo siguiente después de esta lección:
- Comprender cómo el ser consciente de los intentos de persuasión puede facilitarnos la resistencia.
- Definir la inoculación de actitud y explicar cómo funciona.
- Resumir la investigación realizada sobre la inoculación de actitudes
- Explicar por qué las personas son susceptibles a argumentos persuasivos sobre cosas que dan por sentado.